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Jimin un chico común y corriente, notas promedio, amigos promedio, familia promedio. No había nada novedoso en su vida más que algún que otro chisme corriendo por los pasillos de su instituto.
Incluso él mismo se denominaba promedio, bueno, exceptuando su estatura.

A pesar de estar en la etapa de las citas y los noviazgos spress como lo denominaba, nunca se había sentido atraído por nadie de forma romántica, nunca tuvo el interés de aceptar las invitaciones de las numerosas alumnas que habían reunido el valor suficiente de invitarlo cuando ya sabían de ante mano que serían rechazadas, pensaban que podían ser la excepción pero hasta el momento no había sucedido nunca.

Jimin albergaba un secreto, uno tan profundo que ni siquiera sus amigos conocían; su imensa admiración hacía la gente culta.
No quiere decir que Jimin se sentía inferior intelectualmente o menos preciara la inteligencia de sus allegados, nada de eso, simplemente se podría quedar horas escuchando los multiples conocimientos de aquellos que su curiosidad por la vida es tan vasta que sabrían contestar casi todos las interrogaciones que se les manifestara.

Aún que Jimin trató de ocultar su fascinación hacía tales personas nunca sintió que eso supondría algo raro, simplemente lo catalogaba como simple admiración.

Aunque le encantaba deborar libros de vez en cuando sentía que nunca podría estar al nivel de esas personas que sin esfuerzo o con más de lo normal realizaban todo a la perfección, admiraba a quien se posicionaba en los primeros puestos en su instituto, siempre con un libro en mano lejos del cliché de siempre, ellos eran completamente normales y de eso se había dado cuenta. No necesitaban una vestimenta característica para saber que ellos eran inteligentes, con solo escucharlos y observarlos se daba cuenta de que aquella gente realmente tenía conocimientos que la persona promedio ignoraba o simplemente no sentían curiosidad alguna.

Si bien le gustaba aprender de muchas cosas o en algunos casos excepcionales verdaderamente le interesaba alguna que otra materia, había una que siempre terminaba batallando a lo largo de sus años como estudiante y ese era inglés. Ese idioma se había vuelto en su contra, no importaba las multiples horas que invirtiera memorizando vocabulario o tratar de entender su gramática, nunca estaba al nivel. Su profesor nunca perdía la oportunidad de recordarle en todos los exámenes que necesitaba estudiar mas o un milagro si es que quería aprobar esa bendita materia.

Y su peor pesadilla estaba por llegar, era el último tramo para que llegaran por fin las vacaciones pero no era todo color de rosas. Para llegar hasta esas vacaciones necesitaba aprobar el último examen de la materia que mas dolores de cabeza le ha provocado en todo el tiempo que llevaba teniendolo.

-¿Estudiaras mas para este examen señor Park?- la profesora interrogó al alumno que ahora mismo se encontra a sujetando sus cabellos con un deje notorio de desesperación alargando un suspiro.

-Si señora Jung, estudiaré mucho- respondió ya fatigado mentalmente de solo pensar en la semana que estaría con la cabeza enterrada en los libros con palabras que no entendía.

-Recuerde que es el más importante del año, confío en usted.

Realmente no confiaba en su alumno, sabía lo mucho que le costaba entender del todo hasta la más simple de las oraciones pero pensaba que si le daba más presión se esforzaria en lugar de solo bufar durante su estudio, como en sus clases.

-Gracias, me retiro- el pelinegro hizo una corta reverencia notablemente desanimado.

-Usted puede señor Park- fue lo último que escuchó al salir finalmente al pasillo del instituto.

El lugar se encontraba casi vacio de no ser por pocos alumnos que merodeaban de aquí para allá, era hora del almuerzo por lo que todos se encontraban en el comedor. Con múltiples suspiros y una punzada de preocupación en la cabeza se dispuso a buscar a sus amigos.

Sapiencia |NamMin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora