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Al yo no tener algún indicio de quién podría ser el culpable de todas estas desgracias, los héroes se dieron por vencidos.

Se sentían inútiles, nunca les había pasado esto, ¿en serio este seria su fin? ¿Dejar que el villano se saliera con las suyas?

Pero Luigi tenía una pizca de fe, él no quería rendirse tan fácil. No podía estar ahí con los brazos cruzados y ver como la gente del reino moría lentamente.
Tenía que hablar con Mario, así que fue directo a su habitación.
Pero antes de tocar la puerta escuchó unas voces que provenían dentro de su habitación.
No quería ser chismoso o algo por el estilo, pero sus dudas le carcomían por dentro, así que se apegó lo más que pudo a la puerta para escuchar que estaba pasando.

—Princesa... Perdóneme por haberle fallado.

—Mario... Por favor, no es tú culpa, nada de esto lo es.

—¡La gente esta sufriendo allá a fuera! ¡Por favor! ¡¿Si no es Bowser, entonces quién es?!

—¡Mario!

—Le he fallado, no merezco ser un héroe.

Luigi hizo una mueca de preocupación, su hermano no podía estar diciendo eso. Con los ojos vidriosos se separó de la puerta y se fue de ahí.
Si Mario no iba a hacer nada entonces él lo haría por su propia cuenta.

Pero antes de eso, tomo su mochila con la cual anteriormente iban a salir y se dirigió a donde se encontraba el rey de los Koopas.

—¿Te quedarás ahí o vienes a descubrir quién es el bastardo que a estado haciendo esto? —Su tono de voz era uno serio y mandón, al Koopa le sorprendió tal actitud que mostraba al respecto.

—¿Quién te a puesto así? —Cuestionó —Nunca te había visto tan cabreado.

—¿Me acompañaras o no?

Silencio.

—¿Y Mario? —Decidió cambiar un poco de tema —Bueno, él siempre hace este tipo de cosas.

—No vendrá, así que por ende necesitó tú ayuda, —sus ojos estaban a punto de estallar en lágrimas, aunque paso una mano por ellos para secarselas —entonces, ¿vienes?

Antes de que pudiera responder ante la pregunta, la puerta fue tocada con un poco de brusquedad, el hermano menor fue directamente a abrirla, encontrándose con la princesa de Sarasaland.

—Pri-princesa —hizo una reverencia mientras se sonrojaba y se quitaba la gorra.

—Luigi, hola. —Saludó —Anda, levantate —el mencionado solo hizo caso omiso mientras se volvía a poner la gorra.

—¿Qué la trae por aquí, su majestad?

—Me he enterado de lo que ha estado pasando, y he venido a darles algo de armamento y apoyo, —hizo una pausa —¿Se encuentra Peach?

—Daisy —Y justamente, desde las escaleras ahí estaba la de cabellera rubia, y detrás de ella estaba Mario

—¡Peach! —La chica de pelo castaño fue hasta con ella para abrazarla, la otra hizo lo mismo mientras se ponía a llorar en su hombro.

—Ya, tranquila —Daisy le acariciaba el pelo muy suavemente mientras la otra solo sollozaba y moqueaba en su hombro.

—Ya no sé qué hacer —Soltó a contra apenas entre jadeos y voz entre cortada.

La de cabello castaño solo hizo una mueca de preocupación ante tal respuesta, era más que obvio que esto era una situación de alerta.
Mientras ellas seguían así, Luigi fijo su vista en su hermano que aun seguía en las escaleras, se le notaba triste y desanimado, y a eso Luigi le destrozaba el alma.

Mientras se separaban y Peach estaba un poco más calmada, Daisy decidió hablar; —Mi reino está muy tranquilo por el momento, se me es raro que no hayan atacado en el mío, pero eso me dio más oportunidad de venir a ayudarlos.

—Princesa, ¿está usted segura? —Decidió por fin hablar el de gorra roja.

—Todo por mis amigos —Sonrió mientras tomaba las manos de Peach y esta le devolvía la sonrisa.

Al parecer tenían un pequeño rayo de luz de esperanza.
O no.

Oh, Daisy, Daisy, Daisy.
Fue un error en entrometerse en cosas que no deberían importarte.

Oh Luigi [KingBooigi] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora