3 - Operación renove

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4 de noviembre de 2011

Por fin es viernes, mañana no hay que trabajar y eso siempre me alegra el día. Pero hoy, si a Leo le parece bien, que, si no le obligo y me quedo tan pancha, hoy tengo un día interesante por delante. He ideado el plan perfecto para cambiar su aspecto y espero que esté de acuerdo.

Como ayer, me coloco delante del espejo y contemplo la imagen que me devuelve. Nunca ir a trabajar supuso tanto esfuerzo para mí. Antes me ponía unos vaqueros y un jersey, mi abrigo y lista. Ahora con ese Adonis paseándose por el colegio tengo que cuidar más mi aspecto. Sí, lo admito, soy una presumida. Pero seamos sinceros, ¿a qué mujer no le gusta estar guapa y sexy? Pues eso... Y si además tienes a un dios al que impresionar, peor me lo pones.

Tras un último vistazo a mi falda lápiz negra, mi camisa blanca con tres botones desabrochados y a mis taconazos, salgo hacia el salón donde Luci me espera. Parece cansada, como si no hubiese dormido bien. Me acerco a ella, la abrazo y juntas salimos de casa.

–¿Estás bien amiga? Te veo pálida y hoy no te has arreglado como ayer. Estabas preciosa.

–Ni loca me vuelvo a vestir así para ir a trabajar. No vaya a ser que el endemoniado de Leo se vea tentado a sobrepasarse de nuevo.

Sonrío ante su estremecimiento fingido, Luci es única para sacar hierro a las peores situaciones, siempre y cuando no tengan nada que ver con ella. Si la implicada es ella las cosas se complican y su temperamento sale a relucir, como ayer. Con una animada charla llegamos al colegio, juntas entramos hasta la sala de profesores y al ir a por café veo a Mark y me quedo ojiplática.

¡Madre del amor hermoso! Este hombre está como para hacerle un monumento. Lleva vaqueros y camiseta ajustada. Al verle desde atrás mis ojos descienden veloces a su culo. ¡Por dios! Ese hombre es una obra de arte con patas, me está poniendo mala... Me siento tentada de abanicarme, pero considerando en donde estoy y sobre todo con quién, prefiero no hacerlo.

Carraspeo intentando llamar la atención de ese dios que me impide el paso a mi más que necesario café. Cuando se aparta, me deja ver su parte delantera y casi babeo. Esto no está bien, tengo novio y lo cierto es que está más bueno que Mark, pero no sé qué tiene el profesor que me revoluciona las hormonas.

Apurada, deseando alejarme de él y la tentación que supone, lleno mi taza de café, cojo otra para mi amiga y regreso a donde está Luci. Me siento a su lado y se la tiendo, ella permanece en silencio, agarra la taza y como un autómata va dando sorbos al preciado líquido. Mi mirada va sin poder evitarlo a Leo, que está justo en frente de Luci y que parece hoy más taciturno que nunca.

–Perdona, ayer no me dijiste tu nombre.

Me giro hacia esa voz que me eriza la piel, está demasiado cerca y al mirarlo nuestros rostros quedan uno frente al otro, a unos pocos centímetros. Nos miramos y como si todo lo demás desapareciera de la sala permanecemos así, callados y quietos.

Un codazo de Luci me trae de regreso a la realidad, la miro enfadada y ella achica los ojos y mira alrededor. Hago lo mismo y me sonrojo, todos los profesores me miran, todos saben que tengo novio y supongo que nadie se esperaba esto, porque es seguro que yo no pensé sentirme atraída por el sustituto.

Al volver a la realidad recuerdo la pregunta que me hizo, carraspeo y vuelvo a mirar donde él estaba, pero ha desaparecido. Me encojo de hombros y sabiendo que los viernes ni Leo ni yo tenemos clase a primera hora, me quedo sentada en mi silla esperando a que todos se marchen.

Cuando al fin estamos solos voy hasta la puerta, la cierro y regreso a donde él está. Parece absorto en los papeles que tiene sobre la mesa, le pongo una mano en el hombro y sus ojos se clavan en mí. Parece esperar algo, como si temiera lo que voy a decir, pero se equivoca de pleno. De mí no va a recibir reclamos, más bien todo lo contrario. No sabe lo que le espera...

Atracción física o químicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora