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El día que partiría desperté en casa de Seth. Él ya se había levantado. Rato después tomamos un último café juntos.
Me llevo a casa por mis cosas y después a la estación del tren. Ahí nos abrazamos segundos antes de que yo subiera al tren. Ocupe mi asiento y lo mire desde la ventanilla ahí parado sin hacer nada. Y observé como poco a poco nos alejamos》- Y así volví a casa- concluyó Jennifer.
La joven de cabello claro espero a que la anciana siguiera con su relato.
-Incluso tengo más de un álbum de fotos de aquel año-.
La señora Brown se levantó y busco los albums en los cajones de un buró. Lo encontró y comenzó a mostrarle las fotos a la joven.
-Tal vez no encuentres mucho sentido en algunas fotos pero para mí tienen un significado enorme, cada una me recuerda algo de aquel año. Estas fotos son momentos que se hicieron eternos en papel y tinta- Asegura la señora Brown pasando las hojas del álbum.
-Son maravillosas deberian exponerlas en un Museo - dijo la joven viendo las hermosas fotos de su vecina- ¿Ésta es usted? -pregunta asombrada la joven al ver a una chica de cabello obscuro, piel blanca y ojos negros en las fotos.
-Sí ésa era yo- repuso la autora de las fotos.
-Era muy bonita señora Brown- Dijo con certeza la vecina de Jennifer.
-Gracias querida realmente lo era. Lamentablemente en ese momento no me valoraba como debía. Es decir, nunca renegue de mi cuerpo pero como todas a veces me quejaba por algo y ahora créeme que daría lo que fuera por volver el tiempo a cuando era así.
-Y que paso después de que volviera a su país señora Brown?
-Bueno después de volver a casa de mis padres todo había cambiado mucho.
《Mis papás estaban mucho mejor económicamente hablando y para mi gran sorpresa, mi hermana por fin había conseguido novio y al parecer ya había fecha para la boda. Debo confesar que siempre creí que se quedaría soltera.
También me sorprendí cuando me dijeron que Andrés ya me había reemplazado.
Y con repecto a mi país, seguía igual, con pobres predominando en la población. Pero así era siempre y aún así el poder del país siempre lo alcanzaba el candidato del mismo partido.
Por otro lado algo curioso es que en la primera semana después de mi regreso mi madre me preguntó cuándo había sido la última vez que me confesé. Le dije que hace unos meses y me dijo que esa semana me llevaría con el sacerdote a confesarme. Le dije que si pero el día que iríamos fingi enfermedad para no ir》.- No le digas a tú mamá que dije esto y tampoco sigas mi ejemplo, por favor-dijo seriamente la anciana.
-Cuente con ello señora Brown-contestó la joven de veinte años que se encontraba escuchando atentamente la historia.
-La verdad es que no quería traicionar más a Dios, no quería ser una hipócrita. Realmente no podía confesar al sacerdote lo que había hecho con Seth y no por vergüenza si no porqué realmente no me arrepentia.
Y así fue como desde aquella última noche que estuve con él, hasta ahora no le he contado a ningún sacerdote mi pecado. No podría suplicar el perdón de Dios sabiendo que no me arrepiento de lo que hice. Y por eso mismo tampoco me casé por la Iglesia.
Después de mi regreso volví a la Universidad me gradué casi a los 26.
Después de graduarme me reencontre con Andrés en la calle. Al cabo de un año me propuso matrimonio, y acepté. Aunque un mes antes de la ceremonia volví a la ciudad donde un día estuve perdida. Compré el departamento en el que había estado durante un año. Y ahí me quedé durante dos semanas. Salí a caminar por las rutas que él y yo solíamos caminar juntos. Fui al gimnasio al que íbamos juntos y camine de regreso a casa imaginando que él iba al lado mío.
Otra noche salí a caminar y pase frente a su casa con la intención de poder encontrarlo. Eso es lo que siempre pasa en las películas pero en esta historia no ocurrió. Tuve miedo. Lo primero que pensé fue ¿y si ya se casó?
No habría sido raro, él me llevaba ocho años.
Decidí volver al departamento y dejar esa locura de un lado, y en la mañana conseguir boletos para el primer vuelo de vuelta a mi país.
Pero a la mañana siguiente no pude conseguir boletos e vuelta a casa el siguiente vuelo salía en tres días.
Me convencí a mi misma de que no pasaría nada. Y seguí la misma rutina que seguía cuando estuve allí, seis años atrás. Pero sin el trabajo y lo que era más importante sin él.
La última noche que estaría allí salí de casa un poco más tarde de las diez. Cogí mis llaves abrí la puerta y para mi gran sorpresa me lo encontré a él sentado en los escalones de la puerta.
Él me vio y parecía no creerlo. Pero aún así me abrazó y no sé como paso pero esa noche estuvimos juntos, mientras yo recitaba el mismo poema que la primera vez. Hicimos arte, otra vez.
En la mañana cogí mis cosas ya emapacadas desde el día anterior, y salí en busca de una manera de salir de allí. Me fui sin despedirme.
Al regresar a casa me encerre en mi cuarto por una semana. No quería hablar con nadie. Me sentía culpable.
Con la primera persona que hablé fue con Andrés le confesé lo que había pasado las semanas que estuve fuera del país y le confesé que no me arrepentia. El agachó la mirada y no dijo nada.
