Mirada

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Hace dos semanas que salí de la universidad, y en ese tiempo le he dado evasivas a mi hermana para ir a una entrevista de trabajo en CatCo, y no es que no me guste. Cualquiera desearía en obtener un trabajo ahí, aunque sea lavando baños. Pero el punto central era que sentía cierto temor, no es como si fuera la persona más sociable, hablar en publico, incluso hablar con una nueva persona se me hace aterrador, irónicamente contando que soy prácticamente indestructible. Lidiar con una entrevista de trabajo, podía soportarlo, lidiar con una entrevista de trabajo para CatCo, no tanto. Sin embargo, lo cierto es que se me están acabando las excusas y tendré que decir sí, ponerme frente al edificio y disponer de encarar una entrevista lo más crítica que me pueda imaginar.

No soy buena cocinando, y considerando mi listado de comida rápida acumulada en el cesto de basura, diría que me vendría bien un gran regaño de Eliza. Un gran discurso del porqué comer pizza, comida china y donas hace daño hasta el organismo kriptoniano más fuerte. La mujer tenía argumentos pero yo tenía un chivo expiatorio. Alex. ¿Quién se comió esa pizza? fue Alex. ¿Quién pidió esas donas con extra glaseado y relleno de fresa? fue Alex. Aunque también era contraproducente pues el ¿de quién es esa cerveza? era el arma favorita de mi hermana.

-¡Kara, estoy en casa!-canturrea mi querida hermana desde el umbral de la entrada. Para ese momento yo estoy sambutiendo en mi boca la última dona, rogando porque no se dé cuenta.

-¡Hummm!-exclamo con precaución de no atragantarme con mi dona. Aún le doy la espada a mi hermana y eso ya es ventaja, un extra que debo aprovechar para masticar rápido y tragar.

-Un hola no estaría de mal-reprocha dando un salto al sofá. ¿Cómo rayos hace eso?, una vez que lo intenté hacer me fui de boca y caí rompiendo la mesita de centro, por suerte los vidrios de esa no pudieron penetral mi dura piel.-¿Has encontrado algo bueno?-cuestiona refiriéndose al trabajo. Suerte que ya he tragado la dona y me volteo a verla.

-Nada. Para mi desgracia todos piden experiencia que yo no tengo y eso sólo me frustra más-contesto sinceramente. Y es verdad, soy de las personas que han cometido el error de no haber expandido mis habilidades laborales en el campo en el que me iba a desarrollar y por esa misma razón no contaba con la experiencia que me exigían. Era frustrante.

Salgo de mis pensamientos mirando a una Alex con los ojos entrecerrados y señalando con su dedo índice mi boca. Rao, ya lo notó.

-¡Tu!-señala recelosa-Sóplame-exige haciendo ademán con la mano con la que me señalaba.

-¡¿Qué?! No

Esto es malo.

-¿Qué es eso que tienes aquí?-apunta de nuevo.

Con su dedo deslizándose al borde de mis labios limpia un poco del glaseado y lo lleva a su nariz sin quitarme su mirada intimidante. Cabe decir que se ve incluso más aterradora que la mirada de nuestra madre. Estoy en problemas.

-¡Es pasta dental!-apresuro a decir a punta de nervios.

-¡Mientes!-grita sobresaltándome a pesar de estar atenta a la conversación, y nuevamente me señala con su dedo índice. Estoy en problemas.-Tu, sucia rata de alcantarilla, te acabaste la última dona.

Corre Kara, corre.

Mi subconsciente ha ordenado y yo, por instinto de supervivencia, obedezco sin chistar. Gracias a Rao que cuento con mi súper velocidad para ir a encerrarme con llave a mi habitación. Lo único que escucho de Alex antes de que cierre la puerta por completo es un "Ya me las pagaras".

A la hora de la cena me he visto obligada a salir por el hambre, soy una chica en crecimiento, por más que Alex me castigue no puede prohibirme comer, ¿cierto? Llego a la mesa y me siento a esperar el plato que Alex está por poner frente a mi, huele delicioso y eso se lo debo alabar.

Supergirl; Hija de KryptónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora