Maia Gilbert III: Rester

Capitulo 14.

Fui primero con Rebekah para hablar, sinceramente me emocione al saber que estaba despierta sin la daga, digo, la rubia original me escuchaba cuando estábamos siendo esclavizados por Klaus, iba camino al hospital y la encontré fuera de este.

-Bekah- dije detrás de ella, ella me miro furiosa y me tomo del cuello poniéndome entre un auto y ella-¿Qué diablos?- dije quitándola rápidamente.

-Dejaste que tu hermana me clavara una daga por la espalda- me dijo seria.

-No, yo no sabía los planes que tenía- dije molesta- no hablemos de mi hermana por favor.

-Voy a matarla- me dijo enojada- fue una traición muy baja.

-No la mataras- dije seria- ¿Y bien?

-Mai, soy libre- enarque una ceja- no más dagas, mi madre esta aquí.

-¿Tu madre?- pregunte sorprendida- ¿Tu madre la que se supone que está muerta con el corazón fuera de su pecho?

-Sí, Maia, mi madre- dijo sonriendo, se le notaba muy feliz- al parecer unas brujas la ayudaron para salir del ataúd.

-Eso es genial- le dije abrazándola, ella acepto mi abrazo feliz.

-No puedo esperar para que conozcas a mis hermanos y a mi madre- me dijo muy emocionada.

-Bekah- dije sonriendo- Gracias, de verdad aprecio eso, pero...

-¿Pero? Solo conoces a Klaus y a Elijah, Finn y Kol no son tan malos- dijo sonriendo, pero luego se quedó callada y salió a velocidad vampírica, la alcance algunos segundos después para ver a Rebekah estampando a mi hermana con un auto mientras la tomaba del cuello, pero Elijah como un buen héroe la salvo.

-Elijah.

-vete- el noble original soltó a Rebekah, pero esta no se fue-¿Me estás desafiando?

-Eres patética- miro a Elena- Los dos- miro a su hermano para después desaparecer

-Bueno... Creo que tenemos un poco de retroalimentación que hacer- dijo Elijah sonriéndole a mi hermana. Cierto, como olvidar el encanto Petrova.

Mientras Elijah y mi hermana charlaban. Decidí ir al bosque a caminar y hacerme tonta; quizá a olvidarme un poco del asunto original.

-¿Estás sola?- me pregunto una voz muy familiar para mí.

-Al parecer- dije encogiéndome de hombros pero no lo voltee a ver.

-¿Ahora si podemos hablar?- me pregunto arrastrando las palabras.

-Venga, cuéntale tus penas a la Dra. Corazón- le dije sarcástica- vine para olvidarme un momento del asunto llamado Elena.

-Beso a Damon- dijo serio.

-Lo sé, Stefan- dije mirándolo ahora sí, lo mire irónica- ¿Te duele acaso?- me cruce de brazos.

-Sé que piensas que soy un idiota- me dijo acercándose- pero la amo.

-Sí, eso también lo sé- le dije con una mueca- todos lo hacen ¿lo olvidas? Elijah, Klaus, Damon y tu... el encanto Petrova- dije molesta y guardando algunas lágrimas que querían salir de mis ojos.

-Encanto que tú también tienes- dijo serio, yo negué con la cabeza.

-Klaus te quiere, yo te quiero- me dijo acercándose.

-No, Klaus me quiere porque sabe que voy a proteger a Elena- dije cerrando los ojos- y tú me quieres porque sabes que perdiste a mi hermana.

-Te equivocas- me dijo cortándome- cuando nos fuimos con Klaus, yo supe cuánto vales y de lo que eres capaz de hacer por tu familia, me di cuenta que eras especial y después de ser vampiro cambiaste muy poco, pero sigues siendo tú, la chica de hermosos ojos, que quiere que la quieran.