4 ~ Dragón en casa

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Ertser estaba jugando al ordenador cuando escuchó que se cerraba la puerta principal.
Rápidamente, dejó el ordenador en suspensión y se escondió tras la puerta.
Rauko entró en el cuarto, sin darse cuenta de la presencia de su compañero.
— Ertser... Estás aquí...? - dijo la chica con voz algo cansada.
El pelicastaño no contestó. Ante esto, la ojimarrón salió de la estancia y fue a su estudio de dibujo, dejando las puertas de ambas habitaciones abiertas.
Como solía hacer, la joven puso música a un volumen bajo, pero no demasiado, lo suficientemente alto como para no escuchar nada en el exterior.
El de mayor altura salió de su escondite y, sigilosamente, se dirigió al cuarto.
La de menor edad estaba concentrada haciendo bocetos para sus ilustraciones, por lo que no le sería nada difícil pillarla desprevenida.
Se acercó silenciosamente a la chica y la abrazó rodeándola por la espalda, provocando que diera un pequeño brinco por el susto.
— hola amor... - dijo el joven con un tono acaramelado mientras sonreía.
Rauko se zafó hábilmente del abrazo y se levantó.
— hola, mi vida... - contestó, volviendo a abrazar a Ertser.
Este la miro durante unos segundos con una mirada terriblemente dulce, para finalmente besar a la ojimarrón.
Rodeó la cintura de la chica con suavidad, la sujetó con firmeza y la levantó con facilidad, sin dejar de besarla.
La de menor altura entrelazó las piernas alrededor de la cintura de su pareja y enredó sus dedos en los rizos de su compañero, acariciándole.
El chico la dejó sobre la mesa.
— está cansada mi princesa... O quiere dibujar?
— los dibujos no saben cuidarse solos, al contrario que mi pequeño dragón - sonrío.
Rauko acarició la mejilla del joven y le besó una última vez, provocando una leve sonrisa en su rostro.
— te amo, muchísimo - dijo Ertser aferrando la mano de su pareja.
— y yo a tí también - contestó la ojimarrón volviendo a sus dibujos.
El pelicastaño besó suavemente la mano de su compañera y regresó a su cuarto para seguir subiendo de nivel a su personaje.

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