Luego de que le profesor hablara conmigo por fin logré salir a receso. Era un tiempo corto de veinte minutos; unos lo usaban para comer, otros para chismear, otros para copiar tareas, unos solamente se quedaban sentados sin nada qué hacer.
¿Que qué hago yo?, es simple, me dedico a leer durante esos hermosos veinte minutos fuera de este mundo, veinte minutos para viajar hacia lugares remotos escondidos en las profundidades de la imaginación. Aunque no siempre me es posible hacelo.
Iba camino a la biblioteca pensando en lo que el profesor me dijo de hacer amigos y tener novia, es increíble lo rápido y alto que vuela la imaginación, en menos de tres minutos ya me había casado.
-Oye nerdo-se escucha una voz interrumpiendo mis pensamientos, decidí ignorarlo y caminar más rápido porque ya sabía qué se avecinaba.
-Te estoy hablando imbécil-se vuelve a escuchar la voz-detente para que podamos divertirnos un poco-dijo con un tono amenazante.
-¿Quiénes?-pregunto serio-¿Tus tres gorilas y tú?-volteo a ver y para mi sorpresa solo está Michael-Solo quiero disfrutar del tiempo que me queda de receso, déjame en paz y vete a correr detrás de ese balón que tanto te gusta-continúo diciendo serio.
Él ya no dijo nada, así que me di media vuelta y para mi sorpresa, ahí estaban los tres idiotas restantes. Maldigo para mis adentros y entonces pongo en práctica los dos años de atletismo que en algún momento practiqué.
Recorrí una corta distancia hasta que sentí una fuerza proveniente de detrás, ¿Por qué sigo creyendo que podré escapar de ellos cuando son los mejores del equipo? Me tenían. A esto me refería cuando decía que no todos los recesos podía disfrutar de los libros, ahora comenzaría el infierno para mí.
Me golpearon e insultaron hasta que sonó la campana.
-¡Mierda!, el receso acabó-dijo uno de los idiotas-vayamonos rápido antes de que el señor Williams nos regañe y nos ponga un reporte más.
En ese momento todos se fueron dejando a un patético chico de 18 años tirado en el piso del patio en el rincón más recóndito de la escuela. Escogí este camino porque aquí no suele pasar nadie y pensé que no me encontrarían nunca si pasaba por aquí. No contaba con que ellos trajeran aquí a sus chicas para hacer Dios sabe qué. Sorpresa, sorpresa.
No quiero llegar a la clase, quiero ir a la enfermería y descansar un poco. Tenemos 2 periodos de literatura así que el señor Williams entenderá si le explico lo que sucedió.
Me dirijo hacia la enfermería sabiendo que debo a travesar la escuela completa antes de poder llegar a mi destino. Voy todo el camino maldiciendo a esos idiotas e imaginando diferentes tipos de muertes para cada uno de ellos, es tonto, lo sé, pero me ayuda a olvidar el dolor que siento de la paliza que me dieron.
Llego a la enfermería y Jennifer, la enfermera, me ve con lástima. ¿Pasó lo de siempre?- pregunta preocupada.
No-respondí sarcástico-hoy no me golpearon los veinte minutos del receso.
-Ja, ja-dijo en tono sarcástico también-debes dejar de andar solo por los pasillos si ya sabes como te agarran-dijo preocupada.
-Es difícil no estar solo cuando no tienes amigos-digo mientras ella revisa mis heridas-y no me encontrarían si me dejaras leer a...aahg-digo cuando empieza a limpiarlas con alcohol.
-No seas llorón-dice divertida-y ya sabes que no puedo dejarte estar aquí, ¿Acaso quieres que me despidan?-Agacho la cabeza y pienso en como serían las cosas si Jenni no estuviera para mí-Deberías hablar con los delagados de tu clase, tal vez incluso encuentres una novia entre ellos-dice como si supiera algo.
-¿Ahora tú también?-digo mientras hago caras por el dolor-Se me hace que ustedes saben algo...No puedo hacer amigos Jenni, lo sabes.
-Pues yo te puedo presentar a alguien-comenta emocionada-es más, te la presento justo ahora-la miro confundido ante esa propuesta-Ven Meri-dice haciendo un gesto con la mano.
Conozco ese nombre, ¿Dónde lo he escuchado antes? Volteo y veo a una de las delegadas de biblioteca, una chica de unos 17 años, cabello rojizo descuidado y despeinado, tes blanca, gafas redondas y baja de estatura. Justo como me gustan...
Se sonroja porque la observo mucho.-Meri, él es...-dice Jenni antes de ser interrumpida.
-James-continúa Meri-mucho gusto, soy Meri Traycott, es un placer conocernos, espero que nos llevemos bien-dice mientras sonríe.
-Mucho gusto Meri, soy James Morgan-digo estirando mi mano para saludarla-el placer es todo mío-digo mientras estrechamos las manos-creéme que nos llevaremos muy bien siendo ambos delagados de la biblioteca.
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El sol, la luna y todas mis estrellas
RomanceCon el sol te recuerdo, pues con él te conocí; Con el cielo te extraño, pues el verlo me recuerda a ti; Con la luna te hablo, pues en la oscura noche guía eres para mí; Con cada estrella te amo, pues al igual que todas ellas, infinito es mi amo...