Me acerqué lentamente a la casa mientras decidía si entrar o seguir con mi camino, fue entonces cuando vi a un lacayo trajeado como si perteneciera a la sociedad de la Inglaterra victoriana. Al fijarme bien, éste poseía orejas y cola de perro, tenía el pelaje negro carbónico y era de una considerable estatura. Llamó a la puerta enérgicamente hasta que le abrió otro lacayo más joven. Éste también tenía rasgos cánidos pero, al contrario que el visitante, su pelaje era de un blanco puro y brillante mientras que su estatura apenas sobrepasaba el metro y medio.
Entonces me fijé en que el lacayo negro sacó de su chaqueta una carta, la cual entregó al pequeño lacayo blanco, así que con sumo cuidado me acerqué hasta poder ser capaz de escuchar lo que decían.
-El rey solicita la presencia del Duque en palacio.-comenzó a decir el azabache.-Se trata de una invitación nada menos que para jugar al croquet.
El lacayo blanco hizo una elegante reverencia y entró en la casa tras despedirse del lacayo negro. Fui hasta la puerta y llamé tímidamente, tras unos segundos, el lacayo blanco me abrió con una expresión de confusión en su rostro.
-¿Qué se le ofrece, muchacho?
-¿Podría pasar aquí la noche? Es que me he perdido en el bosque y ya está oscureciendo.
-Discúlpeme, pero con el ruido que hay dentro no creo que éste sea el mejor lugar para que un viajero descanse.
En ese momento algunos objetos como platos y cojines salieron volando por la puerta, golpeándonos al lacayo y a mí, acompañado de algunos gritos.
-Intente entrar, aunque no creo que vaya a conseguir gran cosa.
Me adentré en el interior de aquella casa, tenía un salón-comedor de regia apariencia en el cual dos personas discutían acaloradamente y una de ellas lanzaba cosas al aire sin parar.
-¿Cómo pudiste asistir a una de las fiestas del rey sin decírmelo si quiera?-gritó dramático el hombre de atuendos elegantes.
-No es mi culpa que el rey no quiera ver al que le robó a su amante para después abandonarlo sin compasión, Duque.
El Duque era un hombre joven, alto y apuesto. Sus cabellos dorados como el sol resplandecían y sus ojos azules como el cielo te hipnotizaban. Vestía ropa muy elegante acorde a su estatus de duque y no parecía haberse percatado de mi presencia.
A su lado, un cocinero se esmeraba en hacer una sopa en medio de la pelea en la cual solo se veían volar cosas de un lado a otro con la mala suerte de que alguna caía dentro de la sopa, derramándola y manchando al pobre cocinero.
El Cocinero era un joven alto y delgado, de cabellos castaños y ojos miel, vestido con un traje típico de chef blanco, el cual ya lucía varias manchas de la sopa. Delante de la chimenea, estaba tranquilamente acurrucado un joven de aspecto felino y una sonrisa de oreja a oreja que era la otra voz de la discusión. El joven felino era alto y tan delgado que se marcaban sus caderas, sus cabellos violetas entre los que aparecían sus orejas de gato y sus grandes ojos turquesa que me observaban atentos, vestido con una camiseta de tirantes rota por los costados de color malva y unos pantalones ajustados de color morado.
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País de las Maravillas (yaoi hard)
Fanfiction¿Alguna vez has oído hablar de Alicia en el país de las maravillas? Seguramente, sin embargo, no todos los que han llegado a dicho lugar lo han vivido de la misma manera... Allen es el protagonista de esta historia tan enrevesada que desconoces.