CAPITULO 3

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El espectáculo terminó hace ocho horas, pero se terminó para nosotros hasta hace seis horas cuando se realizó un pequeño reacomodo de todo, que se realizaran las fotos del recuerdo, que se desconectaran todas las bombillas y luces. Fue una noche excitante y larga.

Esta mañana me desperté algo más temprano y es que no podía seguir en la cama. Me levanto de mi cama y veo a mi mamá en la suya, extendida, siempre durmiendo con el cabello suelto y aun así usando ropa verde. Le di una mirada de consolación, al parecer si siguió algo afectada por las palabras que dije el otro día y me parte verla lejana. Me levanto para dirigirme a tomar un baño. Aprovecho que aun nadie está despierto y voy hacia la laguna de por allá, se ve relajante y privada. No es más que un pequeño lago, pero con agua limpia y fresca a esta hora de la mañana. Me desvisto y me sumerjo. Me relajo unos cuantos minutos y salgo empapada totalmente.

Cuando me visto, viendo que no hay mucho por hacer todavía a lo que calculo que son las 7 de la mañana, voy a desayunar de una vez. Preparo unos huevos y me sirvo. Se siente bien ser la primera en despertar y almorzar, es como si estuviera totalmente sola.

Poco a poco se van abriendo las tiendas, los remolques y camiones. Aun con sus pijamas entran las comerciantes para preparar el desayuno de todos. Me miran de reojo cuando me ven ya lavando mi plato y se lanzan una mirada de confusión.

-Solo tenía hambre ¿De acuerdo? -Replico y eso los calma.

Avanzo por el sendero. Huele a hule, tierra recién pisada y a aire libre y limpio. Hay un silencio relajante. Hasta que llega alguien conmigo.

-Hey, Rose -Me saluda Henry.

-Hola. Buenos días -Le saludo y noto algunas marcas del maquillaje de anoche aun permaneciendo en su rostro.

-Estuviste muy bien anoche. -Me brinda reconocimiento y sabe que eso me alaga, pero ahora fue diferente.

-Gracias. Ustedes también. Sabes qué, creo que esta vez Penny se robó el corazón de todos.

-¿Bromeas? Tú fuiste la estrella anoche. -Continúa persuadiéndome.

La máquina que levanta los juegos mecánicos hace ruido y llega hasta donde estamos. Ya han despertado todos.

-Deberíamos hacer algo distinto hoy. -Le digo. Llevo bastante tiempo queriendo cambiar con la rutina. Hoy sería un día similar al de ayer. 2 horas de estiramientos y entrenamientos y total aburrimiento hasta las 7 de la noche.

-¿Algo como qué? -Pregunta dispuesto.

-No lo sé, podríamos...

-Ir a la ciudad. -Termina por mí.

He tenido esa idea bastante tiempo, pero no se nos permite salir algunas veces. Al señor March no le agrada que salgamos o que convivamos con las personas de afuera. Aunque sé que, si se lo pido quizá me permita ir.

-Es excelente. Pero primero debemos tener el consentimiento del Señor March.

-No hace falta. Ya lo tengo. -Dice Henry totalmente seguro de sí.

-¿De verdad? -Le pregunto expectante.

Hace como que se inclina de hombros.

-Le dije anoche y me dijo que estaba bien. Que pudiéramos ir los dos y volver al menos dos horas antes de la función.

Me brinca la emoción. Una alegría interior crece. Podremos ir a la ciudad.

-¡Es fantástico! –Exclamo.

-Así que arréglate un poco y nos vemos en la entrada en una hora.

Guiña un ojo y se lo regreso.

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