Capítulo 31

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Relatado por Brisa

Desde que Julián partió a la capital, Victoria y yo no hemos hecho nada más que trabajar en una forma de aumentar su capacidad como onironauta. Últimamente la he acompañado a su "cuarto de sueños" donde tratamos de averiguar más sobre el paradero de sus padres, sin embargo por ahora no tenemos muchas respuestas.

—Esto es imposible Brisa—gimoteó la pequeña Victoria mientras se dejaba caer en mi mullida cama—en comparación contigo o con mi hermano no soy nada brillante.

—Sólo lo dices porque estás desesperada—argumenté.

—Hablo en serio, cuando mi hermano tenía mi edad ya estaba haciendo grandes cosas, pero yo no he hecho nada más que estorbar.

—Victoria, tu eres muy inteligente, no tienes porque compararte con Julián, ambos tienen habilidades distintas. Yo siempre he creído la genialidad se complementa entre hermanos.

La pequeña niña simplemente hizo un adorable puchero y guardó silencio por unos segundos. Finalmente cuando hubo pensado en mis palabras, me contestó:

—Tal vez así es el caso conmigo y con Julián, pero por lo que veo, en la familia de Hugo, su superioridad con respecto a sus hermanos, está muy marcada.

—¿Por qué dices eso?

—Hugo tiene dos hermanos, Bruno y Matías, los dos son mayores que él, pero jamás le han ganado en nada. Mis padres solían decir que si las cosas seguían de esa forma, algún día todos los negocios del señor Humberto terminarían en manos de Hugo. Y por lo que he visto, eso parece ser cierto.

—¿Tu crees que eso suceda?

—Probablemente. Bruno da lo mejor de si mismo, pero de los tres, él es de menor capacidad, por eso siempre está con su padre. Diría que es el más cercano.

—¿Por qué no mencionaste eso antes Vic?—enuncié con emoción

—¿Qué tiene?

—Hasta ahora hemos concentrado nuestros esfuerzos en ver los sueños de tus padres, pero no hemos conseguido mucha información más que números y cifras que sólo Julián puede entender. Creo que una forma de probar la inocencia del padre de Hugo es eliminar sospechosos. Podemos monitorear los sueños tanto del señor Humberto como los de Bruno.

Los ojos de Victoria se abrieron como platos y ante el asombro simplemente asintió con la cabeza, esbozando una tierna sonrisa en el rostro, que por alguna razón me hacía recordar tanto a Julián.

—Es hora de dormir entonces, o más bien, ¡de poner manos a la obra!—exclamé.

Ambas nos acostamos lado a lado en mi cama. Sinceramente estaba muy emocionada como no lo había estado hace mucho tiempo, y esa misma ansiedad no me dejaba dormir. Si lográbamos acceder a los sueños de ambos podríamos encontrar información importante. Es decir, tal vez yo no conozco al señor Humberto, ni a Bruno; pero Victoria si. De esta forma podremos saber porque en el futuro probable que vimos en la máquina, el padre de Hugo era encarcelado. Según el conocimiento que tengo, los sueños no mienten. Y ahora mismo, mi mente comienza a divagar...

Acabo de salir del cine, estoy en el estacionamiento del centro comercial de mi ciudad, es de noche y las luces que alumbran los carros están encendidas. En ese momento me paro en seco al darme cuenta que no recuerdo el nombre de la película que fui a ver, ¿es esto un sueño? ¡Lo es!

Al darme cuenta de esto, rápidamente concentré todos mis esfuerzos en encontrarme con Victoria. Entonces, instantáneamente aparecí en su cuarto de sueños.

—Te tardaste—me reprendió.

—Lo siento, no lograba dormir.

—Está bien, durante el tiempo que tuve sola me puse a ver las ventanas a las que podemos entrar. ¿Y qué crees? ¡Parece que tengo acceso a los sueños del señor Humberto!

—¡Eso es estupendo!—señalé—si es de esa forma, me parece que es momento de entrar.

Tomé la pequeña mano de Victoria en la mía y ambas entramos a la ventana del señor Humberto, mientras cerrábamos los ojos con fuerza.Cuando los abrimos nos encontramos en un parque, era de noche y la luna se encontraba oculta detrás de varias nubes. En definitiva parecía una noche espeluznante.

Una persona se encontraba sentada en una de las bancas del parque. De principio no se podía distinguir su rostro, pero a medida que el señor Humberto se acercaba, sus rasgos se fueron haciendo cada vez más visibles, y era...¿Julián?

Al verlo, el padre de Hugo comienza hablar con él sobre su hijo, y a medida que avanza la plática el señor Humberto comienza a encolerizarse cada vez más. Extraño, lo se. Realmente las palabras que están intercambiando no tienen mucho sentido pero por alguna razón hacen que él se sienta inseguro.

Julián se levanta de la banca con una sonrisa en el rostro y observa al cielo nublado que ya ha cubierto por completo la luna.

—Hugo—se ríe al mencionar el nombre.

Y en ese momento, en un ataque de histeria, el señor Humberto saca una pistola de su bolsillo y le da una serie de balazos a Julián. Este cae al suelo mientras su sangre se estanca en las lajas del parque. Momentos después de apreciar esta muerte, el padre de Hugo mira hacía la luna y las nubes la descubren. Posteriormente...desperté.

—¡Julián!—grité al tomar conciencia de mi despertar. Y con las manos temblándome, le llame a la señorita Bravo tan rápido como mis agitados dedos marcaban. Victoria lloraba a mi lado, mientras yo escuchaba el tono de espera. En esos momentos no podía pensar bien; durante esos inquietantes segundos sentí que me faltaba el aire. Era un sueño después de todo, entonces ¿por qué me sentía de esta forma? ¿O era mi miedo a que realmente el padre de Hugo fuera el culpable? ¡No! No puedo creerlo, Julián está allá, y si lo encuentra...¿Lo matará?

—Bueno—escuché la voz ronca de la señorita Bravo.

—Señorita Bravo, ¡¿Dónde está Julián?!

Sueño erranteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora