II - Indiferente Eternidad

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Solo cinco minutos, ese era el tiempo que había transcurrido desde que el pupitre de su lado derecho por fin se había ocupado, puesto que a su lado se encontraba Caeli; Federico trataba de no dejarse llevar por el impulso de observarla detenidamente, ya que como todo ser humano, la curiosidad de analizar todo aquello que le resultaba un enigma, siempre estaba latente.

Sentía incrementar su ritmo cardiaco, a tal grado que no sabía si era emoción o nauseas pronunciando alguna enfermedad; suspirando prefirió dejar pasar el malestar y se concentró en frotarse las manos en sus muslos para poder aplacar el sudor frio que siempre surgía al encontrarse en situaciones tan poco habituales para él.

Exacerbado por todo el universo de sensaciones que le estaban ocurriendo, decidió tomar un suspiro e intentar concentrarse en la clase que ya había comenzado, pero sin darse cuenta por el rabillo del ojo se pasaba volteando a ver a la joven sentada junto a él, solo para percatarse que ella en ningún momento parecía notar que él estaba allí; ella al parecer nada más tenía ojos para el pizarrón.

"Que decepción", pensó Federico, "bueno, lo más seguro es que ha de tener ya algún novio por allí." Suspirando por lo negativo de su pensamiento saco su pluma estilográfica y comenzó a tomar apuntes; no llevaba ni la primera oración terminada cuando sintió una mirada proveniente de su lado derecho y al alzar la vista vio a Caeli viendo su pluma, para después verlo a él, en aquel instante pudo apreciar aún mejor la tonalidad de sus iris, fue como si por primera vez alguien lo viera; Federico solo sintió, por segunda ocasión en el día, su rostro arder levemente. Caeli, elevando las comisuras de su boca, volvió la mirada al profesor que alzo la voz aún más para terminar con el capítulo del día con uno de sus discursos; Federico ya no pudo apartar la mirada del pronunciado hoyuelo que se le empezaba a formas en la mejilla a Caeli.

"¡Concéntrate!", se dijo a sí mismo y sacudiendo la cabeza levemente, poso su mirada en el libro que refunfuñaba por ser ignorado, "Sabes que eres demasiado tímido como para hablarle a una chica así." Y en ese momento, más que en ningún otro, deseo que su tío le hablara de como acercarse a las mujeres, en vez de haberle enseñado a enterrar la nariz en la buena literatura, aunque claro eso siempre era de gran ayuda puesto que era todo un romántico debido a eso, pero de qué sirve tener las palabras correctas si careces de las agallas para decirlas en los momentos oportunos.

Al terminó del discurso de cierre del maestro, de nuevo sintió la mirada de la belleza enigmática que ocupaba el asiento a su derecha, solo que esta vez prefirió ignorarla, fingiendo que leía algo muy interesante en su libro.

-Deja de hacerlo- Le murmuro Caeli, mientras se acercaba aún más a Federico, mientras le echaba una leída a lo que se suponía él estaba leyendo; haciendo que el notará el tema Maltrato a la Mujer en temas laborales, y con algo de vergüenza cerro el libro apresuradamente.

- ¿Y que se supone que estoy haciendo? - Le respondió con una sonrisa nerviosa.

- Ya veo, ¿entonces eso quiere decir que siempre que ignoras a una chica lo haces sin darte cuenta? – Le pregunto levantando levemente su ceja izquierda y sonriendo aún más.

- Yo... Este...

- ¡Tranquilo! Solamente me pareció algo tierno, no te preocupes, suelo soltar comentarios sin analizarlos primero, lo siento debí encender mi filtro verbal. – Le dijo Caeli a una distancia muy corta, haciendo que Federico solo pensara en su cercanía ocasionando que esa misma noche se repitiera la escena en su mente para comprender bien que le había dicho en ese momento; Caeli tomando su mochila café algo gastada procedió a salir del salón, dejándolo con la sensación de volver a hablar con ella, bueno mejor dicho a que ella volviera a hablarle.

Las demás clases de ese día transcurrieron casi normalmente, casi porque por primera vez Federico no lograba concentrarse en nada que no fuera cierta pelirroja cuyos ojos no podía dejar de buscar en cada hora libre que tenía ese día, sin embargo, no la volvió a ver, ni a esas horas, ni en ninguna otra clase; lo cual fue una gran desilusión. Al salir de la última clase, se fue hacia su auto poniendo la radio en su estación favorita, la cual transmitía una canción de sus bandas favoritas: I Looked at you de The Doors, "canción más perfecta no pudo haber sido, Jim" y con ese pensamiento tomo dirección a su casa. Claro que todo el trayecto no dejo de pensar en ella.


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⏰ Last updated: Dec 08, 2017 ⏰

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