N U E V E

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No sé dónde meterme

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No sé dónde meterme. No me muevo ni bajo la mirada, pues eso demostraría debilidad. Carraspeo.

—¿Vas a irte o no? —le espeto entonces.

Taylor está estupefacta. Una sonrisa malvada se extiende por su rostro y me dice:

—Eres patética.

Enrojezco levemente, pero no bajo la cabeza.

—Cómo te atreves a decirme eso.

Se ríe.

—No puedo creerlo. Mackenzie
Hunter, eres patética. Acabo de encontrarte vomitando en el baño.

—Algo me sentó mal, ¿cuál es tu problema?

Se ríe con más fuerza.

—¿Algo te sentó mal? —repite—. Pero si no has comido ni bebido nada. No soy tonta, he estado pendiente de ti y tu noviecito toda la noche. Buscaba algo jugoso para Anónimo y encontré la lotería. —Se agacha— Mackenzie Hunter es bulímica.

Esta vez mis mejillas arden como fuego y mi corazón se acelera de rabia.

—¡Cómo te atreves a decirme eso! —le grito, perdiendo los estribos—. ¡No vuelvas a decir eso! ¡Nunca, ¿me oyes?! ¡No repitas eso nunca más!

Siento las lágrimas caer por mis mejillas. Mi cuerpo tiembla, siento un nudo en mi garganta y me pican los ojos. Se ríe.

—Le voy a contar a todo el mundo.

—No te creerían —contraataco.

Enarca una ceja.

—¿Quieres apostar?

Quiero dejar de llorar. Quiero que se vaya. Quiero que me deje en paz. Quiero golpearla.

—Déjame en paz, no te metas en mis cosas. Algo me sentó y mal y punto.

—Eres bulímica.

—¡No me llames así! —chillo y me aclaro la garganta—. Vas a arrepentirte Taylor.

—No. Tú lo harás, a menos que… hagamos un trato.

—¿Un trato?

Asiente.

—Quiero ser reina. Tu corona por mi silencio.

La Reina y el DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora