Capitulo 13.

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-Tranquilo papa, te prometo que nunca, jamás de los jamases, pero nunca jamás beberé alcohol. -Esa promesa es vieja, tenía unos 8 años cuando la hice, más con lo que vi hoy, estoy segura de que lo voy a cumplir.

Estoy sola en el ascensor, son las 6:49 PM, nada tarde, al contrario. Llego a mi piso y entro normal, mi abuela no está y no dejó nota, pero yo no me preocupo, subo y voy a ducharme, a quitarme todo resto de olor a alcohol, todo resto de la borrachera de Bárbara. Al salir del baño, veo unos mensajes de Alai en mi celular.

¡Luna responde, es urgente! -Alai.

¿Qué sucede? -Luna.

Necesito verte para hablar. -Alai.

No puedo salir. -Luna.

¿Puedo ir a tu apartamento? -Alai.

Mi abuela no esta. -Luna.

De acuerdo. -Alai.

¿Qué sucede? -Luna.

No me respondió. ¿Qué pasa?. Alai no es de los chicos que hablan así, si él dice que es urgente, juralo, es urgente. ¿Qué paso?

Pienso en el joven antes mencionado. Alai es un chico alto, no tanto como Sebastián, pero es alto, callado... Bueno, callado pero cuando habla es muy elocuente, ropa oscura o de colores opacos, pelo negro, ojos oscuros, la voz gruesa pero no intimidaba, fuerte pero no musculoso, y una actitud inimitable e invariable. Es profundo y muy apegado a su hermana Lía. Alai no ha tenido el pasado más hermoso, su vida no fue la de un cuento de hadas, pero igual así es un buen chico.

Me siento a esperar que mi abuela, pero no aguanto el cansancio, y me quedo dormida en el sofá.

Casa de los Whites.

Sebastián estaciona su auto, Fiona ya está en casa. Entra con calma y sin son de pelea. Sube a buscar a su madre, y ella está tendida en la cama, sucia, despeinada y aún apestando a alcohol. Fiona está en la misma habitación peinándose.

-No vengas a gritarme, ni a regañarme. -Exige Fiona.

Sebastián se acerca y besa su frente.

-¿Puedes bañarla? -Pide Sebastián con sus labios aún en la frente de Fiona.

-Claro... -Dice Fiona sorprendida.

Sebastián salió de la habitación y camino hacia las escaleras, y ahí se encontró a su padre.

-¡PUDRETE! -Le grita Sebastián.

-Ya me has dicho así, ¿Se te acabaron las ofensas? -Dice el padre de Sebastián sin ninguna vergüenza.

-Eso lo mandó a decir tu mujer, digo tu esposa. -Dice Sebastián con crudeza y frialdad.

-Feliz cumpleaños.

-Guárdate tu felicitación para tu ramera, ¿Cómo es que se llama? Oh si, Marta, ¿Esa es la que cumple años hoy? ¿O es Natalia? ¿O la drogadicta de Samantha?

El padre de Sebastián se queda boquiabierto, su hijo sabe más de lo que él pensaba.

-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'-'.

Viernes, dulce, DULCE VIERNES. Sí, sí, ya sé, el viernes pasado la canción era: PUTO VIERNES, y esté es DULCE VIERNES. Pero deben observar y admitir que a los 17 años reina la bipolaridad y hoy es dulce viernes. Salgo disparada de edificio y corro hacia la parada del bus.

-Buen día.

-Buen día doctor.

¿Cuándo será el día en que doctor me diga su nombre?

Luna, una luz.(En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora