Capítulo XI

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Aquello había caído como un balde de agua helada sobre Merrit y Selena, el primero se había sorprendido ante la revelación de Kai, pero Selena casi había caído sino fuera por el agarre de una emocionada X'ntal que ya había declarado la batalla como ganada, el cansancio que hace un momento demostraba su rostro fue reemplazado por la sonrisa más grande de la que fue capaz, mientras en sus compañeros la extenuación pareció acentuarse.

—Sabía que lo mejor era desconfiar de este, se los dije, ahora está más que justificado todo, es un asesino, la pócima no ejerció efecto, es un asesino y escapó del Centrum, lo buscaban y escudriñó hasta encontrar escondite.

—Pero aún tenía que ser invitado a entrar a la mansión —respondió fríamente Merrit con una sombra bajo los ojos.

El triunfo se borró parcialmente de X'ntal.

—Debe haber una explicación razonable —inquirió Selena recuperándose.

—Claro porque es súper normal matar a tu familia y...

—X'ntal... —dijo azorada Selena, halando el brazo de su amiga en un intento por callarla. Selena señaló con la cabeza a Merrit, que veía fijamente a Kai.

—Déjala Sele...

—No fue un accidente —Kai volvía a hablar, había adoptado una posición que recordaba a la de un feto, solo que Kai permanecía sentado—, cuando era muy pequeño, las voces primero habían sido mis amigas —la voz de Kai parecía quebrada, los tres dejaron que hablara sin interrumpirlo— los espíritus eran mis amigos, mi papá decía que tenía amigos imaginarios, pero para mí eran reales —Kai se sorprendía ante lo que salía de su boca, sabía que estaba bajo el efecto de aquello que tomó, cada palabra era un reto y cada sonido que producía le dolía en el alma— antes de cumplir nueve años supe que algo empezaba a cambiar, las voces se volvieron agresivas, bestiales y los que una vez fueron mis amigos desaparecieron, me empecé a sentir solo. Mi papá salía a trabajar en una panadería cercana y mi hermano cargaba cajas para ganar lo que comíamos.

«Yo quedaba solo en casa, muchas veces las voces me ordenaban hacer cosas y... y yo lo hacía, me prometían volver a ser mis amigos si hacía lo que decían, unas veces me pedían salir de mi cuerpo, me decían que hiciera como que iba a dormir, y ellos tomaban posesión de mí, y entonces me veía hacer cosas, me veía a mí mismo desde fuera de mi cuerpo, y yo lo trataba como si fueran sueños, pero una vez, mientras esto pasaba, vi como robaba manzanas, y al despertar aún tenía algunas a mis pies, entonces quise detenerlo, y las voces se mostraron agresivas de nuevo conmigo, y no me atrevía a dormir —un río de lágrimas salían de Kai, su relato se vio interrumpido por hipidos que le movían todo el cuerpo, sus anfitriones sabían que el hombre lloraba aunque lo hacía en completo silencio— porque podían tomar control de mi de nuevo, y robar y hacer cosas malas.»

«Una noche me quedé dormido de cansancio, esa noche era de invierno y una reciente tormenta de nieve había afectado el tendido eléctrico de nuestra casa, no poseíamos ningún medio de calefacción por lo que para mantener el calor dormíamos juntos, en la misma cama, me encontraba entre mi padre y hermano pero aun así no me atrevía a dormir, por lo que le pedí a mi padre que dejara una vela encendida en la habitación, más tarde me di cuenta que había sido una mala idea, la vela me había provocado somnolencia, me había dormido viendo aquella llama danzante, así que en la madrugada desperté preocupado porque había sucumbido ante el sueño.»

«Pero yo no era el que estaba dentro de mi cuerpo, intenté volver y tomar el control pero me fue imposible, pronto lo que llamaré mi alma estuvo atrapado entre garras que me obligaron a ver lo que yo hacía, la bestia que había tomado mi cuerpo estaba muy interesada en la llama de la vela, me vi volcando en el piso alcohol y luego dejar caer la vela sobre el charco de líquido, lo que había sido una pequeña flama rápidamente multiplicó su tamaño, me vi correr y cerrar fuertemente la puerta de la habitación detrás de mí, mi padre y hermano apenas se movieron ante el sonido, aquel ser en mi cuerpo tomó la única llave de nuestra casa y salió rápidamente al frío de la noche, descalzo, pasó el seguro a la puerta y lanzó la llave con una fuerza que definitivamente no era mía.»

