38: Aclaración

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Maggie

Furia, miedo, tristeza, dolor. Era todo lo que sentía, mis emociones que procuré mantener encerradas salían a flote como si no tuvieran fin. El llanto era cada vez más fluido e infinito. Recordé sus últimas palabras con demasiada pesadumbre. Despedida...

Sollocé nuevamente mientras, en mi mano, sostenía el collar que me regaló el día de su confesión. Fue perfecto, era lo mejor que tenía en mi vida, mi medicina, algo por lo cual levantarme en las mañanas y ahora, ya no estaba.

Como toda medicina, nuestro amor tenía fecha de caducidad. Nada era eterno y lo sabía..., joder, me dolía como si me estuvieran sacando el corazón sin anestesia. Era tan doloroso que podría soltar alaridos terroríficos. Es más como una sensación de ardor, como si te exprimieran, te aplastaran el corazón.

Mi madre entró por la puerta con una hermosa sonrisa, esa sonrisa que la caracteriza, aquella que, a pesar de las adversidades, siempre la mantenía en su puesto. Me gustaría ser mas como ella.

Al verme en este estado de derrumbe, su esplendorosa sonrisa se vino abajo. Su ceño fruncido mostraba la preocupación y dolor de una madre. ¿Qué haría sin ella?

— Maggie, ¿qué te pasó, por qué estás así? —Dejó su bolso en el suelo y corrió a consolarme. Necesitaba un abrazo de mi progenitora y claro que me lo dio, me mostró en un solo gesto que comprendía mi sufrimiento. Joder, me dolió demasiado. Mi mamá limpió mis lágrimas con dulzura, justo con el pulgar. Como lo hacía Matt. Lloré nuevamente— Maggie, dime por favor que te tiene de esta manera. No soporto verte sufrir y yo aquí sin poder hacer nada. —Miré a mi madre con los ojos llorosos. ¿Debía contarle todo el problema?¿Estaba preparada para esto? Sacudí mi cabeza en forma negativa. No, no lo estaba.

—Solo... necesito un minuto a solas, mami. Es que... —limpié mi rostro con mi muñeca y como pude, sonreí. Por la cara de enojo de ella pude ver que no la convenció— Matt no tiene que ver con esto, si es lo que piensas.

—Bien —frunció el ceño, disgustada— No sé, pero últimamente te están enviando muchas cartas. Toma —frente a mí tenía un sobre de color blanco, tanto que me dislumbraba. No sabía si era algo de mi mente o realmente estaba pulcro aquel sobre. No tenía emisor y eso, me preocupó.

—Gracias —La carta tenía mi nombre y una letra demasiado elegante; no podía ser de Raben. Mi madre salió de mi cuarto no sin antes decirme que mañana me tocaba preparar la cena. Una vez estuvo fuera abrí el sobre con fuerza, tanto que una parte de la carta de rasgó—. Maldición —desdoblé la carta y no pude evitar llevar mis manos a mi boca. Los ojos no se hicieron de esperar para llenarse de lágrimas.

Simplemente no podía ser cierto.

Una carta de la persona más pura y honesta que pude conocer: Kevin.

Maggie:

Tal vez ahora estés de la peor manera posible, o quizás estés planeando un plan de venganza contra aquellos tipos que te desgraciaron la existencia. Y ¿sabes? Estás en tu derecho de hacer cualquiera de las dos cosas; te arrebataron toda tu felicidad. Como decía...

Esta carta está dirigida por solo una razón y es para aclararte todo de una buena vez. Estoy harto de verte sufrir por esto y en parte es mi culpa.

Creo que debería empezar desde el inicio.

Bella, desde un principio, me encantó. Era una joven sencilla y sincera, pero con el pasar del tiempo comenzó a cambiar y cuando te conoció te tuvo envidia a morir. Matt sólo fue un pretexto para hundirte y aquí es cuando me arrepiento. Ella me contó que yo te gustaba, y aunque al principio me sorprendí, luego me di cuenta de que era cierto y comenzó a molestar tan... seguido. Hasta que al final consiguió lo que quería: la ayudé en casi todo.

Enamorada de mi rivalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora