Imperdonable

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No pudo siquiera levantar una oración, pues cada vez que cerraba los ojos tenía alucinaciones mezcladas con recuerdos que lo atormentaban. Entonces, al borde de la locura y sintiendo profundo repudio hacia su miserable vida; agarró desesperado una soga larga, corrió hacia el algarrobo que estaba atrás de su casa y la amarró allí, luego la rodeo por su cuello apretándolo con aspereza. Así, decidido a ahorcarse, rodó la piedra que lo elevaba bajo sus pies y quedó colgado. Solo en ese momento la falta de oxígeno le despejaba de sus alucinaciones y culpas. Pero de pronto, justo antes de dejar de existir escuchó una perturbadora voz que le susurró al oído —Es hora de irse a dormir Judas. Estoy orgulloso de ti.

Dias Lluviosos [Microhistorias]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora