¿Es su hijo?

459 96 23
                                    

El día del padre se acercaba, así que el pequeño Junhong quería escoger el regalo perfecto para sus estupendos padres. Él se sentía más afortunado que el resto debido que, a diferencia de los otros niños de su escuela, él tenía dos papás. Y aunque no tuviese a una señora a la cual llamar mamá, Junhong se había dado cuenta de que su papá Youngjae era mucho más bonito que cualquiera de las mamás de sus compañeros, y además, mucho más tierno y cariñoso. Así que, en definitiva, él no sentía que le faltaba absolutamente nada.

Estaban los tres en el centro comercial haciendo compras para su hogar. Daehyun y Youngjae se alternaban entre ellos para cargar al pequeño de cinco años entre sus brazos, y cuando lo dejaban bajar, cada uno lo sostenían de una mano para así no perderlo de vista. Y Junhong se sentía frustrado. ¿Cuándo iba a conseguir el regalo sorpresa perfecto si lo tenían vigilado todo el tiempo? El pequeño hizo un puchero mientras pensaba cómo escabullirse de ellos por unos pocos minutos sin que se dieran cuenta.
Entonces, ante sus ojos asomó un gran sector con juegos infantiles. Habían diversos toboganes, sectores para escalar y una gran piscina con pelotas de todos los colores del arcoíris. A penas vio todo aquello, sus pequeños ojitos brillaron de la emoción y, al sus padres darse cuenta, se encaminaron de inmediato hacia ese lugar para que el pequeño Junhong pueda jugar.

Una vez instalado en la piscina repleta de pelotas, Junhong veía que la puerta de salida del local estaba ubicada justo al otro lado de donde sus padres estaban sentados, vigilándolo. Suspiró. Él sabía que era muy veloz corriendo, ¡casi como Flash! Pero, por algún modo u otro, sus papás siempre lo terminaban viendo. A veces se preguntaba si es que ellos tenían ojos escondidos en la espalda o algo por el estilo.
Necesitaba una distracción.

—¡Papi!

—¿Qué pasó Junhongie?

—Quiero agua.

Youngjae se acercó a él y de su bolso sacó un termo para su hijo. Junhong bebió con algo de desgano y luego devolvió la botella. Había fallado rotundamente. Él creyó que si pedía agua para beber sus padres se ausentarían para ir a comprarla. Olvidó que cuando salían, su papi Youngjae guardaba casi media casa en su pequeño bolso.
Así tuvo otros intentos infructuosos más hasta que vio como su papá Youngjae se estaba dirigiendo hacia el baño y su papá Daehyun estaba algo distraído jugando en su teléfono celular. Allí estaba su gran oportunidad.

Con mucho cuidado fue saliendo de la piscina y con trotes rápidos escapó de la sala de juegos sin que los ojos de su papá se dieran cuenta. Sí, definitivamente él era más veloz que Flash.

Cuando Youngjae regresó de nuevo al lado de Daehyun le extrañó no ver a su pequeño niño en la piscina de pelotas.

—¿Dae, dónde está Junhongie?

—Pues allí...

Daehyun alzó la mirada de su teléfono y la dirigió hacia donde su hijo había estado jugando hace tan solo unos pocos segundos atrás, pero un escalofrío recorrió su espalda al notar que ya no estaba.
Se paró de su asiento buscando a su pequeño por los alrededores con la mirada pero nada, el viento se lo había llevado.

—No lo puedo creer... ¡¿Te dejo solo dos minutos y pierdes a nuestro hijo?!

El pequeño Junhong corría alegremente de tienda en tienda buscando el regalo perfecto. Su primera opción fue una encantadora tienda de animales, pero luego recordó que un gatito o un cachorrito no sería un buen regalo porque su papá Daehyun era aler... alergi... uh... ¡se ponía a estornudar mucho si los tenía cerca y por eso no tenían mascotas!
Entró luego a una tienda de juguetes y pensó en darles un gran peluche para que así lo abracen y no le tengan miedo a la oscuridad al dormir, así como lo hacía él. Pero luego recordó que ellos se tenían el uno al otro para abrazarse en la cama, así que el gran peluche para ellos resultaría inútil. Suspiró. Entonces se fijó que había una tienda bastante colorida. Parecía que vendían ropa, pero lo que Junhong vio únicamente al principio fueron prendas que se parecían a los trajes de baño que usan las mujeres en la playa. Luego fue adentrándose más y se fijó en un calzoncillo muy peculiar. Tenía un tierno elefantito como adorno en la parte frontal, con trompa muy grande y todo. Pensó que era algo que a sus padres les llamaría mucho la atención, pero antes de siquiera pensar en tomar entre sus manos aquella peculiar prenda un trabajador de la tienda lo tomó de la mano y lo hizo salir. Según él, esa tienda era sólo para mayores de edad.

La triste historia del sapo de Zelo. Y otros relatos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora