Allí estaba yo, parada frente a la puerta de lo que hacía ya 2 años se había convertido en el infierno para mi. Estaba paralizada, no quería entrar para que se repitiera lo mismo de todos los días, pero tampoco podía huir ya que si lo hacía se lo comunicarían a mis padres así que cuando ya me hube relajado un poco entré y me dirigí hacia mi taquilla. Nada más abrirla de esta cayeron papeles en los que había insultos obviamente dirigidos a mi. Me arrodillé con intención de recogerlos pero cuatro pares de tacones junto a mi me hicieron levantar la cabeza para encontrarme con Rebeca y las zorras a las que ella llamaba amigas mirandome con una sonrisa malévola.
— ¿Aún no te has enterado de que nadie te quiere aquí, estúpida? — su insufrible voz que yo tenía que soportar todos los días se coló por mis oídos a la vez que sus amigas se reían.
— Bueno, si nadie me quiere aquí con más razón me quedaré. Solo por ver tu cara de frustración — espeté con desgana comenzando a recoger los papeles. No iba a dejarme humillar sin antes haberme defendido.
— Bien dicho y por cierto, estás equivocada Rebeca, tú eres a la única a la que nadie quiere aquí — reclamó Cameron haciendo que Rebeca nos mirara mal y saliera de allí con paso firme apartandose su cabello castaño del rostro como una diva — ¿Estás bien Abbey? — preguntó a la vez que me ayudaba a recoger los papeles del suelo.
— Sí, tranquilo. Ya sabes que estoy acostumbrada — suspiré levantandome y colocando un mechón de pelo detrás de mi oreja mientras cogía los libros necesarios para la primera clase.
—¡Espera Abbey! — exclamó corriendo para alcanzarme cuando se dio cuenta de que yo me había ido- Hoy estarás sola con Will en la comida ya que tengo un asunto urgente que atender.
— Oh, vale. Que te vaya bien con el asunto y eso — sonreí falsamente como casi siempre. No es que Will me cayera mal, pero él seguramente estaría haciendo los deberes de ayer y no me prestaría atención.
— Lo siento, nos vemos en biología — se despidió para después caminar en dirección opuesta mientras yo me giraba para continuar mi camino hacia historia.
A la hora de comer, como supuse, Will estaba haciendo los deberes rápido y con mala letra mientras engullía la comida casi sin respirar. Eso fue hasta que de un momento a otro paró, cerró el libro y me miró.
— Disculpame Abbey, no me acordaba de que no estaba Cameron para conversar — dijo con una de sus cálidas sonrisas.
— No voy a dejar que te llamen la atención por mi culpa. Sigue haciendo los deberes, a mi me da igual comer en silencio — ante mis palabras el chico frunció el ceño y sus oscuros ojos ahora me miraban fríamente.
— Tú eres más importante para mi que unos absurdos deberes — dijo mirandome seriamente —. A parte, solo me faltan 2 ejercicios que me copiaré de alguien en clase — se encogió de hombros y volvió a fijar su atención en mi —. Oye, Cameron me dijo que volviste a hacerlo — yo simplemente aparte mi mirada de sus ojos no queriendo hablar del tema —. Abbey, sabes que él ha dejado atrás muchas cosas por ti, para que no volvieras a, ya sabes...
— Lo sé Will, pero no puedo evitarlo. A parte, yo no le pedí que dejara todo atrás por mi — me sentía fatal al saber que por mi culpa Cameron había dejado a su familia de lado. Sí, así es, Cameron Kennedy decidió quedarse a vivir aquí en vez de mudarse con sus padres a Canadá pro mí. Siempre me culpo de haberle arruinado la oportunidad de empezar de cero, de no ser el amigo de la chica rara.
— Pero lo hizo porque sabía que yo solo no podría manejar tu situación y no quería saber como iba a acabar el asunto si él no estaba aquí para ti — Will se pasó una mano por su dorado cabello despeinado.
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Instituto Infernal
Teen FictionAbigail Smith; una adolescente que trata de sobrevivir a su último año de Instituto junto a sus dos amigos Cameron y Will, quienes lo darían todo por ella. La familia Smith también supone un reto para nuestra protagonista que pasó por una difícil i...