Ahí estaba otra vez,
amada intemperie,
esta vez con los cojones llenos,
y los bolsillos vacíos,
más vacíos que aquella vez cuando...
joder que dura la vida a veces,
y que emocionante es la dureza,
mi bosque espeso y oscuro estaba ahí,
desde luego iba a pasar mucho frío sin ese culo hermoso y cálido,
pero así era el amor,
si el amor no era lo suficientemente comprensivo,
la libertad acababa,
tarde o temprano,
reclamando su parte.
No puedes comprarla,
mi libertad se paga con sangre e intensidad,
sueños,
quizás con una parte de tu alma.
Y ni siquiera eso es suficiente,
para lo que ahora tengo,
veinte euros en mi bolsillo,
frío,
y el sol cálido en mi cara.
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Cartas desde el Inframundo
RandomMuchas veces nos preguntamos si las historias son ciertas, que hay de verdad en ellas. Lo cierto es que no importa si son verdad o no. Importa lo que las personas quieren transmitir con ellas. No me preguntéis si son reales, no intentéis copiarlas...