Comienzo con el Pie Izquierdo

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Miro hacia la ventana con cierta indiferencia. La brisa de abril es cálida y te revitaliza y las hojas de los árboles se mecen con él. Me sobresalto con el chirrido de la puerta al abrirse; Luisa me mira con el ceño ligeramente fruncido, tengo la sensación de que ya lo sabe:

- No te has levantado de la cama en tres días y si no varias de comida morirás de hipertensión.

Volteó la cara para ver mejor a la persona que interrumpe mi tranquilidad: parece estar enojada; eso no es para nada extraño.

- Aquí estoy seguro -levanto el rostro que ahora posee ojeras por la falta de sueño. Sinceramente doy una especie de asco.

- Vamos, que tan malo puede ser que te vaya mal el primer día de clases.

- ¿Quién te lo contó? –pregunto algo sorprendido. Lo pienso un poco, aunque de todos modos ya sé la respuesta.

- ¿No es obvio? Ted me lo dijo, siempre eres tan idiota, sabes que no te guardaría el secretito.

- Si lo dices en ese contexto parece otra cosa –volteó la cara y la miro, empiezo a sentir terror solo al pensar si esto saliera a otra parte- Si se lo cuentas a alguien de tu escuela probablemente te mataré, no, espera, sé que te mataré.

- No te preocupes, no soy tan mala amiga. De todos modos ya estás preocupando a la sociedad y estos tres días que no has estado yendo a la escuela ya han programado dos exámenes escritos y uno oral, supongo que ya sabes tendrás que pagarle al profesor. Los momentos malos siempre pasan.

- Supongo... Aún así como buena hermana deberías darme un consejo.

- Pues en ese caso me lo contarías desde tu punto de vista, quizás así lo entendería mejor.

Ella camina hacía la cama y yo intento levantarme, por poco no tengo éxito debido a que llevo 4 horas en la misma posición. Luisa me mira con los ojos abiertos como linternas en señal de que ya puedo empezar. Respiro profundo sin ganas de recordar los horribles sucesos por culpa de esa horrible persona.

Flashback

Primer lunes de clases, entrada a preparatoria, nuevos amigos, literal quería que todo saliera perfecto. Pero por culpa de tener a los dos mejores amigos del mundo, en verdad los mejores..., Antes de poder continuar ella me interrumpe:

- Bueno, si es cierto que siempre has tenido mala suerte...

Me mira fijamente esperando que le diga algo. Aunque sus comentarios ya me están fastidiando, qué más da.

- Pero esto ha sido más que mala suerte –sonrió de oreja a oreja. Luego digo para mí mismo- No se salvaran, ninguno de los dos.

No había muchos estudiantes antiguos más que yo y Nathan, así que quedamos en un acuerdo que si yo conocía a alguien se lo presentaría a él y viceversa.

          

- Oye, ahora que lo pienso yo debería de presentarte a Lucas –dice Nathan algo extraño.

- ¿Lucas? He escuchado ese nombre antes... no me digas... -rebusco en mi memoria donde pasan los recuerdos como si fueran imágenes. Por fin le digo: Creía que lo habían expulsado por problemas de comportamiento y malas notas, muy malas notas. Posiblemente Nathan le deba el terminar en un inodoro... ¡Piérdete! Ya no quiero cargar con tus problemas.

Desde pequeños siempre pasaba lo mismo. Me arrepiento de ser tan buen amigo, yo me encargo de sus problemas y el feliz de la vida.

- Es lo único en lo que no eres inútil –mis ojos estaban envueltos en rabia, o peor aún, ellos son rabia- ¡Por favor, Santiago! Si no lo hago... Mi vida se acabara –Nathan me mira con ojos suplicantes y voltea con un gesto realmente exagerado de humillación - Lo siento.

Era como en esas novelas de traición y sacrificio. El problema era que el que se sacrificaba era yo. Alguien toca mi hombro así que trago saliva esperando encontrarme con un futbolista de dos metros al que mi "Mejor Amigo" le debía algo. Volteo y al principio no lo creía pero era mucho peor que eso; un muchacho como de un metro sesenta, de piel muy blanca casi pálida, cabello negro corto, ojos negros saltones y un uniforme realmente limpio, de profesor. En pocas palabras era realmente... Normal. Lo había visto antes. ¿Pero qué? En verdad Nathan le temía a esto.

- Oye... -suspira exasperado- En verdad que los chicos todavía se resisten a seguir reglas tan fáciles.

- Eh... Hola, lo siento no escuche la campana, ahora mismo voy a clase.

Empiezo a caminar en dirección al salón. -Ya ha llegado la hora de que el pase un mal rato, y esta vez será más que llegar tarde a clase– pienso muy molesto. Luego siento que unas grandes y frías manos toman la mía. Me detengo. Siempre sucede abuso de poder, de nuevo.

- Espera, ya es muy tarde. Demasiado.

- ¡Uh! Oye, no queremos problemas. De todos modos las reglas dicen que se perdona si son menos de cinco minutos.

- No, las reglas cambiaron hace cinco minutos, le mande un mensaje al director y lo aprobó. Así que por favor acompáñeme a la sala de castigo.

- Pero... Mi clase... Hombre...

- Creo que estarás feliz con ello ya que tú te lo buscaste –agrega con un aspecto malévolo.

Camino hacía la sala odiándolo con toda mi alma. Estaba en el tercer y último piso. Era una sala amplía y limpia: con libros acomodados en orden alfabético y cactus con púas tan afiladas que te recorre un cosquilleo al solo pasar por el lado. Tenía un escritorio marrón que hacía juego con el vivo naranja de las paredes, unos sillones tan cómodos que te dan ganas de dormir y un enorme panel de cristal que daba con la vista del patio, era tan grande que llenaba la pared entera. Estaba llena de cuadros que se parecían a mí, digo hay mucha gente como yo "hay mucha gente fea", aunque no me explico cómo le hizo, no puede ser solo casualidad el hecho de que la habitación estuviera mayormente llena de cosas que me gustan como mangas de Naruto, Naruto Shippuden, Kenichi, Inuyacha, Gintama, Dragon Ball Z Kai, Digimon Adventure, Yu Gi Oh, Pokemon, Tokyo Ghoul, Death Note, Noragami, Gantz, One Piece, Jojos Bizarre Adventure, Charlotte, SAO, One Punch Man, Kono Suba, Shiki, Another, Mirai Nikki e incluso Shojo y Yuri (El Shojo es lo que nosotros llamaríamos mangas de romance entre un chico y una chica, ej: Toradora, Fuuka.) (El Yuri es como el Shojo a excesiòn de que este es chica y chica, ej: Sakura Trick, Aoi Hana, Citrus) Prejuicios. Todo tiene una razón aún si es solo diversión, esa debe ser la razón, ese tipo solo se divierte acompañado de sus prejuicios. Él...

...........

Él... ¿¡Qué clase de conspiración era esta?! O quizás solo tiene problemas mentales, esa habitación, era, tan... Yo. Seguro que Nathan y él se pusieron de acuerdo para hacerme esto, siempre he confiado en el a pesar de lo que me ha hecho pasar. Si, definitivamente era como uno de esos mangas que ve Rina de traición y sacrificio. Que yo sepa no soy apuesto y mi inteligencia es decente "claro que eso es para no llamarme idiota", soy un chico normal, "o eso creo", ese chico no quiere algo en concreto de mí, "eliminando lo pervertido".

Juego de SuerteWhere stories live. Discover now