Sinfonía Oscura

Capitulo 3

Estaba nervioso, estaba allí de pie cuando papá me empezó a hablar.

-Bueno, esto da para rato, siéntate, así estarás más cómodo.-dijo señalando el sillón al lado del suyo-.

Bueno, creo que ha llegado el momento de contarte el secreto de la familia.Desde hace muchos siglos, los hombres y pocas mujeres de la familia han tenido un poder... especial. Y bueno, yendo al grano. Este poder ha pasado de generación en generación, así que te toca a ti aprenderlo.

-¿Pero, que poder es?

-Bueno, es algo... como magia.

-¿Magia? ¿Entonces, la magia existe?

-Si, pero muy pocos la pueden aprender, y mucho menos dominarla.

Así que, entonces, te ha llegado a ti la hora de aprenderla.

-¿Pero, porque tu no sabes hacer magia?

-Porque, verás. Cuando un mago se enamora de una humana normal, sólo puede estar con ella renunciando a sus poderes.

-¿Entonces, tu renunciastes a tu magia para estar con mamá?

-Así es, cuando tenía 22 años, en uno de mis días libres en la escuela de magia, fuí al pueblo, y en una tienda la conocí, empezamos a hablar, una cosa llegó a la otra y nos enamoramos el uno del otro. Hasta que un día tuve que renunciar a mi magia para estar con ella, y eso hice.

Bueno, si lo quieres, puedes prepararte.

-¿Y porque me cuentas todo esto justo ahora? Además, puede que me estés mientiendo.

-Porque creo que estas preparado para aceptar esto. Y bueno. ¿Te acuerdas el libro escrito en arcano? En realidad es el libro que utilizaba yo de joven para aprender magia, ya que el arcano se usa con las cosas de magia.

-Mmm, bueno, supongo que no me mientes, esta bien, aceptaré este poder y la responsabilidad que conlleva, estoy listo.

-Pues bueno, cuando quieras podrás partir hacia la escuela de magia. Te advierto que el viaje hacia la escuela será muy largo, y también tus estudios allí serán duros.

-Me da igual, no le tengo miedo a nada.

-¿Entonces, partirás la semana que viene, te parece bien?

-De acuerdo, estoy preparado.

-Muy bien, pues prepárate estos días.

-Bueno, supongo que mañana iré al pueblo para despedirme de mis amigos.

-Vale, pero recuerda que no se lo puedes decir a nadie. ¿Vale?

-Vale.-dije yo, y así terminó nuestra larga conversación-

Me levante del sillón, subí las escaleras y me tumbé en la cama muy cansado después de todo lo que había pasado.

A la mañana siguiente me levanté y bajé a desayunar. Era pronto, ya que para ir al pueblo había una hora y media de camino a pie.

Tan pronto como terminé de desayunar me despedí y me fuí hacia el pueblo.

A mitad del camino, curiosamente tuve una sensación que había sentido antes. Era esa sensación de ser observado, como cuando en la montaña me pareció ver que había alguien mirándome, pero no había nadie, en ese momento sentí lo mismo, miré por todos lados

-No hay nadie.-me dije a mi mismo-

Al cabo de unos minutos de caminar después de esa rara sensación, me encuentro un gato. Me resultaba muy familiar...