20. Utopía [Retorcidas]

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Mi intento fake de Gif para mí historia xd, había hecho uno más lento pero Wattpad no me lo quiso cargar

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[La noche era tan turbia, el aire que se respiraba solo te aplastaba y comprimía tus pulmones como veneno

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[La noche era tan turbia, el aire que se respiraba solo te aplastaba y comprimía tus pulmones como veneno. Mackenzy se aprovechaba de la penumbra y el silencio imponente que persistía en aquella hora, observando como su hijo dormía a un lado de su mujer, parada justo enfrente camita donde descansaba Melodie, su pequeña nieta de 5 años quién necesitaba estar cerca de sus padres por sus padecimientos mentales.

Cómetelos.

Sin embargo, Mack no pudo evitar acariciar la mejilla con su índice de la pequeña. Una piel tan suave, dulce y frágil. Tan tierna e inocente.

Increíblemente no le causaba una sensación de hambre. No. Lo que sentía era una inmensa necesidad por proteger a esa criaturita de toda la maldad que resguardaba el mundo para ella.

Es un monstruo, es como nosotros. Monstruos no comen monstruos.

Y es que, jamás dejaba de llorar por haber nacido con ese deseo insaciable por la carne humana. Deseaba sentir asco por ella. Olvidar ese cálido sabor que dejaba en sus pupilas repleto de ese jugo que traía consigo, tan suave y exquisita. Pero por otro lado, estaba tan harta de negar su propia naturaleza. No la comprendía, la odiaba incluso, hubiera dado lo que sea por ser parte de la hipócrita sociedad, pero no era así, y era tiempo de empezar a disfrutar de aquella condición.

—Señora Denver.— se levantó Katherine, madre de Melodie y esposa de Ian, con voz de preocupación al ver cómo Mack observaba a la niña.— ¿Q-que hace?— sonó el intento vano de ocultar el temor siendo obstaculizado por una voz temblorosa. Sólo se le escuchó bufar, ella no era mucho de hablar.

Katherine se levantó conservando una distancia prudente y cautelosa hacia Mack, aquella solo chasqueó la lengua asqueada. Odiaba que la tratasen como un animal salvaje. La más joven empezó a avanzar hacia ella con pasos suaves, tratando de no alarmar a Mack.

—Ian, tu mamá.— dijo en un susurro temeroso sacudiendo el pie del varón. El hombre se levantó y vio a su madre posada peligrosamente cerca de su hija, mas no se inmutó, veía la escena como algo que se había esperado desde hace mucho.— P-por favor, solo dígame ¿Que le quiere hacer a la niña?— pobre Katherine, nunca había sido mala. Por mucho tiempo estuvo de acuerdo en formar parte de esa familia a pesar de todo, pero ahora, solo temía por la vida de su pequeña . El silencio que la "ex" caníbal emitía le resultaba mortífero. No quería acercarse tanto por temor a que hiriera a la niña.— Ian.— suplicó una vez más que el hombre interviniera. Él siguió sin responder. Por el reflejo de la luz lunar, Katherine logró percibir un pequeño brillo proveniente de un cuchillo. Iba a matar a su hija. Agarró todo el valor que pudo y puso firme su voz.— Por favor, aléjese de Melodie.

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Esa orden sonó tan imponente. Lástima que a Mack le importó poco. Con su otra mano, alzó una pistola y en solo un segundo, jalo del gatillo matando a Katherine.

Lo siento, se me olvidó mencionar que Mack era ambidiestra. Un detalle insignificante. Bueno, insignificante para todos exceptuando a las 116 víctimas que tuvo Mack en toda su vida, incluyendo Katherine.

—Perdón por lo de tu esposa, hijo.— expresó con un tono frío y obviamente, sin lamento. Ian solo veía tendida en el suelo su último intento de normalidad. Suspiró, ya ni modo.

—¿Por qué lo hiciste?— preguntó viendo cara a cara a su madre. La mujer alzó la pistola otra vez pretendiendo amenazarlo.— Eso no es necesario.— enunció con una clara honestidad. Mack bajó la pistola y lo vio seriamente. Por primera vez en años sintió que podía confiar en alguien.

—Necesitó un hotel para personas como yo. Mi precioso Hotel California.— Ian inhaló ¿Por qué diablos había intentado evadir todo esto? El final para ese hotel siempre fue inevitable.

—Hecho.— estrechó la mano con su madre cerrando el trato.

Y así, el paraíso para las bestias se creo. Un lugar donde tanto buenos y malos tenían un mismo y desgraciado final. El infierno profesado por tantos años se volvió físico en el espacio mortal. He ahí, en esa carretera casi abandonada, el Hotel California.]

Adrien y Marinette se levantaron con dificultad, tratando de hacerlo lo más rápido que pudieron; sintiendo como la misma muerte los perseguía. Ambos corazones latían rápido temiendo porque este fuera el final de todo.

—Déjala Adrien. Déjala y vivirás.— soltó Melodie acercándose a ellos. Adrien volteó hacia atrás, sabia que si la dejaba ella mataría a Marinette, y si no lo hacía también. Además, no sabía si confiar en las palabras de esa loca.

—Corre, ya vete, vive tú.— exclamó la azabache ya parada sintiendo el inmenso dolor el su tobillo por la anterior caída. Adrien sintió su pecho arder. Tanto se había esforzado por sacarla de aquí con vida. No echaría todo al balde. Todos los demás ya habían muerto. Él era el último para sacrificar. Apretó los ojos con fuerza. Él era el maldito culpable de que su amada estuviera ahí. Le debía la vida.

—Perdóname Mari.— y la soltó dirigiéndose hacia Melodie. Sintió como el aliento se le escapó al verlo hacer eso. Maldición.— Por favor, sálvate tú, hazlo por mí.— susurró esperando que el aire le llevará esas palabras a Marinette.

—Con que así son las cosas Adrien. Te vas a venir en mi contra. Después de todo lo que he hecho por ti.— exclamó con dolor Melodie.— Bien, entonces ambos se irán al infierno.— pretendió disparar al joven, pero antes de que lo pudiera hacer él se abalanzó sobre ella desviando la bala.

—¡Corre Marinette!— gritó Adrien. La azabache quien había estado paralizada viendo eso reaccionó ante aquellas palabras y miró hacia su tobillo. No podía dejarse vencer, no ahora.— ¡Hazlo!— y empezó a correr tratando de ignorar el dolor hacia el camión, que estaba a solo unos metros de ella.

El viento cálido empezó a golpear en su cara. El alba ya se levantaba en el horizonte, aunque la mayor parte del cielo continuaba oscuro. Sus piernas se sentían tan débiles al igual que el resto de su cuerpo. Detrás suyo escuchaba los quejidos de batalla de Adrien y Melodie alejándose. Tenía que llegar pronto al camión e intentar salvarlo. Aún estaba a tiempo. Su respiración se volvía escasa.

Su tobillo de repente no resistió más y volvió a caer. Mientras intentaba levantarse escuchó otra bala salir de la pistola. Inevitablemente volteo atrás con esperanzas de que el sobreviviente fuera Adrien.

En la lejanía //Adrinette//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora