Pensamientos V

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Por fin han llegado las vacaciones de Navidad, tiempo para dormir mucho y desconectar de todo lo que ha pasado a lo largo del trimestre; sobre todo descansar de todo lo ocurrido las tres últimas semanas de curso.

Esta última semana solo he podido asistir al colegio dos días puesto que un virus me había hecho coger tal dolor de barriga y tanta flojedad intestinal que casi no me podía mover de mi cama al sofá y viceversa. Aproveché esos tres días para prepararme para las vacaciones y así poder empezar a dejar atrás mis pensamientos y disfrutar de dos semanas y dos días de pura libertad.

Me sorprendí al recibir diversos mensajes sobre mi ausencia de personas que ni me lo podría haber imaginado, esos actos me hicieron sentirme importante y querida como nunca antes lo había hecho en mi antiguo instituto.

El último día de clases fue el día de mi retorno y ya que iba a volver después de haber faltado tres días que habían parecido semanas, entonces, decidí ponerme mi falda de cuero negro y jersey rojo muy ceñido y escotado por delante y por detrás; como no, todo acompañado de mis botas negras de 9'3 cm de altura haciéndome pasar de 1'62 metros a más de 1'70 metros.

Ese último día me pasé más de 45 minutos hablando con El otro sobre un poco todo lo que no habíamos podido hablar durante la semana anterior, claramente dejamos de lado el tema de mi confesión y de lo que Él le había contado a El otro que por lo visto había sido nada puesto Él no quería hablar del tema con uno de sus mejores amigos dentro del colegio.

Ya acabado el día y llegada la hora de subir al autobús, por primera vez des de que íbamos en aquel autobús no me senté al lado de ninguno de los dos. Cuando llegué, los sitios ya estaban ocupados y solo quedaba libre un sitio que estaba en la otra punta de donde ellos se encontraban. No me preocupé porque pensé que eso sería una especie de preparativo para empezar a olvidarme de lo que creía que sentía por Él. Pero como el destino no está de mi parte, ya casi llegados a la parada donde ellos se bajaban, no quedaba nadie de nuestro curso aparte de ellos y yo así que Él se sentó a un asiento de mí y a un asiento del Otro, algo muy extraño, y mientras yo hablaba con los de delante oí como El otro le decía a Él que hablase conmigo y como Él le decía que sí que lo iba a hacer pero que era complicado empezar, y yo para variar me hice la loca y me mostré igual que si no hubiese escuchado nada; Él al final no hizo nada, ni un simple amago para hablar conmigo.

Ya llegada su parada, Él se fue sin siquiera mirarme y por suerte, aunque un poco buscada por mi parte, El otro y yo nos abrazamos en señal de que lo que tuviésemos nosotros estaba bien y no se había visto afectada lo más mínimo por lo que había sucedido. Nos deseamos unas buenas fiesta y un feliz año nuevo y los dos se fueron de la misma manera que llegaron a mi vida: de forma estrepitosa y poco correcta.

En los pensamientos de LolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora