XXXIX - Paradise city

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- De acuerdo, vamos - Aceptó Camila no muy convencida.

Ariana la tomó de la mano y la obligó a caminar hacia adelante.

- Y... por qué esta ocurrencia repentina de enseñarme tu descubrimiento?

- Emm - Ariana no era precisamente una experta en inventar excusas - porque me pareció que eres la única persona del grupo que puede apreciar esto.

- Esto qué? - Preguntó Cabello, la curiosidad la mataba.

- Es sorpresa.

- Está muy lejos?

- No lo sé.

- Acaso sabes a donde vamos o por qué rayos estás haciendo esto? - La morena empezaba a enojarse.

- Mila, tenés que relajarte. Te prometo que vale la pena, si?

- Me prometes que esto no tiene nada que ver con Lauren?

"¿Cómo lo sabía?"

- Yo...

- Qué? En serio? - Camila paró en seco - No voy a seguir caminando hasta que me des una explicación.

- Esto... Lauren me pidió que te lo mostrara, pero no quería que te dijera que había sido ella. Cuando llegues lo entenderás, si? - Ahora sí que se había metido en un lío.

- Bien. Pero, ya estamos cerca? - Cuestionó frustrada.

- Si Mila... ya estamos cerca.

Ariana se odiaba por haberse hecho cargo de un problema que no era para nada suyo, pero Camila le agradaba y odiaba la idea de verla triste. Estaban en situación de supervivencia, lo último que necesitaban era que ella estuviera debastada emocionalmente.

Caminaron unos cuantos minutos más, hasta que de pronto, Ariana se detuvo.

Le iba a decir la verdad. Que no iban a ningún sitio, que era una distracción, que su novia la engañaba con la azafata. Sí, sonaba terrible, pero Camila se merecía mínimamente la verdad.

- Que pasa? Ya llegamos?

- No... Mila, la verdad es que...

Un ruido ensordecedor la interrumpió. Claramente había sido un trueno. La lluvia se acercaba.

- Está por llover. Vamos a buscar algún sitio con "techo"... bueno, o algo que sirva de ello.

- Buena idea.

La tormenta tardó menos de lo esperado, las gotas empezaron a caer tan agresivamente que obligaron a ambas chicas a correr para no empaparse.

Las ramas, lianas y rocas hacían imposible desplazarse con tranquilidad. La tierra mojada se había convertido en barro, y cualquier suelo era increíblemente resbaloso.

Ariana tropezó.

Camila intentó sujetarla para que no cayera por el barranco. Pero en vez de eso, cayó ella también.

Rodaron unos segundos que pasaron como instantes, unos cuantos golpes contra irregularidades de la tierra y girar y girar.

Hasta que se detuvo, cuando el piso era llano y ya no se podía continuar descendiendo por la isla.

Ariana abrió los ojos de pronto. Se encontraba seriamente mariada. El cielo era de un color amarillo.

¿Cielo amarillo? Pensó.

- Ariana? - Camila había aterrizado unos metros más allá.

- Ya voy Mila! - Respondió, todavia confundida por el golpe.

Se levantó despacio. El dolor en el torzo debió darle pistas: tenía una costilla rota, estaba casi segura.

Una vez que estuvo de pie, miró al cielo una vez más. Sí, era amarillo. Pero, no era el cielo.

- Qué son esas... - Camila, que se había levantado, se acercó hacia Ariana - Mariposas?

- Eso creo... cientas... - Estaba fascinada.

- Millones. - afirmó la morena. Era un paisaje íncreible. Los árboles se doblaban hacia adentro, evitando la lluvia y dejando pasar a penas unas mínimas franjas de sol.

- Escuchas eso? - Quizás era sólo un efecto secundario del golpe.

- Que cosa, Ari? - Preguntó Camila todavia hipnotizada por aquel bellísimo panorama.

- Eso, el agua.

Camila salió de su trance y prestó especial atención a los sonidos del ambiente.

- Sí, eso es agua. - Afirmó contenta - Y viene de allá - Señalo hacia la izquierda, donde colgaban unas enormes hojas creando un fino muro de separación.

Ambas se miraron un momento y caminaron hacia allá. Camila corrió las plantas que colgaban a metros de su cabeza, desde las alturas.

- Oh dios mío. - Suspiró.

Aquello era un auténtico edén.

PIERDE LOS MODALES (Camren) - Terminado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora