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- ¿Sirius?

Una voz femenina y familiar le saca de su sueño. Parpadea un par de veces y frunce el ceño, aún adormilado.

- Agh, como Potter me haya engañado...-murmura la voz, algo ahogada.

Entonces recuerda el espejo debajo de la almohada, y se apresura a sacarlo.

- ¿Marlene?

- ¡Sirius!

El joven mira los ojos verdes que han aparecido en el espejo, rodeados de mechones de pelo dorado. Pero la ve algo más delgada, con ojeras bajo sus bonitos ojos, y eso no le gusta.

- ¿Estás bien? -pregunta él, frunciendo el ceño.

- ¿Tú me preguntas a mí si estoy bien, Black? -las cejas de Marlene se alzan, con gesto incrédulo.- Mejor dime cómo estás tú.

- Estoy mejor. Ahora respondeme la pregunta. -replica el muchacho con impaciencia.

La chica rueda los ojos.

- Ahora que te veo vivito y coleando estoy bien. -responde.

Sirius sonríe y ella también lo hace.

- ¿Cómo es eso de que James y tú han discutido?

La rubia suelta un suspiro.

- Ya hemos hecho las paces. No te preocupes por eso.

- ¿Asique van a reemplazarme en el equipo? -pregunta, fingiendo estar ofendido.

- Bueno...-la chica esboza un gesto culpable.- Si no encontramos un sustituto no dejarán que juguemos y Gryffindor quedará afuera...

El chico ríe.

- Sé las reglas. Estaba bromeando, Marlene, relaja un poco que me pones tenso hasta a mi.

Su novia suelta un bufido y él se la queda mirando.

- Quiero que hagas lo siguiente: una vez que le devuelvas el espejo a James, date un baño para relajarte y duerme más de tres horas, por el amor a Godric. Tienes peor aspecto que yo.

Ella ríe y asiente.

- Lo haré. Tú haz lo que te ordenen así regresas rápido ¿Eh? Que ya hasta te echo de menos.

- Haré mi mejor esfuerzo. Buenas noches, Rubia.

- Buenas noches, Black. -antes de desaparecer su imagen del espejo, la chica le dedica una sonrisa.

Diez días después, Sirius es dado de alta. Madame Pomfrey es encargada de llevarlo de nuevo a la escuela, por medio de la red flu, apareciendo en el despacho de Dumbledore.

- Ah, señor Black. Me alegra ver que ya está con nosotros, justo a tiempo para ver el partido de Gryffindor. -dice el director, con una sonrisa, dirigiendose a estrechar la mano del joven.

- Gracias, señor. -responde el Gryffindor, con una leve sonrisa.

- Bueno, Poppy, dejemos que el señor Black regrese a la sala común y se reencuentre con sus amigos. -le indica el anciano profesor a la enfermera.

La mujer asiente pero le apunta a Sirius con un dedo acusador. 

- Todos los viernes lo quiero en la enfermería para controlarlo, Black. Sin excusas.

El  chico hace un saludo militar y sale del despacho del director como una exhalación. Sube tan rápido como puede a la Sala Común, y allí todos comienzan a saludarlo, incluso un grupito de chicas apiñadas en un rincón lo miran soltando risitas tontas y saludandole con la mano. Él las ignora, está buscando a sus amigos y, por supuesto, a su rubia favorita.

Blackinnon StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora