Capítulo II- No me reconoce

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*Christoph*

Iba con dos hombres, los años nada más la han puesto más hermosa, está espectacular. Esa Sofía no es una delgaducha, oh no, es algo gordita pero liiiiinda, es portadora de busto protuberante, caderas curvilíneas, muslos maravillosos, piernas perfectas y ni hablar de ese trasero. Iba vestida profesionalmente, aunque, ese atuendo destacara sus curvas y esos tacones hicieran que sus piernas lucieran sexys, muy sexys. Me quedé mirándole como un idiota, me di cuenta cuando el mesero me habló.

-Buen día, mi nombre el Jhonny y le estaré sirviendo en esta tarde, ¿desea empezar por alguna ensalada o sopa?

-ammm si, por supuesto- dije volviendo a mi estado normal de amargura- Quiero una Pot-au-Feu por favor.

-Claro y ¿para tomar?

-¿Qué me recomienda?

-Un vino rojo, sin duda, sería lo mejor.

-Tráigame el mejor de su cava.

- Rioja Cune Imperial Gran Reserva 2004, muy bien en seguida vuelvo.

El mesero se esfumó y yo agradecí que así lo hiciera, para poder observar la encantadora figura de Sofía Bendaval, estaba sentada una mesa después de mí con esos dos hombres.

-Bien caballeros- dijo- Les quiero dejar algo claro, nuestra relación es meramente profesional, nada de hablar de temas personales, solo generales, trabajo, su empresa, proyectos etc. Nada más.

¿A dónde fue la chica callada, tímida, insegura y conformista que conocí? No lo sé pero esta versión me gusta mucho más, siempre es buena una mujer con carácter.

En ese entonces me volteé en mi asiento y el mesero regó todo el vino tinto sobre mi puta camisa blanca.

-MALDITO INCOMPETENTE, ¿QUÉ ACASO NO SABES CAMINAR? MIRA LO QUE HICISTE PEDAZO DE INUTIL. HABLARÉ CON TU SUPERIOR Y HARÉ QUE TE DESPIDAN POR ESTÚPIDO- me enfurecí, soy bastante fácil de enojar.

-Por favor, disculpe, si quiere el resto de la comida va por mí, le suplico me disculpe caballero, de veras no era mi intención.

-Usted no va a llamar a nadie- dijo alguien a mis espaldas, esa voz, esa voz hizo que se me quemaran los huesos y que pasara una corriente eléctrica por mi espina dorsal, era Sofía.-Mire, eso que acaba de decir es condenado por ley, usted acaba de agredir verbalmente a un individuo por un suceso imprevisto, por algo que no fue premeditado. Mejor me hace el favor de calmarse, disfrute de su almuerzo y deje disfrutar al resto del suyo, no quiera que incite a este joven a levantar querellas, esa no es manera de hablarle a nadie, le aconsejo que pida disculpas si no quiere que esto pase a mayores.- lo dijo con el rostro tan serio y usaba un tono de voz tan frio y normal que me helaba la sangre.

Me quedé helado por el tono que utilizó, estaba algo enojada. Esta definitivamente no es la Sofía de antaño, esta es segura, firme, seria y me encanta, me gusta mas ahora que la de antes.

-Discúlpeme señorita, no fue mi intención interrumpir su almuerzo, por favor acepte mis disculpas y vuelva tranquila a su mesa y yo me encargo de la cuenta- dije e hice una seña a los hombres que la acompañaban para dejarles saber que yo correría con su cuenta, ellos solo asintieron.

-No, las disculpas no eran dirigidas a mi, primero. Segundo, no acepto su invitación y tercero aún estoy esperando que le pida disculpas a este caballero.

Levanté mis dos cejas, ¿Yo? ¿Christoph Baumann, un empresario multimillonario, un aclamado y reconocido pediatra, pidiéndole disculpas a un mesero? No, simplemente no va a pasar.

-Lo siento señorita, pero, este “caballero”- dije haciendo comillas con los dedos- es un empleado, se le paga por dar un buen servicio y esto- señalé mi camisa blanca, ahora roja por el vino- no es hacer un buen trabajo, lo siento pero no pienso disculparme.

Ay la que acabas de liar Chris, ahora te sí te has jodido pensé. Imaginé que me gritaría, me insultaría y hasta me diría un par de palabras hermosas, nótese el sarcasmo, pero, eso no sucedió. En su rostro se formó una gran sonrisa.

-Bueno, como quiera- hizo una seña para que alguien se acercara y vi que apareció un hombre en traje- Hola George.- se saludaron con dos besos

-¿Está todo bien por acá?- preguntó sin hacerme caso, si, le preguntó a Sofía, quien, obviamente no me había reconocido.

-Bueno, solo quiero que- miró el nombre de Jhonny en su placa- Jhonny sea mi mesero esta tarde, tengo que asesorarlo en cuanto a unos asuntos legales- le dijo sonriendo con arrogancia

-Claro, lo que sea para usted Srta. Bendaval- se dirigió hacia Jhonny- Ve a  buscar el mejor vino blanco de nuestra cava y sírvale a la Srta. Bendaval- volvió a Sofía- Dama, no se preocupe por la cuenta, es por la casa y disculpe por no preparar su mesa, no sabía que vendría.

-Oh no te preocupes cariño- dijo algo seria pero con tono amable- Solo vengo con unos clientes a almorzar, pero al parecer, ha sucedido un pequeño contratiempo con este caballero- me señaló- al parecer Jhonny tropezó y el vino que traía acabó en la camisa de él, pero no te preocupes, tu mesero fue muy cortés y se disculpo de inmediato, hasta ofreció que su pedido saliera de su cheque.

-Bueno, entonces- se dirigió a mí- disculpe caballero, enseguida se le conseguirá una camisa y por supuesto que su comida será por la casa…

-De ningún modo, no permitiré que tengas más pérdidas, toma.- le tendió un buen fajo de dinero y justo cuando iba a protestar el tal George ella habló- y no aceptaré un no por respuesta.

Me levanté para decirle que no se preocupara pero ella me detuvo

-Y usted- me miró tan fríamente que parecía la reina del hielo- No tiene derecho a opinar, primero y segundo- me sonrió- nos vemos en la corte- se dio la vuelta, se escucharon aplausos de las personas que se encontraban allí- Caballeros, acompáñenme- dijo a los hombres que la acompañaban, sus clientes, y salieron rumbo a otra parte del restaurante.

Luego de 2 minutos, George me trajo una camisa, blanca y me dí cuenta, cuando me miró con algo de odio, que había quedado como el malo del asunto, pero, soy una persona importante, mi récord no se puede manchar. Dando un suspiro resignado me paré, fui en busca de Sofía y de Jhonny.

El amor de mi vida es...complicadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora