· Final Zeno ·

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Tras pedir ayuda a su difunto hermano mayor, Mio se tira encima de la cama y abrazada a su almohada recuerda sus últimas palabras: "Se feliz y haz caso a lo que te mande el corazón".

Cierra los ojos y comienza a meditar sobre que debería hacer hasta que de repente unos momentos fugaces de su vida empiezan a rememorarse dentro de su cabeza, desencadenando que sonriera por inercia. Al darse cuenta de eso se incorpora de golpe y abre los ojos, sorprendida de si misma.

- No me digas que todo este tiempo... A quien he querido de verdad y deseo pasar el resto de mi vida es... – Se levanta de un salto del lecho y se coloca frente un espejo.

Su cabeza continúa mostrándole los recuerdos con esa persona, incluido frases que él le dijo. Al mismo tiempo lleva sus manos a cada una de sus mejillas ya que se están volviendo de color carmesí.

- Zeno... – lo nombra por fin.

Ella retrocede un poco y se pregunta a si misma si él era realmente su decisión final. Agarra su cabeza y se revuelve el pelo de los nervios a la vez que suelta un rugido de vergüenza.

- Está bien... – se dice suspirando y poniéndose recta – Iré a decirle mi respuesta.

Mio sale de la habitación y anda por los pasillos buscando al elegido. Mira por todos los lados y no encuentra su paradero. Un mayordomo pasa por al lado suya y al verla se percata de que algo le ocurre.

- Mio-sama, ¿le puedo ayudar en algo?

- Oh, pues sinceramente sí. ¿Sabe dónde está Zeno?

- ¿Zeno-sama? Hace unos instantes lo vi entrar en el santuario de Hiryuu.

- Muchas gracias – hace una reverencia y acelera el paso.

La peliazul comienza a correr sin darse cuenta y al llegar antes de lo que esperaba por casi se pasa de largo. Vuelve sobre sus pasos y ve como la puerta está un poco entreabierta. Se detiene por un momento para divisar por el hueco y distingue perfectamente al rubio, que está sentado y rezando. Su corazón se altera y ahora duda sobre si entrar o no. Está por darse media vuelta e intentarlo luego más tarde, sin embargo, ha sido descubierta, no le quedaba otra.

- ¿Mio? – La llama desde adentro Zeno.

- Sí... – Se introduce en la sala.

El inmortal se alegra de verla y lo muestra con una gran sonrisa.

- Zeno le estaba dando otra vez las gracias por haber dejado que Mio volviera junto a nosotros.

La chica mira hacia abajo algo tímida, ni ella misma se reconocía.

- Él me dio la oportunidad y acepté.

- Aun así, Zeno está muy agradecido – vuelve a juntar sus palmas y asiente con lentitud mirando la tumba.

Mio le observa de reojo y decide imitarlo. Se mantienen así durante unos segundos hasta que ella habla.

- Respecto a lo de mis sentimientos hacia vosotros, yo...

- Espera – le interrumpe él –, antes de que me digas una respuesta... ¿Puedo decir una cosa?

- Hm... Claro.

- Veamos... – pega una gran bocanada de aire, lo retiene en sus pulmones y exhala lentamente con una sonrisa – Quiero que sepas que ante cualquier decisión que tomes te apoyaré siempre. Cuando él muera... yo te consolaré y me dedicaré a buscar su próxima reencarnación con tal de que seas feliz. Tampoco podrás deshacerte de mí, porque, aunque nuestro destino no sea el ser pareja si es el de permanecer juntos en nuestra inmortal vida y...

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La milenaria con lágrimas en los ojos se lanza a sus brazos y a pesar de que eso le haya sorprendido a Zeno acepta el abrazo.

- Que adorable te ves, hermanita – dice con ternura.

- ¿Por qué...? – Pregunta ella agarrándose de los ropajes de él.

- ¿Eh?

- ¿Por qué el elegido tendría que morir... si es inmortal?

Zeno abre los ojos de par en par cuando capta lo que quiere decir.

- Es una broma, ¿verdad? – Cuestiona cerrando los ojos y deseando que no lo fuese.

Siente como su cara es cogida por las suaves manos de la chica y antes de que pueda decir algo sella sus labios con un beso. Ella se va alejando al no notar ninguna respuesta por su parte, tal vez era demasiado tarde.

- Perdón – se disculpa ella mientras se incorpora para irse –. Ahora te toca decidir a ti.

Lleva la vista a la puerta y es entonces cuando el rubio le agarra de la mano, la atrae hacia él y hace que sus frentes se junten.

- Ya está – Mio le mira sin entender –, ahora ya no podrás apartarte de Zeno, jamás – recalca aproximándola más.

- ¡Por un momento me habías asusta...!

Ahora es él quien la calla besándola con todas las ganas que había tenido que retener por miles de años, se encontraba eufórico. Al separarse por la falta del aire, Zeno se tira al suelo y comienza a rodar incrédulo por lo que acababa de pasar, a lo que ella solo se limitaba a sonreír.

Al momento se levanta de golpe y le dice a la chica de la que siempre estuvo enamorado de ir a dar una vuelta para hablar de cómo serían sus vidas a partir de ahora.

Por el camino no se toparon a nadie, algo extraño para la gran actividad que había siempre en el castillo. Y entre charla y charla acabaron frente a la puerta de la habitación de Mio.

- Ahora que lo recuerdo, tenía que coger una cosa y dárselo a Yona... – menciona pensativa.

- Pues entremos y se lo entregamos, así de paso le decimos lo nuestro – dice feliz restregando su cara en el hombro de ella.

La peliazul ríe por lo bajo y se adentran a su dormitorio. Nada más acceder Zeno se sienta en el bordillo de la cama y Mio comienza a buscar el recado entre sus cajones.

- ¿Los niños saben la decisión que has tomado? – Pregunta el rubio echándose de espaldas al lecho y mirando hacia arriba.

- Todavía no... Va a ser muy duro.

- Ya... Pero como te quieren no te lo harán muy difícil para que estés bien, aunque en el fondo les duela.

- Joder... – suspira.

- No sé si lo sabes, pero lo más probable es que los sentimientos que tienen por ti lo hereden los próximos Dragones, así que tendrás que acostumbrarte a tener que rechazarles.

- ¿De verdad quieres ayudarme? – Entrecierra los ojos.

Zeno ríe por el tono en el que ha dicho eso y en cuanto menos se lo espera, Mio salta encima de él y comienza a hacerle cosquillas.

- Zeno es muy malo – regaña cariñosamente.

Entre ellos comienza una pelea y las risas retumban entre las paredes, cuando no pueden más se detienen y recuperan la respiración normal. De mientras Zeno ha quedado encima de ella y poco a poco comienza a darse cuenta en que posición están.

Zeno nunca fué mi dragón preferido, siempre fué shin ah, pero después de leer este fanfic me has hecho enamorarme de él!!! Sin duda es mi preferido!!! (⁠๑⁠♡⁠⌓⁠♡⁠๑⁠)

2y ago

Jajajaja

2y ago

ℓα ℓσвα ףυє αмαвα α ℓσѕ ∂яαgσиєѕ · AKATSUKI NO YONADonde viven las historias. Descúbrelo ahora