Yo esperaba que cancelará la boda al instante pero no fue así, si no que siguió conmigo incondicionalmente. Nos casamos. Y después de unos meses supe que tendría un hijo. Y por supuesto no era suyo aunque él nunca lo mencionó. Andrés se hizo creer a sí mismo que era hijo suyo. Sea como sea él lo crió y lo vio crecer así que si era su hijo. Con el tiempo el niño se parecía cada vez más a su padre biológico para mi suerte ni Andrés ni nadie lo conocía. Sólo yo lo sabía.
Nunca pudimos tener otro hijo y realmente no buscamos problema ni solución, nosotros teníamos un hijo al que amabamos y no podíamos pedir más.
La vida de casada fue difícil tuve que ver como poco a poco me distanciaba de mis padres y mi hermana.
Vi morir a mis padres. Y tuve que vivir el doloroso distanciamiento con mi hermana, es horrible ver como poco a poco, una persona con la que antes convivias a diario, se va convirtiendo en casi un desconocido.
Tuve un matrimonio corto pero feliz, mi marido murió exactamente el día de nuestro décimo quinto aniversario. Perdió la dura pelea contra el cáncer. Su muerte fue muy dolorosa para mí. Aunque debo confesar que no tanto como la muerte de mis padres.
Mi hijo vivió conmigo hasta los 25 años y después se fue a vivir con su propia familia. Tuvo un hermoso niño que es tan igual a él, tan igual a Seth. Y una niña hermosa que tiene los ojos de su padre. Los ojos de su abuelo.
Casi no me visitan pero a mi me basta con saber que viven felices.
Después de unos años me vine a vivir aquí, el departamento que me regaló tantos momentos de felicidad.
Te confieso jovencita que todas las noches a las diez abro la puerta esperando encontrarlo sentado en las escaleras, igual que la última vez. También te confieso que lo busque un par de veces en su casa pero ahora la casa esta abandonada.》-.
-¿Se refiere a la que se encuentra frente a casa de mi hermano?-indaga la joven.
-Sí, esa es.
-¿Y luego que paso?- pregunta con curiosidad la joven.
-Nunca más volví a saber nada de Seth. Nunca lo volví a ver o tal vez si. Tal vez un día nos cruzamos por la noche y no nos reconocimos.
Hasta después de 42 años de nuestro último encuentro, justo ayer recibí una llamada de parte de un amigo suyo lo que escuche me desgarro el alma. Él murio hace una semana. No sentí ganas de levantarme esta mañana - los ojos de la anciana comenzaron a cristalizarse y luego las lágrimas brotaron sin parar mientras ella continuaba hablando- Me dijo que nunca se iría tengo un diario donde planeamos un futuro juntos-Jennifer se limpió las lágrimas y acompañó a la puerta a la hija de los vecinos.
Aquella día después de que la joven se fuera Jennifer salió de casa y camino a casa de Seth donde habían dicho la encontrarían para entregarle algunas cosas que Seth dejo para ella. La anciana dejó de llorar y tocó la puerta. Abrió un joven y la dejó pasar. Él parecía muy triste. Ella no pudo evitar fijarse en que todo en la casa estaba exactamente como la última vez que había estado ahí.
El joven se disculpó por no haber avisado del funeral, Jennifer quiso decir que no importaba pero no pudo por qué realmente importaba.
El joven explicó habían tardado en localizarla. Que su padre sólo había dejado unas cosas para ella. Su padre las palabras resonaron en en su mente, es decir era de esperarse que se tenía que casar pero ahora que le quedaba claro no supo como reaccionar. El joven se parecía poco a su padre, a diferencia del hijo de Jennifer, que era el vivo retrato de su padre. El joven le entregó una caja de madera de tamaño mediano.
Y le dijo donde había sido sepultado Seth.
Si siquiera abrir la caja de madera la anciana regresó a casa cogió lápiz y papel dejó una nota para su vecina. Después busco en los cajones del buró el diario que había escrito con Seth,los albums de fotografías y el cuaderno de los poemas que habían escrito juntos. Los metió a la caja que el hijo de Seth le había entregado y regresó al cementerio, se sentó frente al sepulcro de Seth y lloró. Cogió el papel y el lápiz y comenzó a escribir una última carta a su amado. Cuando terminó la doblo en cuatro partes y la metió en la caja. Comenzó a ver todo lo que había dejado él en la caja y entre más encontraba más lloraba y al final su último soplo de vida lo uso para leer la carta que le había dejado su amor.

Jennifer fue sepultada junto a Seth, fue la última voluntad de ambos. Los departamentos de ambos, en esa ciudad, quedaron en manos de su hijo. Y la caja con sus pertenencias en manos de la vecina de Jennifer.
Ahora dicen que en las noches más estrelladas se escuchan sus voces en la azotea de la casa donde años atrás ambos se sentaban a tomar café y ver las estrellas.
Se dice que en el Museo más importante de la ciudad todo el año hay una exposición titulada "Fantasmas". Donde se exponen las fotos que Jennifer tomó, las últimas cartas de ambos y todos los objetos que había en la caja. Su diario, sus poemas, las fotos incluso hay un mechón de cabello que según la carta de Seth le pertenecía a Jennifer. Y lo curioso es que ese cabello nunca envejecio sigue igual que el día que el amado de Jennifer lo corto.

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