Perseguidos por fieros guardias, a los integrantes del grupo no les quedó otra que salir por patas de allí, sin importar lo que dejaran atrás.
—¡Corred! —exclamó Dagro, adelantándose a todos los demás—. ¡Debemos salir de aquí!
Tras tales palabras, los tres restantes lo seguieron. No obstante, naadie vio venir que uno de los guardias los alcanzara y agarrara a la joven D'Erso por el hombro. Tiró de ella para recuperarla. Era el principal objetivo de su jefe.
—¡Kayt, ayuda! —gritó D'Erso, revolviéndose sobre sí misma.
Armado de valor y con una recio mirada, Kayt se detuvo para aproximarse al guardia. Este, al ver a un joven enclenque caminando hacia él, ni se inmutó. Hizo mal en no tomarlo como una amenaza. A causa de un impulso mental, cayó a varios metros de distancia sobre una de las mesas. Su espalda recibió sendas cuchilladas por el cristal de botellas vacías, profiriendo por ello un grito ahogado. Solo entonces quedó libre D'Erso.
Testigos del poderío del joven, los clientes se quedaron sin habla. Jamás habían visto nada parecido.
—¡Kayt! ¡Chica! —avisó Azmor con el corazón en un puño—. ¡Ya podéis ir dándoos prisa, que nos va a pillar el toro por los cuernos!
Al instante, los dos veloces jóvenes echaron a correr hacia la puerta, donde se reunieron con los adultos. Dagro no dudó un solo segundo en hacer uso de la mente para derribar los pilares decorativos que custodiaban la entrada. Así, impidieron que nadie que les pudiese dar más problemas escapara en su busca. Aquello le costó algo más que empujar simplemente a una persona, pero lo logró de todas formas. Un fragmento quebrado de piedra no le rozó el rostro por poco, aunque ni se inmutó.
—Bien, salgamos de aquí ahora mismo y busquemos un hotel, hostal o motel, ¡lo que sea! —exigió Dagro—. Mientras no nos cobren demasiado, no importa.
—Démonos prisa —Kayt miraba de lado a lado, desconfiado—. Conseguirán salir de ahí dentro tarde o temprano, y avisarán a alguien.
Con tiempo limitado, los cuatro huyeron de aquel lugar con tal de no ser vistos por potenciales enemigos. De no ser precavidos, todo podría tornarse aún más oscuro.Ivron Xiemen Jarn-Saor, también conocido como Mantovani, había quedado hecho una furia. Nunca lo habían humillado de esa forma.
—¡Maldita sea! —le asestó un golpe a una de las mesas, tumbándola—. ¡Esa asquerosa chiquilla se ha fugado! ¡Encima que la llevo cuidando desde que era una niña, y se larga! ¡Las va a pagar caro, ella y esa sucia panda de psíquicos!
—Señor, llame a los Cazadores —le sugirió uno de sus hombres de confianza—. Se dedican a rastrear y capturar a los maleantes algo más peligrosos de lo normal, como estos. Acabarán con ellos rápidamente.
El jefe se acarició la perilla. Era una excelente idea.
—Te mereces un ascenso por esa sugerencia, Infante, pero no te lo daré. Pásame el teléfono. Ahora mismo aviso al cuartel.El recepcionista levantó el teléfono ante la llamada.
—Aquí la oficina de los Cazadores de Necrópolis, dígame.
—Buenos días —saludó el empresario de la flor bordada—. Les informo de que unos vándalos han dañado mi local y han raptado vilmente a una de mis empleadas. Quiero que se tome justicia y se localice a los tres que eran, también a la chica a mi cargo. Exijo mano dura. Cabe destacar que tenían una especie de poderes psíquicos. Supongo que ya me entendéis.
—Entendido, poderes psíquicos. Es raro ver gente así hoy en día, y menos por una urbe como Necrópolis. Resquicios de Menta, lo más seguro. Pronto mandaremos a uno de nuestros mejores hombres a investigar el caso. ¿Podría hacerme una rápida descripción?
El dueño del local se lo pensó. No se demoró demasiado.
—Gracias por la información —dijo el recepcionista—. Le iremos informando del progreso de la investigación. Nosotros no fallamos.
—Eso espero —gruñó el empresario tras el teléfono—. Por si aún no se ha dado cuenta soy Ivron Xiemen Jarn-Saor, así que ya puede ir asumiendo cuál es la gravedad del asunto —y colgó bruscamente.
Acto seguido, el recepcionista informó sobre el asuntos a los Cazadores disponibles durante aquellos momentos en el cuartel. Los hechos sacaron de sus casillas a más de uno. El asunto de los poderes psíquicos les recordaba a algo.
Con aquello en mente, la misión estaba en manos de un hombre a quien bien conocían.
Se presentaron ante Jiggs. Joven, alto, pálido, de cabello corto y claro. Destacaba en su rostro una quemadura alrededor de su cuenca ocular, lo que lo llevó a perder el ojo. Su aspecto era escalofriante. Uno no asociaba a alguien como él la justicia.
Al ser informado, el Cazador se puso en pie. El caso le interesaba.
—Así que controlan los poderes mentales, ¿eh? Hacía mucho tiempo que no rondaba por Necrópolis gente así —desveló su espada de Cazador, de punta curvada—. Que conste que no necesito ayuda para fulminarlos.
—¿Estás seguro de ello, Jiggs? —le preguntó uno de sus compañeros.
Con su único ojo, el extraño Cazador se lo quedó mirando.
—Tan seguro como que soy justicia y redención. Recuerda que puedo igualar sus capacidades, e incluso superarlas. Ah, y recuerda también nuestro lema —sonrió—: nosotros no fallamos.
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La Leyenda Perdida I: El Fin Del Camino
AdventureUn mundo desolado por la cruel y mezquina mano del hombre. Un joven atormentado por un arduo pasado en busca de respuestas. Una humanidad afectada por una vertiginosa caída, seguida por un hilo de muerte a la espera de segar almas. Poderes ocultos s...