Nuevamente solo en mi habitación.
Este era un lugar donde me sentía libre, podía ser yo mismo, sin tener que preocuparme por los demás.
Tome el dispositivo y nuevamente lo coloque en mis piernas. Lo desbloquee y revise mi redes sociales, no tenía mucho que revisar, más que unos cuantos mensajes de Diego, Sofía y otros amigos. En cuestión de segundos revise los mensajes de Sofía.
Sofía: Hola, se que ya no hemos charlado… pero la verdad es que te extraño y… ¿Crees que nos podamos ver?. Tenemos que celebrar que seguramente entraste a la universidad que tanto quieres.
No recordaba eso, pero al parecer ahora eso es lo que menos importa.
Con mis pequeños dedos conteste.
Tomas: Por el momento no puedo salir, cuando pueda te aviso ¿Vale?.
Salí de aquella aplicación y entre a ver mi fotos.
La verdad es que yo también la extraño y eso lo puede saber cualquiera al ver mi galería. Un sinfín de fotos nuestras cuando aun estábamos juntos.
Para ser sincero no recuerdo porque nos distanciamos, éramos felices juntos.
Después de ver unas cuantas fotos y recordar todos esos momentos agradables y divertidos, ella contestó.
Sofía: ¿Por qué no puedes? ¿Sucedió algo?
Tomas: Es un poco complicado. Me gustaría explicarte, pero la verdad es que ni yo sé qué pasó.
Sofía: Esta bien… ¿Y cuando celebraremos?
Tomas: La verdad es que no entre, pero no tengo preocupes.
Ella contestó esto no pude ver que decía, ya que mi mamá entro.
Mamá: Ya está lista la cena, ven vamos… pero tendrás que dejar eso- señaló aquel dispositivo con la pantalla encendida.
Apagó la pantalla de esta y me tomo en brazos, para que así ya pudiera ir al comedor conmigo en brazos.
Al pasar por la sala, me percate que en esta estaban muchas bolsas de diferentes tiendas, no pregunté por aquello, con lo que me dijo Lucas ya me imaginaba algo.
Al llegar al comedor ví a mi padre acomodando la silla que utilizaba de pequeño para comer.
Mamá quito la “mesa” de esta, me acomodo en ella y la coloco de nuevo.
No me molestaba usar ese tipo de cosas, pero si me hacía sentir un tanto incómodo, después de todo lo necesitaba para que no ocurran incidentes como el del queso.
Mi madre me sirvió un plato pequeño de cereal, mientras mi hermano tenía uno igual pero en un tazón más grande, mis padres cenaban café y pan dulce.
Desde que entre a la preparatoria, fue cuando me distance de mi familia, y era costumbre que cenará solo ya sea en el comedor o en mi habitación, habitualmente me preparaba leche con café. Me sentía un poco extraño no cenar eso ya que para mi era ya una costumbre.
Tomas: Mami…- Me detuvo una risa que provenía de Lucas muestras limpiaba la leche que derramó de su boca por la risa.
Lucas: ¿Mami? Jajaja… ¿Desde cuándo le dices así?
Simplemente lo ignore.
Tomas: Quiero leche con café
Mamá: Tu no puedes tomar café cariño… si quieres te puedo servir más leche.
Tomas: No… es que yo quiero café.
Mamá: Ya dije que no.
Se me hacía injusto, por algo que yo nunca desee ahora tengo que lidiar con problemas que antes no tenía y completamente absurdos.
Estas manos eran algo torpes, parecía que había hecho miles de pesas y mis brazos temblaran como gelatina, si no fuera porque la cuchara era pequeña habría hecho todo un caos con la leche.
Ya un poco remojados las últimas porciones de cereal por lo mucho que tarde, mientras yo me esforzaba por no hacer aquel caos, Lucas solo se le escapa miradas y pequeñas risas de la forma en la que comía, tenia que tomar el mango de la cuchara con todo el puño, por otra parte mis padres solo tenian una conversación cotidiana.
Al terminar todos partieron a su habitación, Lucas a su habitación, mi padre esperaba a mí madre en su habitación mientras ella me llevaba a la mía.
Mamá: Se que estás pasando por un mal momento, pero las cosas siempre suceden porque deben de suceder, talvez esta no era la manera en la que tenía que pasar, pero trata de convivir con esto.
Mamá me recostó en la cama y comenzó a quitarme aquella prenda y seguido de eso comenzó con el cambio de mi pañal.
Yo estaba avergonzado pero agradecí a que ella no hacía algún comentario y lo hacía como si fuera tan normal.
Mientras ella me cambiaba seguía con aquella plática.
Mamá: Lo puedes ver como un descanso hasta que encontramos cómo solucionarlo.
Mamá termino de cambiarme el pañal y cuando terminó procedió con aquel pijama que cubría mi cuerpo entero.
Mama: Listo, ahora a dormir- decía mientras me metía en la cama.
Tomas: Pero no tengo sueño.
Mamá: Lo se, dormiste mucho en la tarde. Si quieres puedes quedarte con nosotros.
