30 ♤

14.2K 1.7K 2.1K
                                    


park jimin;

Las manos comenzaron a sudarme y el corazón se estrujía en mi pecho pidiéndome a gritos salir. Me quedé estático observándo la escena que tenía frente a mis ojos y el teléfono que estaba en mi oreja comenzó a deslizarse junto a mi mano derecha hacía abajo. Parecia como si algo en mi se habría roto, esa sensación inevitable que no podía describir con exactitud y las piernas me temblaban como aquella noche dónde habíamos peleados en mi casa y mi madre nos había interrumpido. Era el mismo dolor que había sentido tiempo atrás, con ese niño, Taehyung.

Como una triste canción, la atmofera se tensó a mi alrededor y la ganas de correr hacía el, sacarlo y llevarlo lejos, junto conmigo y desaparecer del mundo sin importar qué, eran suficientes como para descontrolarme. Como una melodía melancólica, el olor a tierra mojada se podía olfatear en mi alrededor y los copos de nieves comenzaron a caer de inmediato. La pequeña farola los iluminaba a ellos dos, siendo los únicos del lugar, siendo los únicos dignos de estar queriéndose y cualquiera que pasase por aquí pensaría que estos dos eran novios, comprometidos que se querían demaciado, o tal vez hasta pareja recién casada. Pero no se que carajos estaba diciendo, yo mismo estaba provocando la confusión entre nosotros dos, yo mismo le había mentido en la cara que únicamente lo veía como un amigo más, cuando no era más que una estúpida mentira para no herirme a mi mismo con problemas futuros. Pero ahora mismo ya me estaba hiriendo y odié a muerte las palabras que mi madre dijo: "Deja de llorar, porque si realmente no lo quisieses como aparentas, no estarías sufriendo de la forma en la que ahora lo estás haciendo".

El sonido de la llamada me sacó de mis casillas y la vibración del teléfono de Jungkookie era lo único que podía también escucharse en el lugar. Inmediatamente deslicé el dedo para cortar la llamada y retirarme de allí ¿Por qué demonios había venido? ¿Por qué le había hecho caso a ese maldito mensaje? ¿Por qué aún sigo insistiéndome en quererlo cuando lo único que hago es hacerle daño?

-Jimin...- lo oí decir cuando por fin se había separado de Edward y me observó con cautelación.

-Lo siento por interrumpir- Edward bufó poniéndose de pie y después me sonrió ocultando su enfado quizá. - Me voy.- finalicé dándome vuelta para salir de allí.

-¡Espera!- gritó mi amigo. - De-debo irme, Edward. Te llamaré luego.

-Está bien.

Sin esperarlo, comencé a caminar con rapidez hacia la salida del recinto con mis manos sumamente apretadas en un puño. No podía contenerme pero debía hacerlo, por mí idiotez, habíamos quedado como los buenos amigos que éramos y me prometí a mi mismo no herirlo otra vez. Aunque el dolor y el sufrimiento me carcomían por completo y el malestar en mi cabeza me hacían sentir débil, para después querer fallecer en el suelo y tirarme boca a abajo a lamentar de lo tan estúpido que yo mismo podía llegar a ser. Ya lo había perdido, en ese beso me dejó más que claro que yo ya no le importaba, que ahora quien mandaba en su corazón y cuerpo era el pelinegro quien yo estaba más que seguro que únicamente estaba aprovechándose del débil corazón de mi amigo. Pero que rayos dices Jimin,  tu también te aprovechas de el. Y vaya que Edward me estaba provocando, ese maldito idiota las vería más tarde conmigo. Aunque por cierta parte también me dolía su comportamiento, quiero decir, a pesar de que lo mío con el pelinegro no era una relación de buenos gustos que digamos, yo aun lo seguía considerando mi amigo. Tal vez el no lo sabía,  así que no debía de lanzarme al abismo así por querer, yo le había hecho algo similar en tiempos pasados. No puedo reclamar nada, pero de todas formar iba a llegar a mi punto máximo y lo iba hacer.

También te gustarán

          

-¿Qué haces aquí? ¿A qué has venido?- dijo posicionándose a mi costado con las manos en sus bolsillos y su mirada perdida en mi rostro. Inmediatamente  mis ojos quedaron plasmados en sus labios levemente rojos por el suceso anterior y apreté mis puños con enfado. No tienen idea de las ganas que tenía de besarlo y quitarle toda la saliva de Edward de su cavidad bucal.

-Había venido a buscarte - solté fríamente y oculté mi mirada en el piso, aún caminando con rapidez.

-No era necesario ¿Sabes? conozco el regreso a casa. - me detuve.

-Lo sé y será la última vez. - dije sin más y odié esas palabras porque ambos sabíamos que eso no iba a ser así.

-¿Cómo sabías que estaba aquí?

-Me llegó un mensaje diciéndome que te viniera a buscar porque era demaciado tarde para que regresaras solo.- solté un bufido.

-¿Eh? - dudó unos segundos y su mirada se volvió a encontrar con la mía. Maldito era el sonido de mi corazón palpitar- ¿Seokjin te dijo?

-No, un número desconocido.

-No recuerdo haberle pedido a alguien que pasases por mí- dijo suspirando. - Lo siento si por esa equivocación has tenido que dejar de hacer algo importante para venir por mi. - asentí y la verdad es que tiempo antes había estado hechado un buen polvo con una rubia que quedó a medias. Un polvo que solía darlos para olvidar el sufrimiento de mí corazón hecho mierda.

Caminamos hacía la estación de subtes porque los autobuses ya no pasaban a estas horas de la noche y mucho menos un Lunes a la madrugada. El silencio cada vez se hacía presente en nosotros y era incómodo para mí porque me moría por romperlo y preguntarle como había estado, si es que me había extrañado estos días y el porqué del reciente beso con Edward. No me sentía muy bien, debía desaparecer de allí.

Debía escapar del castaño, no aguantaría ni un segundo más estando a su lado en esas condiciones. Mordí mis labios con fuerza evitando soltar un sollozo aguado que se estaba formando en mí ser y odiaba la situación en la que me encontraba.

-¿P-puedes volver sólo? - pregunté en un hilo de voz cuando las personas comenzaron a subir en el subterráneo.

-Sí ¿No vendrás tú?

-No, n-necesito irme ahora mismo. - giré para correr y salir de allí subiendo las escaleras que daban paso a la acera peatonal.

La nieve no me permitía correr con rapidez, ni mucho menos sollozar con tranquilidad. Todo me recordaba lo idiota que había sido, lo cobarde que mi persona era y sin más entré a un pequeño bar donde había un pequeño  espectáculo de Jazz presenciandose en esos momentos. Con la manga de mi campera, limpié los restos de lágrimas que quedaban aún en mi rostro y me senté frente a la barra pidiendo lo más fuerte en alcohol si se tratase; el señor me tendió una botella de licor desconocida para mí y de un solo movimiento la vacíe en el vaso llevándolo a mis labios y la quemazón en mí garganta se hizo presente de inmediato.

Prefería sentir miles de veces ese ardor que un corazón roto por mí estúpida picardía de aparentar algo que no era.

-Otra por favor- dije una vez que la botella de un litro y medio se había terminado.

jeon jungkook;

En la mañana siguiente nos encontrábamos en la pequeña cafetería de la escuela, contándonos las pequeñas anécdotas que solíamos pasar en la primaria antes de conocernos.

Jokes • JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora