CAPÍTULO 24: PLANES DE RESCATE

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Yuri sentía una opresión en el pecho ante el desconcierto de lo que sucedía a su alrededor. Nadie sabía qué ocurría pero todos tenían una vaga idea de a qué se debía el alboroto. Las palabras "director", "profecía", "predicción" y "grave" recorrían el Gran Salón con un murmullo.

La mesa de los Elegidos era la única que parecía totalmente confundida. Incluso después de haberle preguntado a Jamila, el desconocimiento estaba presente. Maia, sentada junto a la africana, estampó un puño contra le mesa, sobresaltándolos a todos. Incluso las mesas de alumnos más cercanas guardaron silencio.

-¿Alguien con un poco de consideración podría explicar qué coño está pasando?

Miró a su compañera mientras decía estas palabras, a lo cual Jamila respondió con un encogimiento de hombros y una negación de cabeza.

-Pero debe de ser el director. El profesor puede ver el futuro en las estrellas, y cada vez que formula una profecía, se monta un gran alboroto: porque normalmente, sus profecías no auguran nada bueno.

-¿Y ahora ha dicho una?- inquirió Chris, mordiéndose el labio con algo parecido a la inquietud.

Jamila volvió a encogerse de hombros.

-Es probable: nada es seguro. Pero llevaba más de un mes encerrado en su despacho, y normalmente no está tanto tiempo.

-¿Y qué pasa si tarda tanto?- preguntó Víktor junto a Yuri.

-Cuanto más tiempo está encerrado... es porque más grave es su predicción.

Los demás aguantaron el aliento: el miedo comenzó a instalarse por el grupo al igual que se había instalado en el resto del Comedor. Maia masculló una palabrota en portugués.

-¿Y nunca dice nada bueno?- preguntó Wendy, intentando ser positiva.

-¿Y para qué querría ningún vidente ver nada bueno? Siempre tienen que ver cosas malas- refunfuñó Yurio. El chico parecía estar tranquilo, en comparación con los demás.

En ese momento, uno de los profesores que habían salido tras la subdirectora Dibotti (cuyo nombre, como cabía esperar, desconocía Yuri) regresó al Gran Comedor. Se acercó a los profesores que murmuraban intranquilos en su mesa y, después, anunció:

-¡Que todo el mundo vuelva a sus cuartos inmeditamente! Que no cunda el pánico, mantened el orden mientras regresáis a vuestras habitaciones. Nadie podrá salir hasta nueva orden.

Yuri se sorprendió ante el orden con el que todo el mundo se puso en pie y comenzó a salir por la puerta. Se notaba la intranquilidad y el nerviosismo, pero nadie salió corriendo ante un acceso de pánico.

Fue Raphael Marinho quien se acercó hasta la mesa de los Elegidos y les dijo:

-Subid a vuestras habitaciones: el resto de profesores tiene que ir a una reunión, pero yo me encargaré de vosotros. Maia- miró a su hermana. Los ojos esmeralda de ambos brillaron con intensidad cuando se cruzaron, -luego quiero que vengas a mi cuarto.

Maia le mantuvo la mirada durante un rato, desafiante, pero acabó asintiendo.

Los Doce se levantaron y siguieron al profesor Marinho y al resto de la comitiva. Yuri caminaba junto a Víktor, Yurio y Phichit. Wendy, quien iba caminando más atrás, apretó el paso hasta ponerse a su altura.

-Yurio- le susurró al ruso, pero caminaba tan cerca de Yuri que éste también lo escuchó. Yurio inclinó la cabeza hacia ella, dando a entender que le estaba atendiendo. –Creo que tenemos una gran oportunidad para recuperar tu aparato muggle ahora.

Gran Prix Mágico (Yuri!!! on Ice)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora