Capítulo 1

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16 años despues...

Presente

Hoy le tocó un turno completo en la cafetería a Melissa. Cafetería Lux. Luego de haber terminado la escuela superior, decidió quedarse en su pueblito Nefesh. Un pueblito pequeño y campestre, pero gris, en el cual ha vivido toda su vida. No se imagina una vida fuera de Nefesh. Se siente segura y tranquila en él. Aunque a veces se aburra, la verdad sea dicha. "¿Seré una comformista? ¿Es eso? ¿Por qué rayos no decido irme a una universidad, y desarrollarme? Experimentar. Conocer. Descubrir. Soñar. Viajar. ¿Nada? ¿Qué está mal conmigo?" Suspira amargada. "Lo ùnico bueno que tenía el pueblo se fue. Natanael. Él sí decidio crecer y desarrollarse, no como yo." La joven mira su reloj, y ve que faltan tres minutos para el mediodía. La hora mas ajetreada de la cafetería gracias a los estudiantes. Si no, la cafetería de Nefesh estaría quebrada hace mucho tiempo.

Luego de terminar su turno en el trabajo y llegar a su casa, Melissa se ducha, se come su cereal de colores en la cocina, lee un poco en la cama y apaga la luz. Esa es la rutina de la joven todos los dias. Madrugar, trabajo, casa, comer, dormir. Repeticion. Excepto los domingos que los deja para congregarse en la iglesia. Esa noche al cerrar los ojos, sus pensamientos solo estaban dirigidos a sus recuerdos de adolescente. Mas bien SOLO los recuerdos de ELLOS DOS juntos en la adolescencia, antes de que se fuera. Todavia recuerda claramente esa ultima discusion.

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Melissa

Ibamos de regreso a casa en el autobus escolar. Nos encontrabamos en el ultimo asiento. Natanael ha cambiado mucho ultimamente. Ahora se viste siempre de negro, sonrie menos, y se hizo un piercing en la lengua. Lo unico que no ha cambiado ha sido su pelo rubio casi blanco porque hasta sus ojos lo hicieron. No habran cambiado de color pero transmiten un sentimiento de enojo y amargura contra el mundo. De verdad que no sé qué le sucede. Estoy preocupada por el. Yo, al lado suyo, me veo totalmente opuesta. Me visto con faldas largas, sueteres sueltos y zapatos cerrados o tenis. Eso si, con el pelo suelto. Siempre he pensado que el pelo es como un velo en la mujer, por eso me lo dejo largo.

- Deja de mirarme así.- espeta Nat.

Como siempre tan directo.

- Me preocupas.- le respondo.

Rueda los ojos.

- No pasa nada.- dice evadiendo.

Frunzo el ceño.

- ¡Claro que pasa! Ya no eres el mismo. ¿Que te pasa?

- Que ahora veo el mundo con otros ojos, Mel. Ya no soy un ingenuo. Eso es lo que pasa. La vida es dura y cruel, y yo no pienso conformarme con eso. Si la vida es asi, yo tambien puedo serlo. Asi no te duele por dentro.

Me quedé confundida y asombrada con su actitud.

- ¿Sabías que en la familia de mi padre todos han sido ocultistas, satánicos o brujos? - me pregunta de repente mirandome a los ojos.

Yo abro los mios como dos limones grandes y redondos. ¿QUE? ¿Por que me pregunta eso?

- No, no lo sabía.- tartamudeo.

Parpadeo. Nos quedamos mirando un rato a los ojos. La cacofanía y todo lo que nos rodea se convierte en un sonido bajo de fondo. Solo somos el y yo.

- Y tu familia es cristiana, boba y fresita, Mel. Totalmente opuestas.

A-jaaaa. Solo asi se rompe el momento.

- ¿Y?- le pregunto.

- ¡Que los tuyos y los mios no se juntan! ¿Como que "y"? No tenemos futuro juntos. Nuestras creencias y moralidades chocaran en algun momento. ¿No lo ves?

- No, no lo veo. Somos amigos desde los 5, Nat. ¡No me vengas con que unas creencias nos van a separar!
¡Por Dios!

- ¡No, por dios nada! Joder, que no creo en él.

Jadeo sorprendida. No puedo creer lo que acabo de escuchar.

- ¿Como dijiste?

- Lo que escuchaste. Que se vaya a la mierda tu dios.

En ese momento, me estanqué. Yo, una joven que fue criada en la iglesia. Creci escuchando de Dios, y de la Biblia, ¿y el sale con que no cree en Dios? No lo puedo tolerar, por mas que quiera, y quiero. Con todo lo que tengo en mi ser, no quiero que me afecte... pero lo hace. Es como una traición para mi. Que mi mejor amigo se haya entregado al lado oscuro. Inaceptable. Lagrimas se acumulan en mis ojos. Me siento dolida.

- ALEJATE DE MI. NO QUIERO VOLVER A VERTE.- grite llorando.- LARGATE LEJOS. VAS A IR AL INFIERNO. ¡SATANICO!

Todos en el autobus se quedaron mirandonos. Natanael estaba rojo de la ira y la verguenza. Tambien vi tristeza en sus ojos. Me arrepenti en ese mismo momento de mis palabras, pero ya era muy tarde.

- Muy bien, eso es lo mejor. Adios, Melissa. Espero y algun día encuentres la felicidad.- dijo un poco antes de que el autobus parara.

Me dijo Melissa, ¡no Mel! ¡MELISSA! Ay, no. ¿Que hice? ¿Adios? Se baja del autobus sin mirar atras. Yo me quedo ahi estampada como un chicle en el asiento. Nat, no me volvio a hablar por mas que intente. Justo una semana despues de la graduacion se largo de Nefesh, asi como se lo habia pedido a gritos. Y asi como si nada se llevo una parte de mi junto con el.

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La joven se arrepiente todos los dias de ese arrebato insensato, y cada vez extraña mas a su mejor amigo. Bueno, ex mejor amigo. No puede olvidar, se propuso olvidarlo pero eso simplemente hace que lo recuerde mas.

Se arrodilló en el suelo, con sus codos apoyados en la cama, y junto sus palmas para orar. La luz de la luna se filtraba entre las cortinas color cremita. Por la ventana de cristal media abierta, entraba una delicada brisa que besaba su piel y movia su cabello en un lento vaiven como si flotara. La imagen resultaba casi angelical. La joven con su melena chocolatosa larga y sedosa fluyendo. Piel de un crema oscuro hermoso. Ojos ambarinos como el caramelo derretido cerrados. Labios pequeños pero jugosos. Con curvas envidiables que se tapa con ropas sueltas al salir de casa. Atractiva sin darse cuenta, esa es Melissa. Para sus ojos ella es como cualquier otra. Una chica regular. No sabe cuanto se equivoca.

Al  terminar, se recosto de lado y cerro los ojos.

Y asi, se entrego en los brazos de un Morfeo inquieto y desolado.

El Lado OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora