prólogo.

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Lee Taemin llevaba cerca de quince minutos observando las tres paredes del callejón donde se encontraba, preguntándose cómo empezar. Nunca en su vida había hecho parkour, y se preguntó si en realidad era algo que quería hacer, sin embargo, sin importar la respuesta sabía que tarde o temprano tendría que hacerlo.

El delgado chico miró una vez más el suelo y analizó las condiciones. Estaba aproximadamente a metro y medio de las paredes a sus lados, y probablemente a 2 metros de la que tenía en frente. El contenedor de basura en la esquina izquierda le serviría de impulso, así que empezar por ese lado parecía ser su mejor opción. Sabía que entre más lo pensara, más complicado sería atreverse, así que, tomando una bocanada profunda de aire, posicionó su cuerpo para pisar la pared izquierda.

Rápidamente contó hasta tres, y de un ágil salto llegó a la orilla, para ahí impulsarse y colocar su pie en la pared tratando de conseguir la altura que le permitiese saltar sobre el contenedor.

Desgraciadamente, sus cálculos no habían sido tan buenos como esperaba, y se encontró a sí mismo con las rodillas en el suelo y la cara estampada en el frío y sucio metal del contenedor.

Su labio inferior dolía, y al tratar de levantarse sintió el sabor metálico de la sangre extenderse por su boca. Él maldijo casi en un susurro.

—Por un segundo me pareció que sabías lo que hacías, ¿estás bien? -preguntó una voz en la entrada del callejón, sobresaltando al rubio teñido.

Al girarse, Taemin vislumbró a un chico alto caminando en su dirección con una mueca de preocupación que lo hacía sentir incómodo. Los ojos oscuros que lo miraban parecían gentiles, pero eso no cambiaba el hecho de que fuera un completo desconocido.

Taemin asintió levemente e intentó levantarse, pero en cuanto apoyó su peso en la pierna derecha ésta se dobló enviándolo de nuevo al suelo. El extraño reaccionó rápidamente y logró detener al rubio antes de golpearse una vez más. Taemin no lo había notado, pero él estaba cargando una mochila que arrojó al suelo para indicarle que la usara como asiento.

—Por la manera en que te vi caer es probable que solo te hayas torcido el tobillo -habló el moreno acercando sus manos a la pierna de Taemin, quien por instinto la alejó. —Tranquilo, solo revisaré que no tengas un hueso roto.

—Te ves muy joven como para ser doctor -dijo Taemin mirando al moreno con recelo. —Y muy grande como para estar jugando a ser uno.

Para sorpresa del rubio, la persona que ahora se encontraba con su tobillo entre las manos dejó escapar una pequeña pero cálida risa para después sonreírle abiertamente.

—Tienes razón -asintió. —Aunque como dices, estoy haciendo lo segundo. Acabo de iniciar mi segundo año en la escuela de medicina, todavía no soy doctor, pero lo seré en unos 5 años más.

Taemin bufó al imaginarse a sí mismo cargando libros pesados durante seis años y estudiando sin parar solo para atender a gente que probablemente ni siquiera le daría las gracias.

—Entonces no sabes nada y solo te estás haciendo el interesante conmigo.

—Sé lo suficiente para decir que no te quebraste nada -respondió el moreno, y entonces acercó su rostro al del rubio, tanto que Taemin sintió cómo su respiración se quedaba repentinamente atascada. La mano del estudiante de medicina se aproximó a su rostro y Taemin se sorprendió a sí mismo al verse tan nervioso por el repentino acercamiento. —Te quedó en la frente un poco de basura del contenedor con el que te estampaste. Deberías visitar a un médico real para que te revise ese golpe, porque al menos un buen moretón sí te saldrá.

El contacto de la piel del moreno con la suya lo estremeció, pero el otro no pareció inmutarse ni un poco al limpiarle la frente tranquilamente.

—¿No se te hace tarde? -preguntó Taemin, y quiso golpear algo al darse cuenta del temblor en su voz. El moreno le tendió una mano para ayudarlo a levantarse, pero la rechazó y se levantó por su cuenta tratando de ocultar el dolor. El futuro médico rio.

—¿Tarde para qué?

—Para lo que sea, ¿no ibas a ningún lugar mientras pasabas por aquí?

—Iba a casa, ya terminaron las clases por hoy.

—Pues entonces vete antes de que se haga tarde, alguien en tu casa se preocupará si llegas tarde -murmuró Taemin.

—Vivo solo, estoy rentado cerca de este lugar por la universidad.

Taemin observó lentamente el rostro de quien lo había ayudado contra su voluntad. Tomando en cuenta que estaba iniciando su segundo año en la universidad, calculó que tendría unos 19 o 20 años. Sus ojos lucían amables, pero lo hacían sentir irritado.

—No me importa, solo quiero que te vayas.

Contrario a lo que Taemin esperaba, el moreno volvió a reír.

—Soy Minho.

—No te pregunté.

—Supuse que eras demasiado tímido para preguntar -dijo Minho y le entregó a Taemin otra amplia y blanca sonrisa. El menor juró que lo golpearía si volvía a mostrarle aquellos relucientes dientes.

—La realidad es que no me interesa, y si no quieres irte pues supongo que el que se irá soy yo.

Taemin inhaló profundamente y sin volver a mirar a Minho caminó fuera del callejón para ir a otro lugar donde pudiera practicar tranquilamente su parkour, o al menos intentarlo.

—¿No me dirás tu nombre? -preguntó Minho levantado la mochila que seguía en el suelo. Estaba seguro de que el rubio lo había escuchado, pero no recibió ninguna respuesta. —¡No olvides visitar al médico!

Taemin no miró atrás, simplemente bufó y caminó por la calle tratando de olvidarse lo más pronto posible de la situación que acaba de protagonizar, así como de todas las sensaciones extrañas que se hicieron presentes en el encuentro con ese tal Minho, a quien deseó no volver a ver nunca más.

taeyxngie, noviembre 2017.

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