Divagaciones: Deseo contenido.

1.7K 29 9
                                    

...

¿Cuánto tiempo más debo hacer esto?

Lo veo día a día, observando cómo sus intenciones perversas recorren los infestados pasillos. Mi mente vuela, imagino un mundo tortuoso donde me arrastro por el suelo a sus pies.

No puedo verlo al rostro cuando estoy imaginando, y mis mejillas se tiñen de rosado mientras en mi mente mi cabello es jalado fuertemente.

Me mira, intento conservar la calma mientras mi cuerpo tiembla sin que él se de cuenta. Sonríe, sabe que me está torturando.

¿Por qué? Me porté mal, ¡lo admito! Pero, me disculpé, rogué, y olvidé por completo mi orgullo para seguir siendo su mascota. Mientras lo hacía, podía imaginar en mi mente cómo me arrodillaba frente a él y suplicaba su perdón...

Aún así, no parece haberme perdonado.

¡No entiendo el porqué esto me consume! ¡No entiendo porqué me pone de tan mal humor!

Hay un chico que me gusta, lo vi hace unos días. Realmente lo intenté... En serio lo intenté.

Pero no sentía nada.

Él intentó tocarme, pero no pude sentir nada. Mi cuerpo no reaccionó, no tembló como antes lo hacía. No sentí morbo si quiera...

Pero cuando los ojos de mi amo chocaron con los míos, me sentí temblar desde lo profundo de mi ser. Su tacto me enloquece, su boca me hace perder la razón.

La forma en que mete su enorme pene en mi vagina me hace humedecerme de siquiera imaginarlo. Si él supiera cuánto imagino al día, puede que piense que estoy enferma.

Pero no puedo evitarlo, en serio no puedo. Me está castigando cruelmente, sabe que lo quiero en mi interior. ¡Lo he imaginado tanto! En mi vagina, mojándome y poniéndome hinchada; en mi culo, haciéndome retorcerme de dolor mientras cruelmente lo mete.

¡Lo necesito! Ardo, ¿por qué me siento arder de deseo? ¿por qué me sucede de esta forma, cuando no me sucede con nadie más?

Quiero sus dientes en mi piel, que me maltrate, que me use como lo desee. Quiero que me ahogue, que me ate, que desate todos sus oscuros deseos sobre mí.

No puedo creer que me he masturbado dos veces pensando en él. Siempre intento pensar en algo más, pero nunca logro demasiado; y si logro correrme, es con él en mi mente.

¿Qué me ha hecho?

¿Qué es este deseo que me está quemando por dentro?

Me da vergüenza admitir que me gusta lo que hace. Me da vergüenza admitir que me arreglo, que hago ejercicio, y cambio mi actitud sólo por él.

Me da vergüenza admitir que estoy completamente a su disposición. ¡Yo no soy así! Esto no me ha pasado antes, ¡nunca!

Cómo quisiera rogarle que me folle... Que me haga su puta si quiere, no me importa.

Dios, qué vergüenza...

Y así, con todos estos pensamientos, mis ojos siguen huyendo de los suyos.

Típicas fantasíasWhere stories live. Discover now