El que no tuviera sueño no era excusa para que durmiera con mis padres.
Tomas: No gracias… talvez vea una película y me dé sueño.
Mamá: Mmmmm… no me gusta que te desveles y pienso que te puede hacer mal estar tanto tiempo con una pantalla tan cerca de los ojos.
Me lance por aquella tableta y la abrace para que ella no me la quitará como lo hizo con mi teléfono.
Mamá río tiernamente- No te la voy a quitar, solo digo que sea mejor que hagas otra cosa… puedes leer algo.
Tomas: El último libro que compre lo acabe hace una semana.
Mamá: Mmmm… Siempre haz tenido problemas para dormir… Recuerdo cuando eras así de pequeño, incluso dejaste de hacer eso hasta que Diego te invito por primera vez a dormir en su casa, siempre te servia leche caliente y eso siempre te ayudo, no sé qué hiciste en su casa que al día siguiente ya no quisiste aquel vaso.
Todo eso era cierto, recuerdo que antes de dormir pasaba unos minutos con mamá en la cocina mientras terminaba un vaso de leche tibia.
Yo creía que todos los niños también lo hacían pero cuando dormí por primera vez en casa de Diego me percate de que él no lo hacía y el simplemente se quedaba dormido, esa noche logré dormir hasta la 1:00 am y no recuerdo la excusa que le dije a mi madre pero si recuerdo que desde entonces en las noches me la pasaba jugando, la mayoría de veces leía los libros que tenía y también los de mi madre, fue entonces que en mi nació un amor por los libros y eso provocó que comenzará a desvelarme tanto y desde entonces comenzaron a formarse aquellas ojeras que aún tengo bajo los ojos.
Mamá salió de mi habitación, yo ya estaba bajo las mantas de mi cama, tome la tablet y abrí de nuevo la conversación con Sofía.
Sofía: Debes de estar pasando por un mal momento, no te deprimas, sabes que te pones muy mal… esta es una razón para que te visite.
No tenía problemas de autoestima ni nada de eso, pero si tenía de depresión.
Lo pensé unos segundos.
Tomas: Esta bien.
Sofía: Me encantará verte de nuevo, ¿Dónde nos vemos?
Tomas: No puedo salir de casa y al parecer no lo haré en mucho tiempo ¿En mi casa está bien?, le puedo decir a Diego que pase por ti.
Sofía: Mmmm… esta bien… es quería estar a solas contigo.
Tomas: Esta bien, si quieres ven tú sola, pero no estaré todo el día, al parecer iré al médico.
Sofía: Pasaré en la noche, llevaré pizza… tu favorita.
Ella realmente me conocía, durante 2 años fuimos novios.
Tomas: Esta bien.
Mientras hablaba con ella también lo hacía con Diego.
Diego: ¿Cómo te fue?
Tomas: Esto es muy raro, se siente incómodo.
Diego: Se pondrá mejor… ya verás.
Tomas: Eso espero… y gracias, lo de ayer… no sabía lo que estaba haciendo.
Diego: No te preocupes, si no quieres hablar de eso está bien.
Mamá entro de nuevo a mí habitación pero esta vez traía al parecer la cura de insomnio para el Tomas del pasado.
Mamá: Toma… así lo podrás beber mientras estás acostado y no lo derramas.- Me tendía un vaso totalmente transparente por donde se podía ver qué el contenido era leche, pero este vaso tenía algo en la parte superior, como si fuera una tapa. Tarde unos segundos en percatarme que era un vaso entrenador para niños pequeños.
Tomas: ¿Por qué no puedo tomar en vaso normal? La silla es una cosa pero te estás sobrepasando.
Mamá: Es para que no lo derrames… anda bebelo.
Mamá me recostó delicadamente acomodando mi cabeza en la almohada haciendo a un lado la tablet.
Yo me volví a sentar
Tomas: Pero no quiero
Mamá: Oye, calmate… Solo bebetelo y ya, no te va a pasar algo si lo haces.
Me tendió el vaso y como no lo tome, ella tomó la tablet, yo creí que me lo quitaría pero solo la coloco sobre la mesa de noche y me movió un poco para que ella se sentará más cerca de mi, nuevamente me tendió aquel vaso.
Era leche, no era algo malo y la verdad si este tuviese café lo hubiese aceptado sin importar el recipiente, así que lo tome.
Comencé a beber y la verdad está tenía un sabor peculiar, no era el que acostumbraba, mi madre con sus manos me recostó aún con el vaso en la boca y mientras yo lo bebía ella acariciaba la cabeza jugando con mi largo cabello.
Siendo sincero esto se sentía bastante relajante, a mí me encantaba que me acariciaran así el cabello.
Seguía bebiendo aquella leche con sabor extraño, el cual no era malo, aún tenía un sabor dulce, lentamente me quedaba dormido mientras aún seguía bebiendo.
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Mi segunda oportunidad
General FictionLa historia de cómo pase de tener 17 años a sólo 3.