Capítulo Veintiocho.

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Skye.-

Llevo mi mano derecha a mis labios recordando el último beso de Levi, soy incapaz de permanecer más de media hora sin recordarlo besándome. No sé exactamente en qué momento pasó todo y para ser honesta, el día que me dijo que sentía algo por mí sigue estando presente como si realmente hubiese sido el día de ayer y no hace cinco semanas atrás como realmente pasó. Las cosas han ido marchando de maravilla entre nosotros, pasamos tiempo juntos. Fuera de la mansión Fernsby los únicos que saben acerca de lo que sea que pasa entre Levi y yo, son mi madre y Callie.

La reacción de Callie fue totalmente épica.

—¿Puedo saber porque tienes esa cara de tonta que no puedes con ella? ¡Y no me mientas!—exigió un día irrumpiendo salvajemente en mi habitación. Aparté la mirada del mensaje que Levi me acaba de enviar, solté un suspiro -de esos que hacen que parezcas la chica más enamorada sobre toda la jodida superficie del planeta tierra- y la miré fijamente mientras mi estúpido cerebro se rehusaba a procesar la pregunta de la rubia que me miraba fijamente frente a mí—¡Skye!—chilló ofendida.

—Levi Fernsby me dijo que siente algo por mí—le respondí simplemente y eso bastó para que soltara un chillido de emoción, se dejara caer en mi cama y me obligara a contarle absolutamente todo.

El timbre de la puerta hace eco en todo el lugar haciéndome salir de golpe de la burbuja en la que estoy flotando, me pongo de pie porque mamá está en el piso superior y cuándo abro descuidadamente sin tener la decencia de observar primero por la mirilla, me llevo la sorpresa más desagradable de mi vida.

Clayton Pemberton está en la puerta de mi casa.

—¿Qué hace usted aquí?—cuestiono en voz baja para que mamá no me escuche. Pero es imposible porque ya puedo escuchar sus pasos en la escalera de madera, se está aproximando y yo no puedo hacer nada para evitarlo.

Los ojos color miel idénticos a los míos propiedad del hombre frente a mí me escudriñan un par de segundos, luego niega un poco como si no pudiese comprender mi pregunta y suspira.

—Necesito hablar con tu madre—me dice simplemente.

—¿Cómo nos encontró?—pregunto de nueva cuenta y luego me siento una idiota total. Él es uno de los hombres más poderosos de Gran Bretaña, sus negocios son trascendentales y tiene empresas transnacionales, mucho dinero y por consecuencia todos los medios disponibles del mundo para poder encontrar a su hija en la pequeña ciudad de Plymouth con doscientos sesenta y cuatro mil doscientos habitantes.

—Eso es lo de menos—responde.

—¿Skye?—escucho la voz de mi madre más cerca y mi corazón se acelera—¿Quién ha llegado cariño?—pregunta y mis ojos vagan hasta Pemberton que sigue parado en la puerta de mi casa esperando a que la dueña de la voz aparezca frente a nosotros. Él claramente no piensa mover un solo musculo de si cuerpo.

Dos segundos después mamá lo hace. Se encuentra parada en el pequeño pasillo que conduce a la sala, sus ojos están abiertos con demasiada sorpresa y sus labios tratan de balbucear algo que finalmente no lo hace porque es tanta la incredulidad y la sorpresa que siente de ver a ese hombre en su casa que parece que su cerebro de repente se ha desconectado del resto de su sistema.

—Ness...

—¿Qué haces aquí?—cuestiona de inmediato.

—Tenemos que hablar—señala Pemberton.

—Yo....—juguetea con su cabello rubio

—Por favor, escúchame—pide observando los ojos verdes de mi madre. Mis ojos vuelan de uno al otro en un intento desesperado por comprender que es lo que está pasando, quiero decirle a mi madre que lo bote, pero sé que eso sería una grosería total aun incluso cuándo se trata de personas no gratas.

La Niñera de Alex y Aris|TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora