Fue entonces cuando, mientras se encontraba haciendo tareas en su habitación escuchó el sonido de la puerta abriéndose. Para su sorpresa, era su madre quien entraba. Su corazón se llenó de emoción al verla, puesto a que por el trabajo llegaba cuando Hanna se encontraba dormida, y se iba muy temprano en la mañana.
— ¿Cómo se encuentra mi pequeña niña?
A Hanna se le cristalizaron los ojos, y corrió enseguida hacia ella.
— ¡Mamá! ¡Te he extrañado mucho! —dijo mientras la abrazaba con fuerza.
— Lo entiendo pequeña, y en serio lo lamento. He estado bastante ocupada. Pero, mientras tanto, podrías ponerme al tanto de tus cosas, ¿te parece?
— Me parece perfecto —le respondió Hanna con una gran sonrisa en su rostro.
Ambas se dirigieron hacia la sala de estar, mientras María les servía chocolate caliente, debido al clima frío de ese momento.
—Y cuéntame Hanna, ¿qué tal va el colegio? —preguntó la madre de Hanna mientras tomaba un sorbo de su chocolate.
—Bueno, ya sabes... Igual que siempre , no hay ninguna novedad al respecto —Hanna enseguida cortó el tema, sabiendo a donde quería su madre que llegara la conversación, y era algo que ella no deseaba.
Notando esto, la madre de Hanna un poco ansiosa fue directamente al grano.
—Hija... ¿Has tomado tus pastillas?
No hubo respuesta. Se hizo un gran silencio. Hanna comenzó a inquietarse frente a la pregunta, y empezó a mover sus manos de un lado a otro. Sin embargo, debía mostrar fortaleza.
—No, no las necesito. Estoy realmente bien, mamá. No son necesarias. —En la voz de Hanna podía percibirse impaciencia.
—Pero, cielo... Podría volver a pasar lo de la última vez y...—
—No, no pasara de nuevo. Cuando te paras a pensarlo, es realmente una estupidez —dijo Hanna enseguida, interrumpiendo a su madre.
El ambiente ahora era tenso, y el silencio se volvió sofocante.
Pero entonces Hanna lo recordó, su única escapatoria para sentirse tranquila.
—Lo siento —dijo la pequeña niña, agachando la cabeza y rompiendo así el silencio.
—Descuida, lo comprendo —respondió con bondad su madre mientras la abrazaba.
Y entonces vio la oportunidad perfecta para llevar a cabo su plan:
—Oye mamá... En el colegio recientemente han abierto un curso después de clases, es sobre expresión artística. Estaba pensando... En entrar allí. Después de todo, podría volver yo sola a casa. Ya soy algo grande, no es mucha la distancia, y sé que María está algo ocupada para recogerme... ¿Qué me dices?
Como pensando un poco en su respuesta, tardó un poco en responder. Luego de unos minutos volvió a dirigir su mirada en ella:
—Me parece una maravillosa idea. Es bueno que finalmente te distraigas con algo. Muy bien, tienes mi aprobación para inscribirte.
Bingo.
Hanna finalmente tenía su oportunidad de regresar a aquel deseoso lugar para ella. Sabía que estaba mal mentirle a su madre, pero dejó de darle importancia. No tenía nada que perder arriesgándose.
Después de esto, pasaron las siguientes horas hablando, viendo películas y disfrutando mutuamente de su compañía, hasta que esto se vio interrumpido por la hora de dormir.
—Muy bien, descansa. Mañana será un largo día y tienes que madrugar —se acercó su madre tiernamente a ella para darle un beso en la mejilla— Te amo, tesoro mío.
"Tesoro mío" Aquellas palabras tan extrañas, pero tan fascinantes.
De hecho, todo había sido bastante extraño. Su madre siempre era indiferente, por lo que el hecho de que fuera un poco cariñosa era algo fuera de lo común. Pero Hanna dejó de cuestionarse, después de todo, aunque fuera por un momento quería maravillarse con ese momento.
—Y yo a ti, mamá —respondió Hanna correspondiéndole con un abrazo. Aquellos días eran los que realmente disfrutaba, ya que casi nunca podía pasar tiempo con su madre. Y prontamente regresaría a esa realidad.
Con estos pensamientos rondando por su cabeza, se acostó a dormir, a sabiendas de que estaba cerca de llegar a su objetivo.
___
Al día siguiente, al finalizar las clases, Hanna intentó recordar aquel camino y muy segura de sí, se preparó para regresar a aquel bosque.
Porque en aquellos momentos en los que su cordura amenazaba con desplomarse nuevamente, necesita algo en donde hallar paz, aunque fuera momentáneamente. Sabía que si no la encontraba, aquellos pequeños murmullos en su mente saldrían totalmente a flote. Lo sabía, y haría lo posible por evitarlo.
Pero, ¿Por cuánto tiempo más?
___
Capítulo 7.
Muchísimas gracias por leer. ♥♥
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Memorias perdidas.
Short Story¿Es posible olvidar aquellas cosas que nos hicieron felices? ¿Es posible olvidarse a uno mismo?