Todo pasó hace un par de días. Me encontré con una chica algo extraña. Era demasiado correcta, demasiado perfecta. Pelo castaño y lacio hasta la cintura, ojos marrones claros y cara y cuerpo perfectos. Estaba segura de que ella tenía y siempre iba a tener todo lo que quisiera, el mundo a sus pies.
Ibamos andando por la misma calle pero en diferentes sentidos. Nos chocamos y le hablé muy mal, le dije que mirara bien por donde iba. Yo estaba segura que el choque había sido su culpa y no mía, aunque ahora que lo pienso lo mas seguro es que su perfección me había dado envidia, y que la muchacha no había tenido culpa de nada.
Su rostro perfecto se me quedo grabado en la mente, no se bien porqué.
Hoy por la mañana me desperté e hice lo mismo que cualquier día normal. Todo era normal, igual de aburrido que había sido ayer e igual de aburrido que sería mañana. Abrí el periódico por una página al azar. Se me aceleró el corazón y las manos me empezaron a sudar. El causante de todo aquello fue un titular: 'Otra pérdida más que lamentar'. Había una foto de aquella chica, la chica perfecta. 'Una chica se suicida a causa del bullying, ¿cuándo nos daremos realmente cuenta de lo grave que es?'
Me prometí a mi misma no volver a juzgar sin saber.