          

«Me vi a mi mismo dar la vuelta a la casita hasta estar frente a la habitación donde hace un momento me encontraba durmiendo con mi padre y hermano, a través de la ventana se observaba que el fuego ya estaba muy avivado y lamía el techo de la habitación, en mi forma espiritual seguía batallando por regresar a mi cuerpo, pero cualquier esfuerzo era vano.»

«La bestia lanzó a la ventana una roca que pasó entre los barrotes de hierro y rompió el cristal, el fuego pareció agrandarse y escuché como mi padre despertaba azorado, llamándome primero a mí, luego a mi hermano.»

«El crepitar del fuego dentro de la casa no se comparó con el grito de mi padre al llamarme, vi sus cuerpos pasar frente a la ventana e intenté llamarlos pero de mi boca no salió nada, una sonrisa fue lo que aquel rostro mío mostró, estaban tratando de abrir la puerta de la habitación, podía ver como la embestían, pero el fuego estaba muy cerca y la puerta no cedía, lo que los llevó a intentar romper los barrotes de la ventana, fue ahí donde me vieron con ojos de terror, la bestia ensanchaba su horripilante sonrisa anti natural ante la expectante mirada de mi familia. »

«Momentos terribles siguieron a ello —la voz de Kai se había vuelto pausada— el fuego avanzaba inexorablemente mientras los veía luchar por su vida, cuando ya gritaban de dolor la bestia me dejó regresar, intenté encaramarme a la ventana pero los barrotes quemaron mis manos y caí al suelo, no pueden imaginarse lo terrible que es escuchar a las únicas dos personas que tienes en el mundo gritar de dolor —Kai había alzado la cabeza y se había levantado, los veía a los tres con expresión decidida—, mientras tú no puedes hacer nada, en mi mente había gritos de alegría, las bestias estaban felices, pero yo no podría estar más destruido, sus manos en llamas sobresalían de la ventana, el olor a piel chamuscada, sus gritos, todo aquello fue mi culpa, si tan solo hubiera sido más fuerte, si tan solo no me fuese dormido.»

El silencio dominaba la habitación, Kai los miraba fríamente pero las lágrimas aún corrían por sus mejillas hasta toparse con su rebelde barba.

—Poco me importa lo que sea de mí, puedo volver a las alcantarillas —anunció finalmente el hombre, volviéndose al sofá, se dejó caer pesadamente y suspiró largamente, para luego limpiar las lágrimas de sus ojos.

—Puedes quedarte —respondió Merrit, pasados unos instantes de incomodo silencio se dio la vuelta y avanzó a la cocina, traspasó el pasillo y se escuchó una puerta abrirse y luego cerrarse.

En la cara de X'ntal estaba reflejada la introspección, era imposible no ver como sus ojos se habían humedecido, la chica se dio la vuelta aceptando la derrota y siguió el patrón de Merrit, solo que la puerta no fue cerrada.

—Lo siento —dijo Selena, que había dejado su emoción fluir junto con la de Kai y lloraba, la chica dio la vuelta y dejó a Kai solo en la habitación, pero solo unos momentos, Selena volvió— aquí tienes unas mantas, úsalas si tienes frío. —las dejó en el respaldo del sofá al ver que Kai no respondía y se dio la vuelta para dirigirse a la habitación que compartía con X'ntal.

—Gracias, Selena —susurró Kai, siendo lo suficiente para que Selena escuchara.

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La claridad de un amanecer dorado hizo reaccionar a Kai, no había más que extendido la manta sobre sus hombros para volver a sentarse, apoyando los codos en las rodillas y la cara entre las manos, había cabeceado un poco pero se encontraba reacio a dormir, el silencio de la noche había dado paso al trinar de los pájaros, en poco tiempo los haces de luz entraban a la casita iluminando toda superficie, los tonos de madera clara y aquel amanecer volvió a evocar la palabra hogar en Kai.

