La gran boda y una revelación

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Scarlett fue llevada a jalones hasta su habitación. Hugo y Dave se asustaron al escuchar el alboroto para después observar a la princesa sentada sobre su cama. Sus brazos se mantenían cruzados y su semblante bajo.

El rey corrió hasta ella y la abrazo lo más fuerte que pudo intentando curar sus lágrimas, aunque se encontraba incluso peor que ella ¡Nada de eso le importaba la felicidad de su hija era lo más importante para él!.

~Todo mejorará ¡Buscaré la forma de salvarte!, Yo debo casarme con Hildegard hace unos momentos me prometió recuperar a Jade si lo hacía.

~¿Tú le crees papá?

~No del todo, pero de todas formas tengo que cumplir el deseo del parlamento.

La noche fue dura para todos. Pero el sol comenzó a pegar contra la cara de Hugo.
Esa mañana recordó su boda con Sofía, ¡tenía tanta ilusión de verla entrar por esa gran puerta!,
Sus ojos azules, su vestido, su caminar, toda ella era perfecta.
En cambio ahora se sentía atrapado, si tan solo Sofía estuviera viva ella buscaría una solución razonable para arreglar todo sin necesidad de pelear.

Todos los reyes excepto su padre se encontraban presentes. Una noche antes el rey Garrick había dicho a Hugo que si no se imponía al parlamento dejaría de verlo como a un hijo.
Hugo estaba demasiado mal como para pensar en una solución. Además Hildegard le había prometido lograr que el duque de Freezenberg le devolviera la tutela de su hija, eso era lo que realmente añoraba.

Alonso entro a su habitación con una sonrisa malévola apretando fuertemente el moño del traje de Hugo.

~Estas acabado.... Aunque... Aún eres el rey de Albuquerque, todavía no he terminado contigo.

~Eres despreciable.... Algún día pagarás por todo.

~Por cierto... Tú pequeña niña llora tu ausencia todas las noches. ¿Y sabes que recibe a cambio?

~¿No te atreverás a tocarla? Si me entero que le tocaste almenos un pelo te las verás conmigo.

Alonso soltó una carcajada y salió de la habitación. En realidad él jamás se atrevería a golpear a la pequeña, le parecía una niña muy linda y en parte le recordaba a la niña que había conocido durante su niñez. Pero la cara de molestia de Hugo le causaba una satisfacción incomparable.

El rey se acercó hasta la habitación de Scarlett y la encontro llorando con el vestido de novia sobre sí.

~Te ayudaré a escapar....

Ella se tomó de su brazo sonriendo sin imaginar que esa felicidad se acabaría en pocos segundos. Ali la mantenía vigilada para evitar que escapara, así que, había ordenado a los guardias escoltarla hasta el altar.

Hugo apretó los puños y la princesa volvió a llorar con intensidad.

Mientras tanto en otra habitación Hildegard se encontraba observando frente al espejo su vestido blanco con hechura lisa y encajes de oro, se podría decir que estaba lista para la boda.

En un momento unas manos le taparon la boca y ella solo pudo mantenerse inmóvil.

~Hola Hildegard, ¿Te habías olvidado de mí?

~Zandar no puede ser, balbuceo intentando soltarse de su agarre.

~Crei que habías cambiado pero jamás lo harás... Ahora recibiras tu merecido.

La reina lo aparto de ella y agachó la cabeza mientras se acercaba lentamente hasta su tocador.

~Zandar.... Creí que estabas muerto... Tú no deberías estar aquí.

~¿Como pudiste pensar eso? Creí que me amabas, pero tus acciones me demuestran lo contrario.

~Yo solo quiero el poder... Y quiero a Hugo... Él.. él fue inalcanzable para mí.

~Te llevarás una sorpresa, sonrió intentando salir de la habitación.

~Tu debes estar muerto Zandar. Grito tomando rápidamente una navaja de afeitar que había olvidado su hijo esa mañana.

Hildegard se acercó hasta él para apuñalarlo por la espalda pero Zandar la detuvo con una sola mano acercándola de golpe hasta él.

~Ahora si recibirás todo lo que te mereces ¡Vuelve a la iglesia y cancela la boda o habrá problemas!.

~¡No lo haré! Primero acabaré contigo.
En un intento desesperado Hildegard golpeó fuertemente la cabeza de Zandar dejándolo tirado en el suelo. ¡Que más daba! Ya todos creían que estaba muerto, su aparición no entorpecería sus planes.

Hugo y Ali se encontraban esperando en el altar mientras Scarlett se preparaba para entrar a un destino lleno de lágrimas.

La marcha nupcial comenzó a sonar y Hugo se apresuró a llevar a su hija hasta Ali. El joven sonrió al verla y la princesa apretó las manos.

~¿Donde se encuentra la reina Hildegard?. Hablo el padre observando a Hugo.

La azabache entro por la puerta, su aspecto Lucía desalineado y su peinado totalmente destruido. Sin prestar importancia a las críticas que surgieron por su llegada, camino hasta Hugo y se puso alado de él.

Así la ceremonia comenzó.

~Si hay alguien que se oponga a esta unión que hable ahora o calle para siempre. Estás simples palabras salvarían la vida de una niña en desgracia.

~¡Yo!. Retumbó una voz varonil.

~Principe William sonrió Scarlett intentando correr hasta él. Ali tomo su mano y en seguida sacó su espada para enfrentar a aquel hombre.

~Tu...pero si yo me había encargado de mandarte lejos de aquí.

~Mi amor por Scarlett es aún más grande que tus artimañas.

La batalla fue una guerra de sentimientos para los presentes. De un momento a otro Ali acorraló a William contra un pilar de la iglesia impidiendo que pudiera moverse.

~¡Gane!. Sonrió para después agitar su espada.

Una mano lo detuvo y el príncipe quedó totalmente pálido al observar la cara de molestia en el rostro de su padre.

~¡Ya basta Ali!

~Papá... Creímos que... Que estabas muerto.

Hildegard apretó su pañuelo e intento salir de ahí.

~Pero no lo estoy, así que exijo que se termine esta farsa.

Hugo le sonrió aliviado agradeciéndole con la cabeza y Zandar le correspondió el gesto.

~¡Guardias! Llevense a Hildegard y al principe Ali a Tangu... Allí dictare mi castigo. Hablo observando cómo su familia era llevada por la fuerza.

Scarlett corrió rápidamente a los brazos de William que se encontraba tirado en el suelo intentando recuperar la respiración.

~Todo acabo mi querido...

~Por fin podremos estar juntos. Susurro tomando su rostro con cariño.

~Hugo... Te tengo una sorpresa que te alegrara. Alzó la voz Zandar haciendo una seña a la puerta.

La figura de Sofía resplandeció frente a todos. Hugo se limpio los ojos creyendo que era una aparición, pero al observarla con detenimiento noto que era su esposa, sin poder evitarlo comenzó a llorar corriendo de inmediato hasta ella para abrazarla y besarla con fuerza.

Sofía se aferro a él y ambos desearon que ese momento jamás terminará.

Un amor inesperado SEGUNDA TEMPORADA (Sofia y Hugo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora