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Nada más llegar al gimnasio, como siempre, Jimin fue el primero en bajar a los vestuarios para cambiarse de ropa y vestir su dobok. Por su parte, Jaebum y Jungkook se sentaron en uno de los bancos que se encontraban justo a la entrada, con el único propósito de retomar su sueño pues se podía decir que eran los más dormilones el grupo. A decir verdad, aún faltaban alrededor de treinta minutos para que las clases dieran comienzo, y sabiendo la fama que tenía su maestro de llegar tarde,  esos treinta minutos podían convertirse fácilmente en una hora. Youngjae se acomodó rápidamente al lado del rebelde y le ofreció su hombro a modo de almohada. Jaebum no dudó en aceptar la invitación, apoyando levemente su cabeza para después cerrar los ojos.

— Youngjae hyung... tú en verdad tienes favoritismos. — Jungkook recordó las palabras del rubio, sintiéndose solo un poco desplazado por esos dos que, más que simples amigos, parecían dos niños tonteando todo el tiempo. 

El aludido rio levemente y palmeó el lado del banco que quedaba libre, invitando al menor a sentarse y usar su otro hombro también. Jungkook primero abultó los labios a modo de puchero, pero se levantó rápidamente para acoplarse junto al mayor y apoyar la cabeza en su hombro libre.

— Hyung, despiértanos cuando llegue el maestro por favor. — Murmuró en un bostezo luego de acomodarse debidamente. 

— Os despertaré antes para que bajéis a vestiros.

Jungkook asintió levemente y antes de cerrar los ojos, alcanzó a ver como el mediano deslizaba tímidamente su mano hasta la de Jaebum, la cual estaba apoyada en su pierna, con el único objetivo de rozarla de manera disimulada. Tampoco pasó desapercibido para él como el rebelde, al notar el contacto, agarraba la mano ajena sin vergüenza alguna y entrelazaba los dedos de ambos.

¿Ellos estaban juntos o... no?

  O O O   

Jimin bajó rápidamente las escaleras que llevaban al vestuario masculino, saltándose los escalones casi de tres en tres. No obstante, una vez llegó a la planta baja, detuvo su emoción solo unos segundos para abrir la puerta de entrada con sumo cuidado, evitando hacer ni el más mínimo ruido. Una sonrisa boba se dibujó en su rostro cuando divisó a Min Yoongi como el único miembro del grupo que se encontraba en el vestuario en ese preciso momento.

Habían pasado más de diez días desde que no se veían, pues el mayor había viajado a Seúl a visitar a sus padres y hermano luego de haber estado varios meses separados de ellos. De hecho, hacía poco más de una hora que había el de tez pálida había regresado a Daegu. Jimin estaba al tanto de ese detalle porque el mayor se había encargado de avisarle vía kakaotalk. 

Aprovechando el momento, el menor se tomó unos cuantos segundos antes de entrar por completo al vestuario solo para observar cómo el mayor se desvestía de cintura para arriba, dejando expuesta su piel nívea y su torso desnudo. A pesar de que Yoongi era uno de los mejores y más hábiles miembros de la banda, por no decir el mejor de todos, en cuanto a artes marciales se trataba, su cuerpo no lucía tan trabajado como el de los demás pues su constitución era delgada por genética. De hecho, tanto sus padres como su hermano mayor lucían un físico muy similar; todos eran bastante delgados y de estatura media-baja. Porque sí, Min era uno de los pocos miembros que habían nacido en el seno de Khangpae. Sus padres, que en algún momento del pasado habían sido niños recogidos también, se habían juntado para crear su propio núcleo familiar dentro de la gran familia. Años después,  traían al mundo a dos lindos retoños, de los cuales el más pequeño, Min Yoongi, gracias a su temprana fascinación por el mundo de las artes marciales, se ganaría la admiración inmediata del líder de la mafia para convertirse, en el futuro, en la mano derecha de éste.

Mal presagio {Taekook/Yoonmin/2Jae}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora