Capítulo 18

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Capítulo 18.Un tal Basil          Maratón | II

Náyade.

Unos rayos de sol se colaban por las cortinas, abrí mis ojos después de un rato. Aún recuerdo todo lo que me dijo Basil, sí, ese era su nombre.

Magos, hechizeros... ¿En qué momento me volví metida en esto? Tenía que hablar con mi padre, si o si. Me levanté, me duché y vestí y me dirigí escaleras abajo. Todo era tan... Lujoso...

- ¿Qué haces dando vueltas tan temprano? -me sobresalté en cuanto escuché la voz de Basil.

- Oye, no vuelvas a hacer eso, casi me matas del susto, idiota -le di un golpe en el hombro, aunque sé que no le habré hecho ningún daño.

- Que cariñosa tan temprano -protestó mientras se acariciaba el hombro. - Y bien, ¿a quién buscas?

- A mi padre, ¿sabes dónde puede estar?

- Posiblemente se haya ido a la Asamblea o vete tú a saber. ¿Por qué no mejor te vienes conmigo a dar un paseo?

- Las confianzas de hoy en día... -susurré. - Está bien, y espero que sea entretenido porque me aburro en este lugar.

- Tranquila, lo pasarás genial.

[...]

Un grito salió de lo profundo de mi garganta.

- ¡Maldita sea, Basil. La próxima vez, me avisas de que mi vida correría peligro!

- ¡Oh venga, Náyade! Si esto es muy normal y nada peligroso.

- ¡Si te refieres a volar en una simple escoba como las brujas de los cuentos, no, no es nada peligroso! -el sarcasmo salía por todos lados.

- Y yo que pensaba que las chicas de hoy en día les gustaría por un día ser como Harry Potter... -susurró pero lo llegué a escuchar y a cambio recibió otro golpe mío.

- ¡Volvamos a casa, ya!

- ¡De acuerdo, my lady!

Aaron.

Estaba en el sofá mientras escuchaba un zumbido de afuera. Estaba preparando las palomitas y dirigí mi vista hacia la puerta.

Después de unos segundos apareció mi aprendiz junto a mi hija y ambos abrazando el suelo.

- Divertida la tarde, ¿no?

- ¡No, por casi me mata! Y tú -me señaló con su dedo. - Tenemos que hablar, ahora.

- Uh, eso no suena bien, maestro -zarandeé mis manos y él quejándose desapareció de nuestra vista.

- ¿Qué le hiciste? -se sentó al lado mía mientras me miraba acusadoramente.

- ¿Qué? Sólo le he invitado "amablemente" a dejarnos a solas -rodea los ojos y sonríe. La imito y nos acurrucamos en un abrazo cálido. Después de tanto tiempo, la tengo. - Bien, ¿de qué querías hablar?

- Quiero... Que me lo cuentes todo. Sobre... Mamá, esas personas extrañas, tú... Todo -cuando me miró directamente a los ojos, supe que ya no podía mentirle.

- Está bien. Seguramente, tu tía Zinnia te habrá contado un cuento sobre tus orígenes.

- Sí, supongo... Ella me contó que me abandonasteis, que me entregasteis a ella porque no podéis haceros cargo de mi.

- Déjame decirte, que todo fue para que no intentarás buscarnos. Nosotros te queríamos, yo y... Tu madre, Agnes. Te lo contaré todo desde el principio.

« Tu madre, Agnes. Era una hechizera. Y yo, un simple mago. Los hechizeros y los magos somos totalmente diferentes. Te lo explicaré...

Lo que llamamos hechicero (o brujo) es por lo general un "lanzador de hechizos" (de ahí brota el nombre de "hechicero" puede también ser un copiador de "Talismanes", "Pantáculos", amuletos y/o "sigilos". Pero siempre se trata de un mecánico que utiliza fórmulas o signos mágicos (talismánicos o similares) creados por Magos antiguos.

El Mago verdadero, como sus venerables ancestros, no tiene necesidad de "mendigar" poderes ajenos como el hechicero o "brujo". El verdadero Mago, siendo capaz de dominar completamente las Fuerzas de la naturaleza, las puede alinear -a su antojo- aún con un mero chasquido de dedos, dándole las órdenes que desee; y si lo quiere CREAR nuevas y mejores fórmulas.

Una vez aclarado esto, quiero que entiendas que estábamos divididos. Los Hechizeros y Magos, nunca podían entablar ninguna conexión juntos, pero, cuando conocí a tu madre... Todo eso pasó a un segundo plano.

Con el paso del tiempo, nos íbamos viendo en secreto, ocultándonos de todos, un día tu madre y yo, nos unimos finalmente en uno. De ahí, saliste tú, y con tu nacimiento, llegaron problemas.

Alguien cercano a tu madre, les dió el soplo a los hechizeros de que estaba conmigo y de que había concedido un bebé mitad mago, mitad hechizero.

Yo me di cuenta muy tarde... Tu madre se encargó de esconderte de mi y de todos hasta el día de tu nacimiento, ese día, Agnes te dejó en brazos de Zinnia y desapareciste. Creí que habías muerto junto a tu madre, justo cuando la cogieron y castigaron hasta matarla... Pero, días después de fallecer tu tía, sentí tu presencia. »

Es entonces cuando di la orden de tu búsqueda... Hasta el día de hoy...

- Yo... No puedo creer esto, necesito... Sí, necesito tiempo. Lo siento... -salió corriendo escaleras arriba mientras yo me desmoronaba en los recuerdos.

 -salió corriendo escaleras arriba mientras yo me desmoronaba en los recuerdos

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