30.

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Boris era un chico de poco detalle pero cuando Lyan lo llamó desde el auto al suyo, le dijo que todo estuvo bien y que esperaba que lo haya entendido ya que creía que la previa a desmayarse podía estar cerca para la chica, lo que me hacía entender que Lucía se había quedado perpleja con la interrupción de Boris y me alegraba que fuera así, sólo nos quedaba esperar las repercusiones. Yo estaba más tranquila de lo que esperaba y para Lyan era tan normal que a pesar de sus bostezos constantes por el cansancio que tenía, el tema no le removía ni un músculo demás, su única alteración era llegar y que el asado estuviese a medio hacer aunque fuera temprano.

—Todavía no me dijiste qué hiciste con la plata, ¿vas a ahorrarla o ya la usaste?

—Eh... creo que la voy a ahorrar. —le dije erguiéndome en mi asiento, era un tema que no habíamos tocado hasta el momento y me ponía incómoda. El viaje se estaba haciendo un poco largo y pensar en dónde podía ser el cumpleaños me tenía entretenida ya que habíamos ido del lado contrario a la villa. —Aunque también me preocupa tenerla en casa, mamá no es de meterse mucho pero no sé si debajo del colchón es un buen escondite.

—Podés abrirte una cuenta, yo te lo iba a decir pero pensé que ibas a querer tener el efectivo como primera vez, ahora cuando vuelvas a hacerlo todo lo que saques lo podemos poner en el banco.

— ¿Lo voy a volver a hacer?

— ¿No te pidieron más?

—Bloqueé a todas las personas por las dudas, me preocupa que se aparezcan en casa pero pensé que con una sola vez...

—Quiero que lo sigas haciendo Cata, me sirve y bueno a vos también, ¿pero por qué te preocupa que se aparezcan en tu casa? Eso no puede pasar. —me dijo mirándome un momento y traté de no develar el hecho de que una chica había estado esperándome semanas atrás para pedirme droga, no es que quería ocultarlo pero era un problema innecesario. — ¿quién se apareció por tu casa?

—Fue... una chica, no sé quién era, pero le pedí que no lo hiciera más y no lo volvió a hacer, el día de la entrega fue la mayor venta. —le comenté por lo bajo porque su voz dura me daba pie a creer que la armonía se podía acabar, su mirada rápidamente mucho más.

— ¡¿Por qué no me lo dijiste antes?! ¡Ese día me fuiste a hacer un escándalo al hotel por una mina que ni siquiera toqué pero cuando se trata de una que me quiere cagar te importa una mierda!

—No pensé que era tan relevante, y no sabía que te quería cagar, ese día vos te hiciste el ofendido y me dejaste sola con todo.

— ¡Te lo dejé a Diego porque era a quien conocías y los dos hicieron todo para la mierda!

— ¡No hicimos nada que no hayas dicho! ¡Si por lo menos me hubieses dicho que estaba mal venderle tanto a una sola persona lo habría teniendo en cuenta, no me pareció importante! —le dije al borde del enojo, comenzaba a contagiarme pero no entendía ni la razón de su molestia cuando nunca me advirtió de nada que pudiera ser malo, yo no era adivina.

—Cata tenés que... tenés que prestar más atención la próxima vez, darme un parte de todo, estas cosas no pueden pasar. —bufó pegándole al volante y entendí la dimensión del problema, pero si lo hubiese advertido antes podría no haber pasado. Me sentía culpable de algo que no terminaba de entender. — ¿cuándo fue esa chica a tu casa, cómo era?

—Fue el lunes después de la entrevista cuando volví a casa... se enteró que le vendí a algunas personas y me dijo que lo sabía por amigos en común, quería que le vendiera pero yo no tenía más y me bombardeó con mensajes para que le avisara cuando tenía... me dijo su nombre... eh... ay no me acuerdo, pero me dijo que una vez la habíamos visto nosotros, no recuerdo dónde.

Un cambio al Mal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora