XXII

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(Advertencia: Sabriel + Smut!) xB

Sam atrajo a Gabriel hasta sentarlo a horcajadas sobre su regazo, sin dejar de besarlo en ningún momento. El arcángel se sentía cálido y suave a su alrededor, y pronto las procupaciones del cazador pasaron a segundo plano en su mente. Todo en lo que podía pensar era en él: El tacto de sus labios dulces, el peso de su cuerpo sobre él, la forma en que sus manos le acariciaban el rostro con dulzura...

Continuó besándolo con más y más entusiasmo a cada segundo, asombrado por el curso de los acontecimientos de aquel día y por la absurda pero innegable atracción que ejercía sobre él el arcángel, quien ahora se retorcía gustoso entre sus brazos.

-Sam... -El mismo murmuró contra sus labios, su voz temblorosa por la pasión recorriéndolo.

-¿Sí...?

-¿Cómo diablos mantienes tan sedoso tu cabello?

Sam rió, sorprendido, y el sonido cosquilleó agradablemente sobre los labios de Gabe.

-¿Realmente me estás preguntando eso? -Dijo el muchacho, mirando alternadamente los ojos y  boca del otro, conteniéndose a duras penas de volver a apresar sus labios en un beso.

-Es una de las preguntas que me hago sobre ti hace años...

-¿Cuáles son las demás?

-Bueno... -Susurró a milímetros de él- Mis manos están en tu cabello por ahora... ya llegarán al resto.

El joven volvió a besarlo profundamente, deleitándose con el sabor acaramelado del arcángel mientras lo rodeaba por la cintura y bajaba luego hasta apoderarse de su trasero con sus grandes manos. Gabe gimió.

-¡Vaya, Sammy! -Le dijo sin aliento mientras el otro lo masajeaba- ¿Hay alguna pregunta que tú te estés haciendo sobre esa parte de mí?

-Varias, también. -Fue su respuesta- Pero ya llegarán...

-¡Eso espero! -Exclamó, gustoso.

El cazador rió una vez más, y tomándolo con firmeza por el trasero se puso de pie y lo cargó hasta la cama. Gabriel se mordió los labios, excitado por la fuerza y determinación del muchacho, y cuando ambos cayeron sobre el colchón besándose apasionadamente, se felicitó a si mismo por estar allí esa noche. Sin dudas la disfrutaría.

Unos minutos después Sam yacía de espaldas con Gabe trepado a horcajadas sobre él, besándole y mordisqueándole el torso con deleite luego de haberle quitado la camisa y la remera. Le complacía oír los pequeños quejidos de placer que escapaban de los labios del cazador al acariciar su cuerpo cincelado, y estaba determinado a recorrerlo hasta el hartazgo.

Había llegado a desabrochar la abultada cremallera de su jean cuando se oyó un golpeteo en la puerta, y de pronto la misma se abrió. Gabriel se hizo invisible junto con los pantalones que sus manos aferraban justo en el momento en que Dean aparecía frente a su hermano.

-¡Dean! -Sam exclamó sobresaltado, sentándose en la cama y cubriéndose la entrepierna con la sábana- ¿No sabes golpear?

-¿Y qué acabo de hacer? -Su hermano lo miró con fastidio, completamente ajeno a la desnudez del menor, y a su patente excitación. Este bufó.

-¿Qué ocurre? Me estaba por acostar ya... -Mintió, esperando que no resultase obvio el estado en que se encontraba.

-¿Has visto a Cas? -Dean soltó- No lo encuentro por ningún lado.

Sam logró por un breve instante concentrarse.

-¿Cas? E--estaba... -¿Qué tanto decirle? -Estaba con nosotros más temprano, pero... Crowley lo molestó y él se fue.

Misión: DestielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora