Al día siguiente, a las siete de la madrugada, se empezó a oir el pasacalles que pasaba por la calle. Se veían un montón de gente con tambores y silbatos que iban por la calle medio dormidos despertando a la gente del pueblo. Aparte de los tambores y los silbidos también se oía a la gente mayor maldiciendo a todos.
Yo me desperté gracias a un trompetista que (no se sabe cómo) se quedó frente a mi casa tocando la trompeta alegremente. Yo me desperté repentinamente y salí por el balcón y, como no, vi a Juan, uno de mis compañeros del grupo, tocando la trompeta. Él, cuando me vio me dijo:
- Buenos días Cleo! ¿Qué te he despertado?
- No, tranquilo. Voy con estos pelos de loca porque me da la gana.- Y de repente salió Félix por la otra ventana y dijo:
- Se puede saber quién toca la trompeta a las siete de la madrugada?
- Buenos días Félix! - Dijo Juan.- Haces muy buena cara.- Decía mientras no paraba de reir.- Pensaba que recordarías esta broma, ya que la hago cada año.- Miró el reloj que tenía en la muñeca y nos dijo.- Bueno, me voy que sinó no llegaré a tiempo para despertar a los demás.
- Seguro que se pondrán muy contentos cuando te oigan.- Dije yo mientras él iba marchando. Y volví a la habitación.
Después de volver a entrar en la habitación, ya no tenía sueño, y decidí que ya era hora de vestirme. Justamente cuando terminé, me sonó el móvil. Lo cogí y vi que tenía dos mensajes de Núria, donde me preguntaba cómo iba todo. Yo le dije que todo iba muy bien y también le pregunté cómo iban sus vacaciones. Me dijo que allí en Grecia lo pasaban muy bien y que Carlos y ella visitaban unas islas muy bonitas.
Me hizo un poquito de envidia, ya que a mí Grecia también me gusta mucho y siempre la he querido visitar, pero ella me dijo que ya me pasaría algunas fotos por el móvil.
Estuvimos un rato más conversando y cuando terminamos, bajé al segundo piso de la casa para desayunar algo. Me extrañó que Félix no anduviera por la cocina, pero vi que en el bloque de notas de la nevera había algo escrito. Me acerqué y leí: "Voy a pasear a Baldufa, volveré dentro de un rato. No es necesario que me esperes, puedes desayunar tranquilamente". Como él había ido a pasear al perro, yo decidí preparar el desayuno. Ya se que la última vez que preparé el desayuno me dijo que no lo volviera a hacer nunca más y que ya se encargaría él, pero me daba pena que cada día él me tuviera que preparar el desayuno, o sea que abrí la nevera y ... No había nada.
Me extrañé un poco ya que mis padres ya sabían que nos teníamos que quedar en su casa. Volví a cerrar la nevera y volví a mirar el bloque de notas. Había otra cosa escrita donde ponía: "Querida hija, no sabemos si te has quedado a pasar la semana de fiestas en nuestra casa (supongo que si estás leyendo esto sí), porque los padres de Félix nos dijeron que os dejaban su casa, o sea que tu padre y yo nos tuvimos que comer todas las cosas que había en la nevera. Lo siento mucho, pero la próxima vez, si quieres venir avísanos previamente. Besitos, mamá. "
Os imagináis la cara que hice cuando leí esto? Y ahora que podía hacer? Eran las 7:30 de la mañana y las tiendas aún no estaban abiertas. No teníamos leche, ni pan, ni nada para poder desayunar e hice lo siguiente. Cogí el bloc de notas de la nevera y empecé a apuntar todas las cosas que teníamos que comprar para sobrevivir esa semana, y cuando volvió Félix de pasear a Baldufa, le enseñé la lista de la compra. Miré el reloj y todavía faltaba un cuarto de hora para las ocho. Aún nos teníamos que esperar un cuarto de hora para poder ir a comprar algo para el desayuno, y lo peor de todo, es que a mí ya me venía el olor de las galletas de la panadería de delante de casa. No podía esperar más, y cogí el dinero y le dije a Félix:
- Félix, voy a comprar el pan y seguramente algunas galletas. A las ocho abrirán las tiendas. Te he dejado la lista encima de la mesa. Procura comprar todo, de acuerdo?
- Sí, no te preocupes. ¿Pero cómo quieres ir a comprar el pan si todavía no son las ocho?
- Tú tranquilo, que a mí ya me abrirán antes de tiempo.
- ¿Cómo?
- No te preocupes.- Y me fui hacia la panadería.
Como os he dicho, la anadería estaba frente a mi casa y no tuve que hacer ningúna travesía para poder llegar hasta allí. Y ahora os explicaré porque estaba tan confiada de que la panadería estaría abierta antes de tiempo.
Resulta que esta panadería es famosa por sus pastas y galletas, y viene mucha gente de fuera a comprarlas. Viene tanta gente, que si tú quieres ir a comprar una barra de pan, tal vez hay que esperar media hora. ¿Y qué es lo que hacía yo? Pues yo me levantaba pronto y antes de que nadie hubiera entrado en ella, iba hacia la puerta que estaba un poco abierta y les pedía lo que necesitaba. Ellos me lo daban y yo los pagaba y me iba a casa. Lo que pasaba en esta panadería, era que ellos ya lo tenían todo preparado antes de las ocho de la mañana, y si alguien del pueblo iba a comprar algo, ya lo tenían todo preparado, pero esto es algo que los turistas y las personas que se despiertan tarde no saben. En el caso de Félix, él era una de las personas que se levantaba tarde y tenía que hacer media hora de cola para comprar el pan. Dicho y hecho, fui a la panadería, y en unos cuantos minutos ya volvía a estar en casa . Y como Félix no estaba, supuse que él también había ido a comprar. Cuando volvió, desayunamos como dos reyes y luego, miré el programa de fiestas para ver qué actividad se hacía ese día. El primer día de fiestas siempre hacían el típico "cine al aire libre," pero como en todos los años, no decían el título de la película, y la gente tenía que aguantarse y esperar a que se hiciera de noche e ir al cine para poder saber cuál era la película. Estuvimos todo el día por el pueblo. Y fuimos a la masía de mi hermana para ver cómo era su casa y también para poder conocer a su marido y, así nos fueron las cosas.
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Historias en coma (PAUSADA)
RomanceCleo, una chica de 15 años, se despierta en un lugar distino al de su casa. Le ha cambiado la vida al despertarse en un mundo donde ella tiene 25 años y está con Félix, su pareja, la cual le ayuda a adaptarse y a pasar uno de los mejores veranos de...