Un adorable encuentro

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Jimin esperaba impaciente que su clase de biología acabara. Sinceramente, estaba muy aburrido. Ni siquiera se molestaba en prestar atención, incluso aunque estuviese en su último año antes de la universidad. Aunque bueno, no era su culpa que los de su clase fuesen tan inútiles como para no enterarse con rapidez.

Comenzó a golpear su lápiz contra la libreta y resopló con su barbilla en la palma de la mano. Alrededor algunos de sus compañeros lo imitaban, prestaban atención tomando apuntes o dormían. Sus ojos viajaron al rostro cansado del profesor, perdiendo la paciencia por tener que repetir lo mismo por séptima vez. "En mis tiempos no había ni libretas. Aprovechadlas bien por favor" decía siempre que entraba en clase.

- Como ya he dicho, Park, todo tiene la misma temperatura, sólo que algunos transmiten el calor más rápidamente.

- Pero, profesor, eso no tiene sentido.- se quejó el alumno.

- Lo que no tiene sentido es que tú estés aquí con tu cerebro.- contestó otro alumno.

- Mira, ya no sé ni qué tiene sentido.- admitió el profesor pasando una mano por su rostro.

En ese momento la campana sonó. Todos comenzaron a recoger y el mayor de todos puso sus manos a modo de megáfono.

- ¡No os olvidéis del examen de la semana que viene!

Jimin ya estaba cogiendo la mochila cuando Taehyung se le acercó y se colgó de su hombro.

- Jiminnie, mañana, a las seis, cafetería Q&A. Que no se te olvide.- le guiñó un ojo.

- No entiendo por qué tengo que asistir a tu encuentro con él.- bufó agarrando un boli y apuntando los detalles en su mano.

- Porque tengo miedo. Y por si algo sale mal.- el castaño vio a su amigo apuntarse algo en la mano y frunció el ceño molesto.- Aish, ¿cuándo aprenderás?

- Sh, si no quieres que se me olvide mejor me dejas. Además, ¿qué cafetería es esa? Nunca he ido. Tienes gustos raros.

Taehyung hizo un puchero con los brazos cruzados y el moreno sólo rodó los ojos. No iba a negarlo, estaba contento por su amigo. Qué contento. Orgulloso. No podía estar más feliz por su amigo. Quería que se encontraran. No entendía cómo el otro podía mostrarse tan tranquilo y sin revelar sus miedos. Porque sí, lo conocía lo suficiente como para saber que estaba hecho un manojo de nervios. Mas no quería ponerlo más nervioso.

- Tranquilo, seguro que todo sale bien. No te va a pasar nada. Nadie se resiste a tu adorabilidad.

- Pero... yo... no sé. Soy muy raro. Tal vez lo espante. ¿Y si no le gusto?-Jimin lo miró mal.

- Tae. Lo único de lo que debes preocuparte es de no ponerte nervioso. ¡Todo va a salir bien!- le dijo dándole una palmada en la espalda.

Taehyung le sonrió, por fin más tranquilo. Le pasó un brazo por los hombros al moreno y suspiró. El resto ante ellos salía por la puerta principal.

- Sí. Tienes razón. ¿Qué haría sin mi Jiminnie?- gritó dramáticamente haciendo reír al otro.

Atravesaron la puerta encaminándose a casa.

Jimin observaba con una amplia sonrisa cómo su Tae hablaba emocionado con su alma gemela. El nerviosismo se le esfumó conforme los dos estuvieron hablando por dos minutos. Ahora mostraba su verdadero ser, mostraba su yo, actuaba como lo hacía normalmente. Y eso le tranquilizaba. Por la otra parte, el otro chico no paraba de mirarlo con ternura y una dentada y adorable sonrisa.

Como Jimin había deducido, el otro ya lo adoraba.

Se le notaba en los ojos. El chico era más pequeño que Tae en edad, pero en físico lo superaba en muchos aspectos. A pesar de ello, era un chico tímido. En un principio no paraba de jugar con sus manos y de evitar mirar a Taehyung, aunque se dejó llevar como este. A simple vista, Jimin ya lo había aceptado, pero cuando el chico alzó la mano para limpiar algo del rostro de Taehyung, haciendo que este soltara una risita, lo selló como aceptado.

Se levantó de la barra y se posicionó cerca de la mesa para observar a su amigo. Los dos hablaban animadamente y entre risas. Los ojos de Taehyung brillaban de esa forma que hacían cuando estaba frente a algo que le gustaba, pero tenían algo más que no podía descifrar. El otro lo miraba como si fuese un niño pero con un cariño abrumador. Pensando que su trabajo allí ya había terminado, se dirigió hacia la puerta con una sonrisa.

Cuando el viento fresco le enfrió se frotó los brazos para coger calor. Se encaminó a casa pensando en lo afortunado que era Taehyung por poder estar con su alma gemela.

Yoongi sintió ese calor en su mano y se miró el dorso:
"Q&A 19:30"
Yoongi sonrió y siguió dibujando en su libreta mientras silbaba, pensando que ya tenía planes esa tarde.

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