Recuerdo ese día como si fuera ayer. Al menos ahora sí.
Hitomi y yo nos encontrabamos en un frondoso bosque, tras la pista de un demonio muy esquivo. Se llamaba Titanium.
¿Era muy poderoso?
No exactamente, pero si siguiera vivo sin duda sería uno de los doce.
Las ventajas que tenía Titanium eran básicamente dos.
Primero, podía ocultar su presencia, por lo que rastrearlo era increíblemente difícil.
Segundo, tenía un caparazón recubriendo todo su cuerpo, por lo que era molestamente resistente.
Nos tomó mucho, pero al final logramos encontrarlo...
(...)
Yo llevaba un buen tiempo siguiendo el rastro de un demonio escurridizo llamado Titanium. Recuerdo que tú, Phosfore, te quedaste aquí porque consideré que sería un buen reto encontrar a ese malnacido sin ayuda.
Ya recuerdo.
Bien.
Debo admitir que la búsqueda se me dificultó, pero al final lo conseguí. Para bien o para mal, no fue al único que encontré.
(...)
Ese monstruo apareció de la nada en un parpadeo y comenzó a atacarnos.
¿Como era?
Según recuerdo, solían existir unas enormes bestias reptilianas acorazadas en el planeta. Se parecía mucho a una de ellas.
¿Te refieres a un anquilosaurio?
Así es.
Comenzamos a luchar.
Ese desgraciado parecía invencible. A pesar de su tamaño, sus ataques con la maza que colgaba de su cola eran muy veloces y su coraza parecía no romperse con nada.
En un determinado momento, logró darme un golpe que me dejó fuera de combate. Hitomi trató de correr a ayudarme, pero esa cosa se interpuso.
Ella estuvo a punto de recibir un golpe mortal, pero, cual capricho del destino, algo sujetó a Titanium y anuló sus movimientos, salvando a Hitomi en el proceso.
Cadenas de energía morada lo atraparon.
Como si no pesara más que el aire, fue lanzado hacia arriba y, desde ahí, un certero golpe lo estrelló contra el suelo dejando su vientre no-acorazado expuesto.
Trató desesperadamente de darse la vuelta, pero sobre él se posó un joven alto, de cabello negro y largo, vestido con una desteñida túnica morada. Se hallaba empuñando un báculo cobrizo con la forma de una cobra.
Dark.
Sí.
—Al fin te atrapé. —dijo mientras la serpiente del báculo cobraba vida y clavaba sus puntiagudos colmillos en el vientre de Titanium, quien, por sus movimientos y expresiones, parecía estar igual, o incluso más asustado que nosotros.
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Angel the Cat: Dioses y Monstruos
FantasyDurante miles de años, la Tierra fue gobernada por los dioses, seres poderosos que dieron vida a todas las criaturas imaginables. Esto cambió cuando el ataque de un invencible monstruo obligó a los dioses a sacrificarse para poder sellarlo en el núc...