Aires de grandeza

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Un bostezo salió de mis labios mientras veía el cielo recostada en la copa de un árbol, el viento se sentía muy fresco en ese lugar; di una ultima mordida a mi manzana y suspire.
Había recorrido 3/4 partes de todo Helianthus, el bosque de día y el pueblo de noche.
Encontré cosas muy interesantes; nuevas y exóticas frutas que traían de otros países, muchos animales diferentes y pequeños, algunos los cocinaban y otros les tenían de mascotas o algo así. Mapas del lugar y de países lejanos que habían recorrido algunas personas. Ropa, piedras brillantes, armas, sobre todo armas.

En mi tercera noche ahí pase con el herrero, necesitaba que afilara mi espada y revisara algunos de mis cuchillos; me hice de doce fechas y un arco; cuando salí de mi casa lo había olvidado y extrañaba cazar a larga distancia con él.

Era mi quinto día en el pueblo, intuía que el día de mañana al anochecer mi recorrido en ese lugar terminaría y podría cruzar la frontera hacia Aenean

Mis pensamientos sobre las cosas que había visto ahí pronto desembocaron en lo ultimo que Dalia me había dicho.

-¿criaturas peligrosas?...me pregunto si se refería a los monstruos de los que siempre hablaban en el pueblo, aunque...¿que no esos eran solo mitos?...no me he encontrado a ninguno pero, supongo que no esta de mas que ande con cuidado.- tras sacar lo que invadía mi mente, decidí bajar del árbol y continuar mi camino hacia la parte que aun me faltaba de explorar.

Caminaba en un profundo silencio hasta que caí en cuenta de algo que me hizo detenerme abruptamente y es que, era justamente eso, todo estaba demasiado silencioso. A esa hora y a la mitad de aquel bosque debían de escucharse las aves cuando menos, pero no se escuchaba absolutamente nada.

-eres demasiado rebelde, quédate ahí- esa voz, no localizaba de donde provenía, pero la había escuchado muy cerca, di un par de pasos y otra vez esa voz hizo que me detuviera.

-que te quedes ahí, te dije- trague en seco, se escuchaba la voz de una chica, pero no podía ver ninguna; rápidamente mi mente pensó en hadas, ellas solían pasearse por el bosque pero...no les caracterizaba el hablar, entonces ¿ninfas? Que no se suponía que esas se encontraban mas cerca de fuentes de agua...una ¿Hydra?...¿podría ser? No sabia que hacer, no podía localizarle y eso me había dejado paralizada.

-muy bien, ves como puedes ser un buen chico cuando quieres-mire hacia todos lados nuevamente y nada, eso simplemente era imposible. ¿Estaba alucinando? ¿Era un fantasma de verdad?

-que demo...-antes de que pudiera terminar de hablar escuche a esa voz nuevamente.

-ahora solo...- las ultimas palabras de ese ¿ser? fueron seguidas de un fuerte tronido y antes de que me diera cuenta ya tenia a la dueña de esa voz sobre mi espalda- bien, no fue tan grave como la ultima vez...pero....¿que estoy aplastan...?

-ugh...-fue lo único que pude pronunciar, su caída sobre mi me había dejado sin aire; un poco mas fuerte y ella podría haberme lastimado verdaderamente la espalda.

-no puede ser, ¡¡esa cosa esta viva!!- al darse cuenta de mi presencia se alejo gateando hacia atrás hasta topar su espalda con un árbol.

-no gracias a ti...-mencione mientras me intentaba sentar sobando mi espalda lo mas que podía.

-iug...caí sobre un...vagabundo...deberé desinfectarme cuando vuelva-de acuerdo, eso me había sacado un ligero tic de molestia, la cual incremento al verla limpiarse sus brazos como si hubiera tocado alguna cosa echada a perder o peor.

-la señorita no sabe decir gracias, por lo que veo- murmure mas para mi misma que para ella con bastante molestia

-¿gracias? ¿Yo, decirte gracias, a ti? Que tontería; y que falta de respeto de tu parte, soy la princesa de Helianthus- ante ello se cruzo de brazos con gran altanaleria, no podía creerlo, ¿en verdad mi madre algún día quiso que fuera como esa...cosa? Suspire intentando aguantar una risa y me puse de pie con tranquilidad.

HyacinthumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora