Estaba contando los minutos de la última clase del día, estaba deseosa de salir de allí y olvidarme de las clases por el resto del día.
Al sonar el timbre, las clases terminaron y me apresure a salir apurada del aula, quería llegar lo antes posible a casa y ayudar a papá en el bar.
Luego de prepararme, salgo de mi habitación, y observo a Sebastián que me estaba esperando. Le agradecí enormemente el que me llevara a casa.
—Hola extraña. — dijo ayudándome con mi mochila.
—Hola, perdona la tardanza. — dije algo agitada—. La química estuvo en mi contra el día de hoy, creo que sacare de mi lista de "futuras carreras" el título de Ingeniera Química. Eso no es lo mío.
—Ja, ja. Qué pena, me hubiera gustado verte en una bata blanca, creando algún tipo de virus mortal o la cura del cáncer.
—Que va, no es lo mío.
—A ver, ¿cómo puede una materia estar en tu contra? — dijo sonriente. Estábamos saliendo del edificio de los dormitorios.
—Veamos. Primero mis guantes tenían un orificio. — dije mientras entrabamos al auto—. Luego cambiaron los componentes que iba a utilizar, lo que causo una reacción inesperada al mezclarlos. Todos se empezó a derramar como en un volcán de papel mache, y al final exploto salpicándome la ropa.
—Oh, vaya, eso es tener mala suerte.
—¡Ja! No tanto como el tener que quitarme la ropa en medio de la clase, sin mencionar que los chicos no estaban cooperando en salir del aula. Tal vez en algunos días salga mi trasero en la portada del periódico estudiantil.
—Bueno, a mí me parece que tuviste un día divertido — dijo el mirándome por el retrovisor y riéndose abiertamente de mi en cuanto vio mi cara de pocos amigos.
—No, no lo fue. — dije esta vez molesta—. Además, no quiero ser la burla de todos.
—Creo que ya es tarde para eso. Por lo que sé, ya eres bastante popular por aquí— dijo centrándose en el camino—. Como sabrás, la popularidad se crea cuando te vueles el centro de atención, ya sea por una cosa ridícula o porque tú misma busca serlo. Sin embargo, en tu caso, es porque eres diferente. No te la pasas como las demás chicas que solo critican y chismorrean sobre todo lo que pasa. Es por eso que mejor eligen la humillación pública para poder hablar de los demás. Así que no deberías molestarte en pensar nada sobre las noticias que dirán sobre ti, si las ignoras, veras que al final dejarán de hablar sobre ti. Al menos es mi opinión.
—Hablas como si ya te hubiera pasado algo parecido. — dije aun molesta, pero tratando de calmarme.
—En verdad, lo es. Ya me ha pasado. Al igual que tú, estuve en una escuela donde era el centro de atención por ser diferente. Pero eso no me detuvo, lo miso deberías de hacer. —dijo con una sonrisa—. Además, si te cuento esto es con el propósito hacerte el día un poco menos pesado y hacer que rías, de esa forma pueda que tenga una oportunidad de salir contigo. —dijo mirándome nuevamente por el retrovisor—. Estaba pensando que quizás mañana pueda búscarte en casa y hacer la presentación incomoda ante tu padre. Ya sabes, con la advertencia y el toque de queda. ¿Qué dices?
Me estaba riendo ante el cambio repentino de tema. No me esperada que, entre toda la seriedad de sus palabras, pudiera concentrarse en querer salir conmigo. Aunque me siento mejor, gracias a su extraño humor.
A veces pienso en que Sebastián puede ser un poco tonto, pero no le quita que también puede ser lindo y tierno, además es cierto que le debo una salida.
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a la mierda con todos
Randomnadie puede escoger en que familia nacer, ni que puñeteros problemas les toca solucionar y de el futuro... de eso mejor ni hablemos, no puedo decir que me queje de mi vida, después de todo, Dios le da las más grandes batallas a sus mejores soldados...