En la noche estaba muy preocupado en sí mismo como para darse cuenta por completo de lo que lo rodeaba, frente al sofá donde permanecía había una mesita de café, entre esta y el sofá había permanecido Selena la mayoría del tiempo, más allá un televisor pantalla plana no muy grande descansaba en una repisa alta, el cable colgaba hasta casi llegar al piso, desconectado.

Un poco a su derecha, en la esquina, una abertura en la pared no muy grande, en ella se delataban las cenizas y troncos secos, era una chimenea, hubiera agradecido que en la noche aquella hubiese estado encendida, ya no dudaba que realmente el frío había sido provocado por X'ntal. En la misma pared de la derecha dos ventanas sin cortinas daban paso a la luz, al pie de toda la pared pilas de libros de todos los tamaños.

Detrás de él una puerta de madera muy parecida a la puerta por la que él había entrado, levitando, Kai sintió un escalofrío al recordar aquello, muy probablemente aquella era la puerta principal, directamente a la derecha de la puerta, en la otra pared, había una abertura sin puerta, era un arco que daba acceso a la cocina, por toda la pared en la que se encontraba aquel arco había repisas donde descansaban libros, al pie de la pared muchos más libros estaban apilados tal como la pared de las ventanas, que estaba al frente, y por último el estante sobre el que se había recostado X'ntal.

Kai se percató de algo extraño, la luz de las ventanas penetraba hasta llegar a los libros de la pared del frente, pero en una de las pilas, aunque no cabía duda de que la luz le daba de lleno, la oscuridad permanecía, como si aquella pila de libros estuviera renuente a que el amanecer irrumpiera. Kai observó que el primer libro que estaba en la pila era el mismo que había entrado con él, no se había percatado de que había permanecido allí toda la noche.

Kai se paró del sofá y de inmediato sintió a su cuerpo acusarlo, la espalda le dolía, las rodillas habían tronado y para poco más se había mareado por el rápido ascenso. Colocó su mano en la cabeza, quejándose un poco, se percató de algo más, las voces no habían vuelto, aun. Sabía que Selena le había electrocutado, desde ese momento no percibió ningún sonido violento en su mente, ella había dicho algo sobre bloquear la magia.

Kai no dio más vueltas a aquella cuestión y avanzó hasta la pila de libros en la que se encontraba la oscuridad asentada, el libro de arriba ciertamente era un libro extraño, razón por la que lo había tomado de la biblioteca de la mansión, pero mientras lo tuvo no pudo abrir aquellas cuatro férreas cerraduras, por lo que simplemente pasó a otro libro y dejó el tomo tirado en la habitación donde solía dormir. Kai recordó lo que pasó cuando Selena tomo el libro, por lo que rechazó la idea de analizarlo en sus manos, pero él seguía con la mirada fija en el tomo, parecía que el libro lo intentaba seducir.

—Buenos días —la voz de un hombre sacó a Kai de su ensimismamiento—, Kai.

—ehm... Buenos días, Merrit.

—¿Sabes algo de ese libro?

—No, justo pensaba en lo que le sucedió a Selena —respondió sin problemas.

—¿Sigues bajo el efecto de la poción?

—Creo que sí, mis palabras salen de mi boca sin siquiera venirme a la mente.

—Pasará en un rat...

Un sonido lo interrumpió, un borborigmo había manifestado el hambre de Kai, sin embargo, como en respuesta a su huésped el estómago de Merrit había sonado de igual forma.

—...

—...

Una puerta abriéndose los salvó de la incómoda situación.

—Buenos días, Selena —Merrit se había adelantado al pasillo de la cocina.

—Buen día, Merrit, Kai —la chica había asentido en dirección a ambos, su cabello estaba húmedo, la mujer emanaba un aroma floral— ¿Qué hacen? —preguntó con sorna la chica.

—Nada, debatiendo a ver quién tiene más hambre.

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