Ojos verdes

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Sus gruesos labios rosados me llamaban con entusiasmo, sus delicadas manos pasaban por mi cuerpo, y sus ojos verdes me veían excitados.
Besé cada parte de su piel, escuchando sus suspiros de ángel que llenaban la habitación.
Mis brazos rodearon su cintura y los suyos mi cuello. Nos entregamos esa noche estrellada, creando un lazo, una promesa, algo maravilloso.
Nuestro lazo, discutido por muchos y envidiado por otros, término por esconderse. Se escondio bajo sus miradas con temor. Se escondio sin dejar rastro hasta destruirse poco a poco.
Las sonrisas disminuyeron, las lagrimas crecieron, los abrazos desaparecieron y los besos...
El lazo no se rompió, se quedó ahí, escondido de las miradas.
Sus gruesos labios, sus delicadas manos y sus ojos verdes, no se fueron de mi mente. Seguían presentes como el primer día que nos vimos.
Y como el destino solo juega con nosotros, cuando quise recuperar nuestro amor, el lazo de rompió.
Sus ojos verdes, los míos marrones, no volvieron a chocar.

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