La Tortuga y el Caballo.

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Esta es la historia de la extraña amistad que surgió entre una Tortuga y un Caballo. Todo empezó un día en el que una pequeña y joven tortuga se armó de valor y decidió irse del lugar donde siempre había vivido pues estaba dispuesta a conocer el mundo. Quería ir a disfrutar de todos esos hermosos lugares de los cuales había escuchado tantas veces de la boca de muchos otros animales que habían tenido la oportunidad de hacer divertidos viajes a tierras muy lejanas. Quería conocer el mar, la nieve, el desierto y muchos otros lugares que le parecían fascinantes.

Ese día se dispuso a caminar y caminar, caminar y caminar.....Duró varios días. Estaba exhausta cansada y veía que todo el paisaje a su alrededor era igual pues no variaba en nada a lo que siempre había conocido.

En eso se le acercó un conejo que siempre le iba a visitar y le dijo: - Hola Tortuga ¿cómo has estado? Tú como siempre en el mismo lugar - comentó el conejo.

La Tortuga le respondió indignada: - ¿Cómo que en el mismo lugar? No ves que llevo días viajando, debo estar muy lejos del lugar donde siempre he vivido.

El Conejo se hechó a reír fuertemente y dijo: - Como vas a estar lejos de tu casa, si tan solo estas a pocos metros de donde te veo todos los días ¿De que hablas?

En ese momento la tortuga entendió lo que había pasado, sus piernas eran tan cortas y su andar tan lento que escasamente había recorrido una muy corta distancia a pesar de todo su esfuerzo y tiempo invertido en su aventura. Se sentía indignada por la burla del conejo, pero lo que mas le afectaba era la enorme tristeza que le producia saber que no podría conocer todos esos fabulosos e interesantes lugares que tantas veces había imaginado. Se quedó muy triste, parada y sin moverse largo rato con su pequeña cabeza y sus patitas acurrucadas en su caparazón. Al cabo de rato sintió un golpe que la arrojo volando por los aires.......pum....y calló al suelo. No entendía que había ocurrido. Estaba aturdida por el golpe inicial y por la caída cuando escucho una voz desconocida que le preguntaba desesperadamente:

- Hola ¿Cómo estas? ¿Te encuentras bien? ¿Te hice daño? No fue mi intención, estaba distraído pensando en que estaba siempre solo en mis paseos y te confundí con una piedra. Discúlpame por favor......¿estas bien?

- Si, estoy bien. Pero ¿que eres tu? ¿quién eres? ¿Por qué me has golpeado?

- Soy un caballo - le respondió - Como te dije fue sin querer, te confundí con una piedra. Discúlpame.

- Descuida, no fue nada. Estoy bien - Respondió la tortuga - Es que estaba descansando y pensando sobre mi frustración.

- ¿Frustración? - Preguntó el caballo - ¿y eso por qué?

- Es que salí a conocer el mundo y acabo de descubrir que aun sigo en el mismo lugar, luego de varios días.

- Yo te puedo ayudar si me quieres acompañar, tengo largas patas y soy muy veloz. Si quieres te puedo llevar sobre mi lomo.

- ¿Si? ¿harías eso por mi? - Pregunto la tortuga.

- Claro ¿por qué no? así no ando solo.

El caballo inclino su cabeza y le dijo a la tortuga que se sujetara de los cabellos de crin con su boca y con un leve movimiento aventó a la tortuga sobre su lomo y se dispuso a emprender su cabalgata. La tortuga estaba feliz de sentir la rapidez del viaje y ver como rápidamente se desplazaba sobre su amigo y el caballo se sentía contento de contar con alguien con quién compartir sus paseos.

Al cabo de varios días de viajes haciéndose compañía mutuamente los dos amigos visitaron muchos lugares fascinantes y espectaculares, pero de repente la tortuga notó que el caballo conversaba poco y no se le veía feliz.

- ¿Qué te pasa caballo? - preguntó la tortuga - ¿por qué te ves triste?

- Es que extraño mi casa - respondió el caballo - llevamos días viajando y ya extraño mi hogar.

- No entiendo ¿cómo puedes extrañar tu casa? yo siempre la llevo conmigo - dijo la tortuga.

- Es que tu llevas tu casa contigo y puedes disfrutarla con tan solo recoger tus patas y tu cabeza, pero yo no llevo mi casa conmigo y me hace mucha falta volver al lugar que siempre he vivido - Respondió el caballo.

 

tortuga estaba impresionada, acababa de entender que cada uno de ellos tenía ventajas y desventajas con la naturaleza de su especie y no lograban apreciarlas si estaban pendiente de solo de las cosas de las cuales carecían. Ambos amigos aprendieron una importante lección y decidieron que cada uno disfrutaría de los dones que Dios le había otorgado de la mejor manera posible y que podían contar el uno con el otro basándose en fortaleza que les brindaba su amistad. Decidieron regresar y acordaron ayudarse mutuamente para cumplir sus sueños sin afectar su amistad. Desde ese día ambos animales se hicieron grandes amigos y emprendían largos y distintos viajes que le permitían a uno no estar solo en sus aventuras y al otro conocer esos paisajes que siempre había deseado conocer.

Desde ese día fueron amigos inseparables y colorín colorado, este cuento ha terminado.

FIN

Publicada en Wordpress el 03 de abril de 2009 por Néstor A. León T.

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